ARTÍCULOS DE MI VIEJO ARCÓN…( 4)
ARTÍCULOS DE MI VIEJO ARCÓN…( 4). El Director
Por Hugo Esteva . “ La Prensa “. 6-IV-92.
EN BUSCA DEL PUDOR PERDIDO.
A fines del año pasado la Municipalidad de Buenos Aires manifestó por los medios de comunicación su incapacidad para desalojar a los ambulantes de las cada vez más numerosas zonas donde ejercen su comercio desregulado e irregulable. Como si se tratara de un caso de grave conmoción pidió ayuda al Ministerio del Interior, lo que no dejó de sonar algo exagerado. En realidad ya había gastado todos sus recursos : inspectores, “ boletas “, algún empujón. Y hasta esa inspirada medida que, en Retiro , sobre la vereda de las grandes estaciones, dio lugar a la instalación de enormes planteros que no sólo rompen el estilo sino que complican el paso tanto ó más que los “ cuenta propistas “. ¡ Vaya a saber lo que nos habrán costado esos mamotretos que- estaba escrito- se transformaron en el instante en basureros coronados por un descuidado penacho vegetal.!
La pequeña historia tiene, si se quiere, todo un valor simbólico .Es símbolo de la falta de solidez del gobierno que atado a las necesidades demagógicas, es incapaz de sancionar y sigue fomentando la hipertrofia de un Estado que sobre - reglamenta y obstruye. Pero también símbolo de otro mal tan generalizado como ese y mucho más difícil aún de revertir: la pérdida de pudor.
LOS PORTEÑOS DE HACE CUARENTA AÑOS.
Trataremos de imaginar, treinta o cuarenta años atrás, al porteño medio y difícilmente lo veríamos vendiendo en la calle. Es cierto que siempre existió un grupito de personajes típicos ofreciendo baratijas y “ enrollándole la víbora “ a sus conciudadanos. Pero aún si hubiera habido entonces los que vocearan , difícilmente se hubiera encontrado entre los transeúntes un número suficiente dispuesto a probarse la bufanda, a comprar un par de medias o a regatear cualquier otra prenda íntima por la calle, como para dar a comer a la trashumante muchedumbre actual .Reinaba entonces cierto empaque , alguna timidez que, a pesar de posibles connotaciones negativas implícitas, resultaban sanamente preventivas en términos generales.
Porque pobres y pobreza había sido siempre ; pero ahora esta polarización de clases que se empieza vivir en el mundo viene acompañada de desenfado
Y en nombre de la naturalidad, de la espontaneidad, del verismo, el pudor se cotiza cada día más bajo.
PÉRDIDA INDIVIDUAL DE LA VERGÜENZA.
Así, sin pudor alguno , la Justicia practica el nepotismo para combatir el desempleo, la Suprema Corte suaviza las sanciones a los jueces amigos, los políticos se exhiben en la cama, se compra un avión en lugar de potabilizar el agua, la televisión introduce la pornografía en todas las casas , se pretende combatir el SIDA con un “ jingle “..
Este es el ejemplo público, pero por lo demás no andamos mucho mejor en materia privada. Y a la pérdida individual de la vergüenza, que se manifiesta en el hablar y en el hacer, tenemos la gravísima tendencia a aceptar por comodidad, por conveniencia o por pereza o por pereza intelectual que se venda gato por liebre, con tal que ese gato nos permita “ pasarla bien “. ¿ Cómo , sino se puede entender que tanta gente medianamente ilustrada ponga cara seria- o haga oídos sordos, que es lo mismo – ante los dislates, y las contradicciones , por el mero hecho de que entretanto hay cierta estabilidad económica ?. ¿ O terminará siendo cierta la advertencia clásica de quien pierde la conducta acaba perdiendo la razón ?.
CRISIS PALPABLE Y ACEPTADA.
Naturalmente, no reclamo originalidad alguna al señalar esta crisis. “ Es una cosa palpable y aceptada por todos, y un hecho del que se debería tomar conciencia como una realidad irreversible , que el sentimiento del pudor se ha modificado notablemente en los últimos años ; de tal manera que hoy el hombre medio, es decir, el normal ( ni nostálgico ni neurótico ) acepta, sin reacciones morales, manifestaciones de sensualidad no siquiera concebibles hace algunos años “ , iniciaba – más de una década atrás- el lúcido filósofo y político Augusto Del Noce su ensayo “ El erotismo a la conquista de la sociedad “ . Y así como Antonio Gramsci definía que era precisamente acabar con el sentido común de nuestra sociedad porque ese sentido era tradicionalmente católico y, por lo tanto, una barrera contra el marxismo ; así los activistas de la “ revolución sexual “ saben que el sentido del pudor, que lentamente ha ido madurando nuestra civilización, ha sido su defensa última su más profundo bastión.
Con mucha elegancia que la de la actual bastardía , grandes popes del arte contemporáneo declararon la guerra al poder. El resultado, groseramente chabacano , se ha vuelto también contra ellos . Porque ésta, mucho más que la económica- social , es la verdadera revolución permanente. La revolución hasta las últimas consecuencias : la que separa el amor de la sexualidad, y la sexualidad de la reproducción , para encararse luego contra uno mismo , violentando a la naturaleza en el abismo de la homosexualidad y los paraísos artificiales.
El vestido – aunque parezca elemental decirlo – es civilización, mientras que el desnudo arroja a la animalidad. Y allí , en su justo y dificultosamente elaborado límite, a cuya demarcación han contribuido generaciones que llevamos sobre nuestras espaldas , está la exacta barrera del pudor : ese cofre perfecto que guarece la intimidad sublime.
LAS LÍNEAS DE LA VERDAD Y EL ERROR.
No es cosa para juegos. Porque es en esa intimidad donde de verdad se juega nuestro destino individual y colectivo. Todos lo sabemos bien porque el pudor nos sube desde el instinto más recóndito. Nadie puede fingir indiferencia para ponerse en uno u otro bando en esta batalla que tiene mucho de definitiva.
No es cierto que el error sea una línea paralela a la verdad. Verdad y error de separan progresivamente como los lados de un ángulo, de manera que llega un momento en que la distancia entre ambos es demasiado grande como para poder volverla a saltar.
Quienes creemos estamos convencidos de que caminando por la línea difícil de la verdad hay esperanzas de ganar el Cielo. Y estamos tentados a suponer que la línea del error va a parar al infierno.