El 6 de Octubre
Voy a ir por la victimas inocentes, victimas que toda guerra tiene, pero que por eso mismo son aún más dolorosas. Por aquellos a los que el odio les cortó la vida casi en el inicio – Cristina Viola, Paula Lambruschini, Juan Barrios, Froilán Vasquez y tantos más - pero también porque aun deambulan entre nosotros con rencor vivo y sin arrepentimiento muchos de los que los asesinaron. Pero también iré por otros motivos, profundos y dolorosos.
Voy a ir por el tiempo que he perdido por comodidad, pero también por los miedos que hicieron olvidarme de los que defendieron a mi Patria y por ende a mi familia y a mis amigos.
Voy a ir por haber mirado al costado cuando tendría que haber salido a hacer profesión de mi Fe.
Voy a ir por la vergüenza sentida cada vez que mi alma me obligaba a mirarme. Por haberme callado cuando empezaron a perseguir a los que su culpa era haber cumplido con un juramento sagrado.
Voy a ir por los que cayeron, pero también por los que caerán porque sería muy imbécil si no me diera cuenta que ellos, los que quisieron labrar un destino de rehenes para todos nosotros, son inasequibles a la hermandad reconciliada, al perdón – otorgado y otorgante – y a un futuro de paz y siguen dispuestos con otros medios y contando con nuestros miedos a reemprender el camino del odio.
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Voy a ir por todos aquellos que son de los pocos ejemplos que aún le quedan a nuestra pobre tierra. Por los que no descansan, nada más que por nuestra cobardía, en tumbas que preferimos ignorar, por los que rifaron su libertad antes que arrastrar su orgullo y a los que hemos condenado a la soledad de sus prisiones mediante excusas risibles, por los que decidieron gritar su verdad antes que mantener su permanencia en un espurio escalafón de alcahuetes, por los que no abatieron su cabeza ni en infames circos jurídicos ni frente a desdorosas promesas.
Voy a ir porque con humildad aspiro a que los que vienen detrás de mi – hijos, nietos – cuando la historia verdadera les cuente lo poco que hice en ese tiempo de dolor y espanto que se abatió sobre la Argentina y cuanto hicieron los caídos, los perseguidos, los olvidados, ellos me comprendan
No se si el que reciba esto irá, no se si seremos muchos o estaré solo, pero iré porque, aunque tarde, se que no me educaron para aceptar esta mierda que nos quieren imponer.
JOSE LUIS MILIA