No se conduce lo que no se ama
Buenos Aires, 16 de julio de 2008
Para correo de lectores
“No se conduce lo que no se ama”
Un gobernante, llámese jefe de estado o presidente, debe ser ante todo un conductor, pues ésa es la principal función para la cual ha sido elegido: “conducir los destinos del país y de los gobernados”. Y en ese rol de conductor, pareciera obvio afirmar que, como tal, le cabe la responsabilidad de procurar el bien común de sus conducidos, buscando permanentemente, la unión, la paz y la armonía. Dicho en otras palabras, la acción de conducir comprende un acto de amor del que conduce hacia quien es conducido.
En diciembre de 1984 mientras ejercía el cargo de presidente de la Nación el doctor Raúl Alfonsín y el de ministro de Defensa, el doctor Raúl Borrás, quienes acabábamos de egresar como oficiales de estado mayor del Ejército Argentino, debimos concurrir a un almuerzo organizado por el citado ministro. Por entonces la campaña en contra de las FF.AA. estaba en pleno crecimiento, de ahí que el por qué del almuerzo encontraba su explicación en que, al gobierno le interesaba saber qué pensábamos los nuevos oficiales de estado mayor respecto de la política que en desmedro del sector militar se estaba llevando a cabo.
A los postres –en un ambiente bastante tenso–, luego de que el doctor Borrás hiciera uso de la palabra para intentar justificar las citaciones judiciales de los cuadros intermedios y las persecuciones hacia la Institución militar, pedí la palabra.
Comencé preguntándole al ministro si tanto él como el presidente Alfonsín tenían claro que, en plena democracia, ellos eran los máximos conductores de las FF.AA.. Y ante la respuesta afirmativa del ministro, le expresé: “¿cómo pueden ser ustedes los conductores si no aman profundamente lo que conducen y encima fomentan los constantes e injustos ataques y las permanentes campañas de desprestigio a las cuales son sometidos diariamente los oficiales y suboficiales de las FF.AA. y sus familias?”. Y acto seguido expresé los fundamentos en los que apoyaba mi afirmación.
Más allá de la respuesta de compromiso que ahora no interesa analizar, lo expresado viene a cuento porque hoy los Kirchner y sus seguidores hacen lo mismo que Alfonsín y Borrás, pero con la diferencia de que el actual gobierno no sólo actúa en contra del sector militar sino que lo hace contra todo el pueblo argentino. Y afirmar esto no es un error o una exageración, pues como ya lo expresara en otros escritos, el odio y la división que fomenta el gobierno exceden a los uniformados y al sector del campo. Los Kirchner sólo gobiernan para una minoría identificada con su ideología socialdemócrata y montonera y ven al resto del pueblo que deberían gobernar, como enemigos. Con esta actitud ambos han demostrado no amar al pueblo argentino…
Gobernar con odio sólo cosecha más odio, rencor y desunión. Gobernar con amor hacia los gobernados, necesariamente conduce al bien común.
¡Por Dios y por la Patria!