Sacristán
| Sacristán Las cuentas de Santa Cruz siguen confusas. En una entrevista que el presidente concedió la última semana a una periodista, dijo que absolutamente todos los fondos provinciales girados al extranjero durante su gestión como gobernador han vuelto al país y se encuentran depositados en el Banco Patagonia, que pertenece a su amigo José Eshkenazi. Por su parte, el citado banco dio a conocer una información según la cual acepta que, efectivamente, se ocupa de gestionar un fideicomiso con tales fondos, que ascienden a 594 millones de dólares. Ahora bien, Santa Cruz recibió, en 1993, unos 650 millones de dólares, los cuales, colocados a interés, con la módica tasa del 5% anual que rindieron promedio los Bonos del Tesoro norteamericano, deberían redondear ahora unos 1.200 millones de dólares, más de 700 millones por encima de la suma que Eshkenazi dice administrar. Lo cierto es que esos dineros escurridos al exterior siguen siendo misteriosamente gestionados por un triunvirato, por fuera del presupuesto provincial, donde no han sido ingresados nunca, escapando a cualquier revisión de cuentas. Y, según los opositores radicales, no volvieron ni aun los citados 594 millones y el fideicomiso, en verdad, tiene la suma puesta en una cuenta del Credit Suisse, en Ginebra. Resumiendo: existe un descubierto de varios cientos de millones, coqueta suma que bastaría para comprarse una candidatura presidencial y aun para financiar varias campañas electorales sucesivas. Como dice la copla española: "Los dineros del sacristán, cantando se vienen, cantando se van...". Pero difícilmente vuelvan. |