ARCHIVOS DE MI VIEJO ARCÓN(10) Albornoz
ARCHIVOS DE MI VIEJO ARCÓN…(10). El Director.
Por Miguel Albornoz. “ La Prensa “. 2-XII-1992.
Los que cumplieron la descomunal hazaña de darnos patria, de lograr la libertad de nuestros pueblos en las jornadas homéricas de la independencia, nos dejaron también estilos de conducta ejemplar de estadistas.
La sobriedad en que vivieron cuando tenían todos los poderes en los nuevos estados ya la pobreza honrosísima que prueba la pulcritud con que manejaron los fondos públicos, aquilatada su memoria y eleva su mérito conforme fueron más duras y amargas sus privaciones.
Está el caso de San Martín quien ,después de haber sido gobernador de Cuyo, general en jefe del Ejército de los Andes, Brigadier de Estado y capitán general, declinó en Santiago recibir la vajilla de plata que le obsequiaba el gobierno chileno y el sueldo que le señalaba ese país. Había renunciado dos veces al gobierno que le ofrecía por voto unánime el cabildo santiaguino.
Otra vez rechazó el gobierno de Buenos Aires, los despachos de brigadier general, pero se vio forzado a aceptar ese grado del gobierno de Chile y, en 1820, el general en jefe del Ejército Libertador del Perú. En Lima asumió el mando supremo como protector. El congreso peruano le había dado el grado de generalísimo. Pese a todos estos cargos y honores, cuando decidió radicarse en Europa, tuvo que afrontar la pobreza y una vida modesta. En su destierro apenas recibió la modesta pensión del Perú.
Otro exiliado, héroe también y camarada de la Logia Lautaro, O ´Higgins , le gestionaba en el Perú el pago de su pensión de 9.000 pesos anuales para remitírselos a Bélgica o París vía Londres. Sin embargo, no logró que se cobrara una pensión retrasada de 31.000 pesos que le habrían sido útiles.
Si cuñado Escalada enviaba los arriendos de una casa en Buenos Aires y a veces recibía el magro producto de una chacra en Mendoza que en ciertos años producía más gastos que ingresos. Apenas podría el noble anciano subsistir con todo eso y sufragar la educación de su hija: Por suerte llegó a verle su viejo amigo y camarada español de armas, Alejandro María Aguado , acaudalado banquero quien lo ayudó, le facilitó la compra de una casa en Grand Bourg unida a la suya con un puente, le dejó en herencia joyas para acabar de pagarla y le designo como albacea y tutor de sus hijos. Gracias a ello el prócer americano tuvo tranquilidad económica en sus años postreros.
El general Antonio José de Sucre, de acomodada familia de patriotas de Cumaná, llegó a ese grado en el Ejército de Colombia y en el congreso del Perú le dio el de gran mariscal de Ayacucho ; el cumanés se negó a aceptar ningún cargo político si bien gobernó militarmente Lima. Fue nombrado presidente vitalicio de Bolivia, estuvo encargado del gobierno del Departamento de Quito a raíz de la victoria de Pichincha y fue jefe supremo de los ejércitos del Sur cuando venció en Turquí y rechazó la invasión peruana en 1828. Allí cedió sus sueldos para los gastos del estado de Quito..De hecho había manejado los tesoros de tres países y no disponía de un centavo; escribía a Bolivar, su jefe y amigo de toda la vida: “ mi situación se sujeta en el día de mantenerme del pan de mi mujer después de los destinos y sueldos que he obtenido, prueba que no soy yo egoísta amigo del dinero “. En octubre de 1829 le decías: “ yo no me avergüenzo de decir que hay días que no tengo un real, pero, sin embargo, vivo por misericordia de Dios y talvez por la de mi mujer “. Se había casado con doña María Garcelén y Larrea, marquesa de Solanda y heredera del vínculo de mayorazgo de su familia en bienes raíces .Para cumplir con la orden del Libertador de asistir al Congreso de Bogotá en 1830, donde trato de salvar a la gran Colombia y de la cual fue elegido presidente, tuvo que vender su única propiedad, una pequeña casa en Quito por 8.000 pesos. Sería asesinado en Berruecos el 4 de junio de 1830.
¿ y Bolivar ?. Pudo haber sido una excepción de la pobreza por el hecho de haber nacido sumamente rico, varias veces millonario. Pero toda su fortuna la gastó en la causa de la independencia. Además era generoso en extremo. Hasta uno de sus detractores reconoce la proverbial generosidad del Libertador a quien le vio “ dar el último peso a cualquier oficial que le pedía, a cuenta de su salario “ y que decía , a cuenta de su salario “ y que decía riéndose : “ ¡ el pobre diablo ! Está más necesitado que yo; le he dado todo lo que tenía”.Para ayudar a su amigo Peñalver ordenó a su ayudante vender su equipaje que contenía algunos objetos de plata para que se socorriera. Decía a un amigo : “ Yo moriré como nací, desnudo. Usted tiene dinero y me dará de comer cuando yo no tenga “.
Después de renunciar a la presidencia de Colombia en abril de 1830, para su viaje final puso a la venta sus alhajas y caballos ;la Casa de la Moneda compró su vajilla de plata en 2.500 pesos. La salud le impidió embarcarse a Europa y su último refugio fue la casa de campo de un español, Joaquín de Mier.
Allí el 17 de diciembre, el médico Reverend tuvo que pedir prestada una camisa al general Laurencio Silva para amortajarle. Bolivar había recibido en 1825 del congreso del Perú el pedido de continuar un años en el mando y la oferta de un millón de pesos para él y otro para el ejército, junto con los honores de presidente perpetuo y el título de padre y salvador del Perú. Bolivar, que se había negado a recibir sueldo alguno mientras estuviera en el Perú, rechazó el millón de pesos. El congreso mando acuñar medallas con la inscripción “ El Perú a su libertador Simón Bolivar “, el título que once años atrás le había conferido Caracas.
Extraña coincidencia del destino la de que dos caballeros españoles fueran los que ayudaron a San Martín y a Bolivar, y añadieron un laurel más para su gloria al sobrellevar, con sombría dignidad, la pobreza de los héroes.