AHORA SE PODRÁN CONOCER TODOS LOS
DETALLES QUE FALTAN
Tras trece años bajo el control de la
española Repsol, se anunció, el gigante argentino que había sido privatizado en
los 90 volvería a manos del pueblo. Pero no fue así. Para invertir en el país, Chevron pidió fuertes beneficios; LA NACION reveló varios de
ellos
HUGO ALCONADA MON - LA
NACION
El desembarco del Gobierno en la mayor
petrolera privada del país, YPF, se anunció en abril de 2012 como la
recuperación de la "soberanía energética". Tras trece años bajo el
control de la española Repsol, se anunció, el gigante argentino que había sido
privatizado en los 90 volvería a manos del pueblo. Pero no fue así.
¿Por qué? Porque el Gobierno no estatizó
la petrolera. Optó por expropiar el 51 por ciento de las acciones, pero mantuvo
a YPF como una compañía privada. Segundo, porque pronto -y en silencio- comenzó
a negociar con grandes petroleras internacionales para atraerlas como socias
"capitalistas" de YPF. Es decir, que aportaran fondos frescos para
operar la compañía. En particular, sobre Vaca Muerta, una de las reservas de
hidrocarburos más relevantes del planeta.
El problema, sin embargo, fue que esos
potenciales socios exigieron una larga lista de condiciones para garantizarse
que los capitales que trajeran al país no terminarían confiscados por el
Gobierno, al que miraban con desconfianza por lo ocurrido con Repsol.
Tras meses de idas y venidas, en
diciembre de 2012 las negociaciones fructificaron con Chevron,
la multinacional de origen estadounidense que firmó una serie de cartas de
intención, contratos y anexos que nunca vieron la luz.
Ni YPF aceptó difundir esos documentos ni
tampoco Chevron. Y no aceptaron entregar copias al
Congreso, ni ante las requisitorias de la justicia local de primera instancia.
Adujeron que ambas petroleras eran privadas, que sus documentos eran
confidenciales y que, por lo tanto, no había razones para exponerlos.
Lo que
se sabe hasta hoy
• Tras 10 meses de búsqueda, sin embargo, en noviembre de 2014, LA NACION accedió en exclusiva
a varios de esos documentos -aunque no a todos-, que reflejaron cómo fueron las
negociaciones y una larga serie de hallazgos. Entre otros:
• Chevron condicionó la firma del acuerdo para invertir en Vaca Muerta a la
reforma de leyes y decretos nacionales y provinciales, y a la aprobación de
nuevas normas. Y esas modificaciones debían resultar de su "entera
satisfacción".
• Los planteos de Chevron resultaron
efectivos: las "condiciones suspensivas" o "precedentes"
que delineó -y que otras petroleras habían reclamado sin éxito hasta entonces-
se plasmaron en el decreto 1208/13 y en la ley neuquina 2687, en el decreto
presidencial 929/2013 y en la nueva ley nacional de hidrocarburos, la 27.007,
que aprobó el Congreso con el declamado objetivo de alcanzar la soberanía
energética.
• Las condiciones de Chevron, vertidas en
documentos "estrictamente confidenciales", se centran en el tiempo y
las características para las concesiones, los topes máximos a las regalías que
podrían cobrarle las provincias y una estabilidad tributaria absoluta para la
petrolera y sus subsidiarias.
• Chevron también exigió una garantía de que podrá
enviar dividendos al exterior -a pesar del control de cambios imperante-, como
también fijar la jurisdicción extranjera para dirimir cualquier disputa con
YPF. En Nueva York o en París.
• El acuerdo también estableció una serie de garantías amplias que
debía asumir la petrolera argentina ante posibles reclamos de terceros, por
ejemplo, los tenedores de la deuda soberana argentina en default.
• YPF y Chevron crearon un complejo
entramado societario en paraísos fiscales de Estados Unidos (Delaware) y el
Atlántico Norte (islas Bermudas) para que los 1240 millones de dólares de la
inversión para la formación Vaca Muerta no pudieran ser embargados por dos
grandes contendientes: la petrolera española Repsol y los pueblos originarios
de Ecuador.
• Los documentos que obtuvo LA NACION, y que fueron publicados hace un año, sin
embargo, fueron solamente algunos de todo el acuerdo confidencial que firmaron
las petroleras. Ahora, tras el fallo de la Corte Suprema de la Nación, la compañía
presidida por Miguel Galuccio deberá entregar el
material faltante.
1240 US$ millones
Fue la inversión inicial anunciada por Chevron para iniciar la explotación