Víctima de la corrupción, agoniza un paradisíaco hotel entrerriano
Víctima de ese cáncer llamado corrupción, el Hotel Ayuí tal vez habría desaparecido si no fuera por el atractivo paisaje que lo rodea y los esfuerzos del personal para sostenerlo en pie.
Su presente es devastador.
Paredes descascaradas, alfombras manchadas, piletas resquebrajadas, el cielo raso derrumbado en el baño de una habitación, persianas de madera despintada, el aire acondicionado que no anduvo desde mediados de diciembre de 2015 hasta febrero de 2016, el gimnasio cerrado con los equipos rotos y arrumbados en un rincón, son sólo algunos de los signos elocuentes del abandono de un bien público, sometido a turbios manejos. Nada de lo que sucede en el Hotel Ayuí es producto del azar.
Hay responsables políticos directos: Luis Mazurier y los gobernantes provinciales que lo designaron primero y lo sostuvieron después al frente de la Codesal, desde 2004 hasta 2015. Pero a la lista habría que agregar a las autoridades de los organismos de contralor -empezando por el Tribunal de Cuentas- y a un sinnúmero de dirigentes de toda índole, políticos, empresarios, sindicalistas, que, sea por miedo o por complicidad, callaron durante años y permitieron que las cosas llegaran demasiado lejos.
Las opiniones de los huéspedes, reflejadas en el reconocido sitio de reservas turísticas TripAdvisor, permiten entrever la pésima imagen que el Hotel proyecta hacia el resto del país, para vergüenza de los entrerrianos:
* "Fue una alegría despedirme después de un largo viaje para no volver",
* "El estado del hotel es muy malo: alfombras sucias, puertas que cierran mal, toallas viejas, piletas deterioradas".
* "El paisaje es lo único que no han podido descuidar porque se cuida solo".
* "Todo el sector de piletas está falto de mantenimiento".
* "Es un bonito hotel. Es una pena que lo hayan dejado caer así. Su personal impacta como que no está a gusto trabajando allí, responden a regañadientes, hacen lo justo y necesario y no se extienden más de allí". La vergüenza se acrecienta si se compara el presente del Ayuí con su gemelo, el Horacio Quiroga, construido en la margen uruguaya, en Salto.
En TripAdvisor, el Quiroga no se cansa de cosechar elogios como este:
* "Pasamos unos días preciosos con mis nietos. Había diversión para todas las edades y no les costó hacer amistades porque es un hotel muy familiar. Disfrutamos de los paseos en catamarán y carritos eléctricos aprovechando una naturaleza privilegiada. La comida buena y variada. Pudimos cenar en el bar de la piscina hasta media noche y seguir disfrutando hasta la madrugada".
Un hotel convertido en depósito
El 17 de febrero de 2016, el gobernador Gustavo Bordet designó presidente de la Corporación para el Desarrollo de Salto Grande (Codesal), a José Carlos Ostrovsky, en reemplazo de Luis Mazurier, quien llevaba 11 años en el puesto.Sin embargo, en el Hotel Ayuí, una de las principales dependencias de la Codesal, el recambio de autoridades pasó casi inadvertido.
Para el personal resulta evidente que Mazurier no se fue. No sólo porque sigue "manejando" el Ayuí Resort & Spa. También porque le dio un nuevo uso: en una rampa, guarda en depósito una veintena de freezers y termotanques que a las apuradas sacó de las cantinas de las playas del lago y de las termas, ni bien se enteró que sería desplazado de la Codesal. "¿Quién pasa a retirar el dinero que se recauda en el hotel"?, preguntó El Entre Ríos. La respuesta de uno de los empleados -que por razones obvias pidió reserva absoluta de su identidad- fue inmediata: "Luis Mazurier o Cyntia Mengeón, una estrecha colaboradora de él".
El diálogo prosiguió:
- ¿Quién paga los sueldos?
- En los recibos figura BALACE SRL, uno de cuyos socios era el abogado Bacigalupe, pero cuando le llegan las notificaciones aclara que ya no tiene nada que ver, que cedió las acciones. No sabemos quiénes son los dueños actuales.
- Pero, más allá de lo que figure en el recibo, ¿quién le lleva a ustedes el dinero de los sueldos?
- Cintia Mengeón, la mano derecha de Mazurier.
- ¿A nombre de quién facturan los servicios del hotel, habitaciones, comidas, etc.?
- Tenemos un talonario de CiberHotel, de Jesús Alberto Villanueva.
- ¿O sea que en los papeles les paga el sueldo BALACE pero a los servicios que ustedes brindan los factura Villanueva?
- Es así. Pero nosotros no vemos en el hotel ni a Villanueva ni a los socios de BALACE. Ni siquiera sabemos quiénes son. Tampoco entendemos cómo una empresa paga y la otra recauda y nosotros quedamos en el medio. Al fin de cuenta, no sabemos para quién trabajamos. - ¿Quién es el jefe inmediato de ustedes?
- Nadie. No hay gerente.
- Si necesitan un insumo o reparar algo, ¿a quién le piden?
- Mandamos un correo a la casilla de la gerencia del hotel. Suponemos que la revisa Cintia Mengeón, pero no estamos seguros. Nunca nos mandan todo lo que necesitamos. A las reparaciones por lo general las hacían cuadrillas de la Codesal. Estuvimos desde diciembre hasta febrero sin aire acondicionado, porque no lo reparaban. No sabíamos cómo explicar esto a los turistas.
- Si no tienen un jefe inmediato a quién plantear las cosas, ¿cómo hacen si les falta algo para atender a los huéspedes?
- Intentamos salir del paso como podemos. Hace poco teníamos 6 personas para servirles el desayuno y se había acabado la leche. Le pedimos al conserje que venía a tomar el turno que comprara de camino aunque sea dos litros, con plata de su bolsillo.
- Lo que recauda el hotel por mes, ¿alcanza para cubrir los costos de funcionamiento y pagar los sueldos?
- De ninguna manera. Tenemos muy pocas habitaciones ocupadas por mes y hay que pagar alrededor de 20 sueldos.
- De ser así, ¿de dónde sale el dinero?
- No lo sabemos y tenemos miedo que en cualquier momento el hotel cierre y todos quedemos en la calle.
Irregularidades por donde se mire
No hace falta ser Sherlock Holmes para descubrir irregularidades por doquier en el Hotel Ayuí. Aquí, un repaso de las más notorias:1) No hay gerente. Tal como surge del diálogo con el personal, no hay un gerente formalmente designado. Los empleados padecen una increíble orfandad y no saben para quién trabajan.
2) Una empresa en los recibos y otra en las facturas. En sus recibos de sueldo figura como empleadora BALACE, una SRL cuyos actuales socios no están identificados ni responden a notificación alguna, pero a los servicios de hospedaje y restaurant los factura CiberHotel, de Alberto Jesús Villanueva, quien jamás pisa el lugar. "La irregularidad mayor es pagar sueldos y leyes sociales sin contar con ingresos", explicó a El Entre Ríos un abogado, en obvia referencia a BALACE.
3) Ni siquiera los empleados saben quién es el concesionario. ¿BALACE SRL, Villanueva Alberto Jesús, ambos a la vez o ninguno? ¿Dónde consta el acto licitatorio y la adjudicación? ¿Qué organismo ejerció el poder concedente en nombre del gobierno de Entre Ríos y sometido a qué controles de legalidad? Para ninguna de estas preguntas hay hasta el presente respuestas oficiales.
4) Incierto origen y destino del dinero. ¿Con qué fondos paga Balace SRL los sueldos si no factura los servicios del hotel y por tanto no registra ingreso alguno? ¿Por qué factura Villanueva los servicios que presta el personal de Balace SRL? ¿Acaso Villanueva le compra todas las habitaciones a Balace? De ser así, ¿con qué dinero lo hace? ¿Cómo se sostiene si apenas logra que estén ocupadas unas pocas plazas mes? En algo más de tres meses, desde el 23 de diciembre de 2015 al 30 de marzo de 2016, Villanueva emitió sólo 14 facturas entre hospedajes y comidas.
5) Factura un ex empleado de la Codesal. Según reveló una investigación periodística del Diario Noticias en noviembre de 2013, Villanueva era por entonces empleado de la Codesal, "un capataz que coordinaba el trabajo de obreros", con domicilio fiscal en medio de la nada, al que Mazurier habría utilizado para adjudicarse a sí mismo el hotel Ayuí, "sin que mediaran procesos públicos y abiertos".
6) El vínculo con Mazurier. Por si quedaran dudas del nexo con Luis Mazurier, el mismo Villanueva integró una Sociedad Anónima denominada Fideinsa, cuya vicepresidenta, Alejandra Cáceres, tenía domicilio fiscal alternativo en Concejal Veiga 777, la sede de El Sol, el diario que dirige Mazurier.
7) La Justicia investiga. El Fiscal Aníbal Lafourcade tiene en sus manos la investigación de esta maniobra desde diciembre de 2013. Se desconoce cuánto ha podido avanzar en más de dos años.
8) Un peritaje contable como prueba. Entre las pruebas que la investigación periodística aportó a Lafourcade, hay un peritaje contable hecho ante un oficial de Justicia en julio de 2013, a raíz de un juicio laboral, que constató que "las facturas emitidas por el hotel para realizar las cobranzas y demás operaciones comerciales, tanto en efectivo, tarjetas de crédito, débito, etc, se hacían a nombre del Sr. Villanueva, Alberto Jesús y no a nombre de la empresa Balace S.R.L." y que lo "único que se encontraba en el lugar a nombre de la empresa Balace S.R.L. es la planilla de personal".
9) La "grave infracción" que detectó el perito. El perito llegó a una conclusión contundente, que está puesta por escrito en su informe: "no sé quién es el sujeto o persona jurídica que tiene la explotación del 'Hotel Ayuí - Resort y Spa', siendo esta una grave infracción".
Preocupación en el sindicato
"El hotel Ayuí se apaga y no tenemos con quién hablar".La frase resume la impotencia que siente Julio Daniel Roh, Secretario General de la Seccional Concordia de la UTHGRA (Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina).
- ¿Conocen alguna otra empresa en la que ocurra algo parecido, donde los empleados no tengan gerente ni sepan para quién trabajan?
-No. No hay nada similar en la jurisdicción de nuestra seccional.
- Y esta combinación de una empresa que paga los sueldos y otra distinta que factura, ¿es habitual?
- Tampoco. Para nada.
- Si desde el sindicato tienen que notificar al Hotel Ayuí, ¿hablan con Mazurier?
- Nunca hemos podido hablar con él. Y el Dr. Bacigalupe asegura que ya no tiene relación con Balace porque traspasó sus acciones, aunque la dirección de la SRL sigue figurando en su estudio jurídico, en calle San Luis. Nuestra máxima preocupación es la fuente de trabajo de nuestros compañeros, porque el hotel se apaga y no tenemos con quién hablar.