Leer la Biblia sostenidos por la Tradición y el Espíritu Santo, exhorta Arzobispo
Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer.
En sus palabras transmitidas durante su programa televisivo “Claves para un Mundo Mejor”, Mons. Aguer explicó que buscamos a Cristo en el Antiguo Testamento porque es “profecía de Cristo y en el Nuevo porque es expresión, testimonio de Cristo, de su vida, de su muerte y resurrección, de su enseñanza”.
“Allí tenemos entonces la fuente de la más auténtica espiritualidad cristiana”, indicó.
El Arzobispo de La Plata, nombrado recientemente por el Papa Benedicto XVI como uno de los 36 Padres Sinodales que participarán en la 13 Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, indicó que más allá de los muchos comentarios existentes sobre la Biblia, tanto exegéticos, como científicos, “lo que nos importa es leerla con el espíritu con que fue compuesta”.
Este espíritu, explicó, consiste en invocar “al Espíritu Santo para que nos ayude a hacer fructuosa esa lectura y ayudándonos, sobre todo de las notas que ilustran el texto en las ediciones católicas con comentarios doctrinales y espirituales que proceden de la tradición de la Iglesia y especialmente de los Santos Padres”.
El Prelado subrayó que setiembre en la Iglesia Católica es conocido como el mes de la Biblia, en memoria de la fiesta litúrgica de San Jerónimo, que se celebra el 30 de este mes.
“San Jerónimo, que vivió entre los años 340 y 420, orientó la mayor parte de su trabajo personal, como intelectual que era y como sacerdote, al estudio de la Sagrada Escritura”, recordó.
Mons. Aguer explicó que el Papa Dámaso, del cual fue secretario San Jerónimo, “le encargó una versión latina de la Sagrada Escritura que, como ustedes saben, está escrita originalmente en hebreo y en griego. San Jerónimo realizó esa traducción latina que ha pasado a la historia con el nombre de Biblia Vulgata”.
“Por eso la Iglesia venera a San Jerónimo y nos lo propone como patrono en la lectura y en el amor a la Sagrada Escritura”, señaló.
El Prelado recordó que la Biblia, junto con la Tradición de la Iglesia, es “la fuente de la revelación de Dios. Dios nos ha hablado con palabras humanas. A lo largo de siglos ha ido inspirando a los autores bíblicos para poner por escrita lo que él quería comunicarnos”.
“Algún Padre de la Iglesia ha dicho que la Sagrada Escritura es como una carta que Dios nos ha dirigido. Nos encontramos en los libros bíblicos con un despliegue literario y cultural admirable”.
Mons. Aguer señaló que “desde el punto de vista literario, artístico, podríamos decir que no hay libro en toda la historia de la humanidad que tenga la belleza y la variedad de la Biblia”.
“Pero para nosotros tiene un valor superior porque allí encontramos la Palabra de Dios”, subrayó.
Por ello, el Prelado exhortó a que en el mes de setiembre los fieles hagamos de la lectura bíblica una fuente de oración, meditación, reflexión y crecimiento en la fe.
“Para acercarse cristianamente a la Biblia hay que tener en cuenta que esos libros constituyen una unidad. El Antiguo y el Nuevo Testamento están íntimamente vinculados entre sí”, remarcó Mons. Aguer, y recordó que “San Agustín decía que en el Antiguo Testamento el Nuevo está latente, y en el Nuevo el Antiguo se hace patente”.
“Todo el Antiguo Testamento es una gran profecía de Cristo. Y la revelación del Nuevo Testamento, los cuatro Evangelios y los escritos de los Apóstoles, han venido a coronar ese proceso de inspiración divina por la cual nosotros contamos con esta fuente de nuestra fe”, afirmó.
Mons. Aguer recomendó dos traducciones de la Biblia realizadas en Argentina. Una denominada “El Libro del Pueblo de Dios”, y la elaborada en La Plata por Mons. Juan Straubinger, “un sacerdote alemán que, él solo, tradujo la Biblia entera, con abundantes notas explicativas muy útiles para una lectura espiritual”.