Ladrones
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Ladrones Madame Sarkozy cena con una amiga y paga con la tarjeta del Elíseo; la prensa la denuncia por despilfarro. Ella se disculpa, devuelve el importe y renuncia a la tarjeta, que no usa más. La ministra Felisa Miceli, aquí, se disculpa y dice que el dinero hallado en el retrete era suyo, que fue una torpeza, pero no devuelve nada porque se lo prestó su hermano, y tampoco renuncia. ¡Pero los dólares estaban termoempacados y con la faja del Banco Central, que no abre cajas de ahorro! La secretaria Romina Picolotti (Medio Ambiente) nombra 350 agentes, muchos parientes y amigos de los parientes y todos con sueldos entre 8 y 20 mil pesos, viajes en jets privados, pago de "lobbystas" cubanos en Washington, consultoras, etcétera. Ella se disculpa, pero no renuncia, pues dice que necesitaba a algunos de toda esta gente para sanear la cuenca del Riachuelo (plan bochado por la UBA), y que a muchos otros, viejos contratados, los pasó a planta permanente. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, dice que Picolotti es víctima de un funcionario despechado, Bruno Carpinatti, quien le llevó estos antecedentes a "Clarín" --es posible-- pero, más allá de que eso sirva para manifestar las internas que son el infierno del oficialismo, Fernández no niega nada y el jolgorio burocrático sigue a la vista. Si se le suma el caso Skanska, el bombardeo del INDEC y la adulteración de las cifras públicas, la designación de sucesora a dedo, el avasallamiento del Congreso, los pactos crematísticos con gobernadores de provincia y la lenidad con los delincuentes, en este ambiente mefítico es fácil entender por qué la sociedad anestesiada, sentada frente al proscenio público --la televisión--, donde campean las prostitutas y los marginales, se regodea haciendo apuestas sobre cuánto tiempo más podrá durar esto. |