La sangrienta historia de los Gurkas en la guerra, ¿mito o realidad?
El relato de este soldado anónimo no es el único. En el libro Los chicos de la guerra, el periodista Daniel Kon detalla la terrible vivencia de un combatiente argentino: "Los Gurkas parecían completamente drogados. Se mataban entre ellos mismos. Avanzaban gritando, sin apenas protegerse. Eran como robots: un Gurka pisaba una mina y volaba por el aire, y el que venía detrás no se preocupaba en lo más mínimo: pasaba por la misma zona sin inmutarse, y a lo mejor también volaba. Parecían no tener instinto de supervivencia. Iban barriendo zonas con sus ametralladoras Mag, que pesan más que un fusil. Si
encontraban alguna lata de ración de nuestras provisiones, las abrían
por la mitad de un cuchillazo, comían un poco y seguían peleando,
siempre gritando. No les interesaba nada, ni siquiera sus propias vidas".
"Llegamos a una casa abandonada. Aparentemente no había nadie. Pero
atrás de una roca apareció un oficial inglés y nos pidió que nos
rindiéramos. Uno de nuestros oficiales le disparó, y al instante nos vimos rodeados por cerca de 35 gurkas. Pensé que estábamos perdidos y le dije a mis hombres: 'Ya no hay nada que hacer. Resistir es hacernos matar inútilmente. Arrojemos las armas'. El oficial pegó un grito y los gurkas se nos vinieron encima. Pero el inglés pegó otro grito en nepalés y los chinitos se frenaron como el perro cuando grita su amo. Los gurkas empezaron a rodearnos. En una mano el fusil y en la otra el cuchillo. Hacían gestos, como si fueran a degollarnos.
Nos tiraron al suelo y nos apuntaron a la cabeza. Me puse a rezar.
Pasamos la noche con un gurka al lado de cada uno de nosotros. Con la punta de su cuchillo en nuestro cuello".
Feroces,
con físicos privilegiados y entrenados, capaces de hazañas que ni las
fuerzas de elite realizan, su fama entrelaza su habilidad en el combate y
su enorme crueldad. Los gurkas pelean con todas las armas de un soldado de infantería -fusil, bayoneta- pero en la lucha cuerpo a cuerpo agregan sus famosos Kukris, los cuchillos curvos creados para degollar y desollar a los enemigos. Sus méritos fueron reconocidos por las autoridades británicas que hasta ahora les ha concedido 26 cruces de Victoria, la mayor distinción militar del Reino Unido.
Y describe minuciosamente cuál fue la actuación de los soldados
nepaleses durante la guerra: "El 1° de junio aterrizamos en San Carlos.
Por lo tanto participamos en los últimos 14 días de la campaña terrestre.
La mayoría de los soldados Gurkas fueron llevados en helicóptero hasta
Darwin y Pradera del Ganso, inmediatamente después de la primera batalla
terrestre del 28 de Mayo. Patrullamos mucho el área y sólo nos topamos con una patrulla de 10 soldados argentinos a quienes les habían asignado una posición en una casa abandonada de un pastor, conocida como Egg Harbor House. Los capturamos sin pelea. Siete fueron tomados prisioneros el 7 de junio y tres el 8", relata y su testimonio coincide con el del teniente Ugarte.
Lo cierto es que la cifra de Gurkas muertos nunca fue del todo clara. Mientras que en las listas oficiales del lado británico figura un solo caído del regimiento de soldados nepaleses -Budhaaparsad Limbu, supuestamente mientras trataba de desactivar un proyectil- los testimonios del lado argentino hablan de casi 60 bajas, entre chinos alistados y nepaleses. Se afirma, además, que en el ataque de la aviación argentina a los buques Sir Galahad y Sir Tristram, murieron 31 Gurkas de un contingente que debía desembarcar en las islas.
En la lista de muertos de la South Atlantic Medal Association 82, se
nombra únicamente a al gurka Limbu y a los chinos Sung Yuk Fai
-tripulante del HMS Sir Galaghad- y Yeung Swi Kami- tripulante del HMS
Sir Tristram.
–Buena pregunta. Si le provees el liderazgo correcto, el Gurka literalmente puede atravesar una pared de ladrillos por vos.
Está en una forma física increíble. El soldado británico está a años de
luz del soldado Gurka en cuanto a su estado físico. Además, el Gurka es un tirador fantástico, tiene una precisión increíble. Parecen tener una visión especial para la noche, donde pueden ver en la oscuridad… Serví 21 años en el ejército británico y nunca me he cruzado con un regimiento como el de los Gurkas.
–Sí, lo sé. Y creo que es increíble. Es muy fascinante cómo el mito de los soldados Gurkas vive su propia vida en la Argentina. Te puedo asegurar que los medios argentinos han contado esta historia 101 por ciento mal.
No hubo combate entre los soldados Gurkas del batallón en donde yo
serví y los soldados argentinos. Y hubo un solo soldado Gurka que amenazó a los argentinos con usar su cuchillo Kukri si ellos no se rendían. Y los soldados inmediatamente se rindieron. No hubo pelea.
–Creo que es mejor dialogar en vez de pelear. Creo que es mejor
convertirse en amigos que ser enemigos. Y si te convertís en amigo,
luego ¿cómo podés enfrentarte otra vez en nuevas guerras? Yo siento que todos hemos aprendido algo del conflicto de 1982.
Fue un punto de no retorno en nuestras vidas, tanto para los veteranos
de la Argentina como para los veteranos de Gran Bretaña. Para mí fue una
increíble experiencia que me cambió la vida. Sin dudas, aquellas 10 semanas en 1982 fueron las más notables de mi vida y algo que jamás voy a olvidar.