LA
CARTA DE
DESPEDIDA DE MARIO MARKIC A CRISTINA
Ácido y sarcástico. Pase lo que pase este
domingo, con o sin balotaje, los comicios marcarán la salida de Cristina
Fernández del poder. En ese marco, el periodista eligió darle un adiós
particular.
URGENTE 24
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) El
periodista Mario Markic, en Telenoche,
le escribió una carta de despedida a la mandataria en la que remarcó su legado
político tras dos mandatos.
Con tono ácido y sarcástico, el conductor
de ‘En el camino’ hizo además un repaso de la gestión cristinista y cuestionó cómo se va a tomar la jefa de
Estado la “pérdida del poder”.
A continuación, la carta:
Señora
Presidenta:
Pase
lo que pase el domingo, estamos a horas del comienzo de su inevitable y acaso
tan temida despedida del poder. Pase lo que pase, el domingo o será uno
consagrado por el voto de los argentinos, o habrá que elegir entre dos opciones
unos días más tarde pero todo está allí, a la vuelta de la esquina.
O sea,
Presidenta, ya aparece el otro. Será una bisagra histórica. Recuerde que usted
lleva casi ocho años ejerciendo el poder, "empoderada",
como le gusta decir. Y por eso, nos imaginamos claramente su tristeza por estas
horas frente al hecho consumado: la certeza de la ausencia de poder.
Usted
señora, mostró en un tweet algo así como que lo que
se viene es el fin del principio. Siempre fue rápida de reflejos señora, como
para que nadie le diga 'esto es el principio del fin y bla
bla..'. Y está bien, y era
lo esperable, confrontativa hasta el fin, siempre
redoblando la apuesta.
Como
cuando en aquel acto en Rosario frente al monumento a la Bandera Nacional
usted dijo sin decir, pero todos lo entendimos, aquel propósito: el más antirepublicano que se recuerde, por lo menos de un
gobernante civil.
Y ese
"vamos por todo" estruendoso fue , aunque
todo puede discutirse, el principio del fin. Porque, señora, no pudo con todo.
De hecho debe ser raro para usted sentir que no está en el lugar de los
candidatos ahora, que no compite.
Esta
vez, si o si señora Presidenta, se tiene que ir. Y lo que son las cosas: ahí lo
tendrá a Massa compitiendo por la banda y el bastón.
El mismo que le cerró la puerta a su propósito de reelección.
Y
estará Scioli, el hombre paciente al que usted
humilló sin contemplaciones. Y usted sabe, lo sospecha, lo malicia: si gana y
si aflora su gen peronista de la autopreservación es
muy probable que, más temprano que tarde, la deje de lado, se olvide de usted.
Que la traicione, en una palabra.
Y Macri, que viene desde otro palo y otra condición, y que
empezó su aventura política desde la capital Federal: imagine si fuera él el
elegido. Por eso, se viene el largo adiós, la melancólica retirada. Porque así
de ingrata es la cosa: usted, señora Presidenta, a partir del 11 de diciembre
volverá a ser una persona común y corriente. Una ciudadana más de a pie.
O sea,
no habrá Tango 01 a
su disposición, tanto como para ir a buscar a su hijo o a su hija en cualquier
momento que quiera hacerlo, o llevar a bordo los regalos para su pequeño nieto.
¿Se
acuerda que hasta se rompió la cabeza precisamente cuando estaba en esos
menesteres domésticos? Porque si quiere hacerlo deberá pagar su pasaje como
cualquiera de nosotros. Y podrá viajar gratis, claro, si acumula millaje como
cualquiera de nosotros.
¿Cuánto
de difícil será acostumbrarse a ser una ciudadana común? No la primera
ciudadana, sino una entre tantas. Y extrañará seguramente que nadie esté
obligado a escuchar lo que piensa sobre política, economía, deporte y sus vidas
pasadas.
Con
seguridad señora Presidenta, ahora que tiene la certeza de que comienza su
melancólico retiro de la escena, sabe que ya no habrá cámaras que registren sus
alegres pasos de baile, que acaso sigan, pero con la salvedad de que quedarán
reservados para la intimidad de las fiestas familiares.
O para
Bailando por un sueño: experiencia acumula. Porque aquel baile de los días
felices traspasó las fronteras. ¿Se acuerda de Angola y del tractor de Moreno?
Ya nadie se acuerda de Angola. Y cualquiera podrá imaginarse que recordará con
infinita nostalgia esos discursos que estaban obligados a seguir millones de
argentinos y que calurosamente aplaudían sus fieles acólitos entre el agitar de
las banderas en la Casa
Rosada y las desentonaciones jingleras
de Ignacio Copani.
¿Quién
usará, si así lo decide, -¿por algo será presidente no?- su balcón señora? Y
qué pasará con el Salón de las Mujeres? Imagine que el
próximo inquilino, con todo derecho por otra parte, lo deje de lado. Y peor
aún, que a instancias de la primera dama se haga, por ejemplo, un salón de los
estables de la patria para las cadenas nacionales.
Y ya
como algo pesadillesco que el señor presidente decida
terminar con el peregrinaje de Cristóbal Colón para devolverlo a su
emplazamiento original.
Señora
Presidenta, usted sabe que cosas así pasarán por su cabeza cuando deba
despojarse del poder. Y tal vez el nuevo presidente decida cambiar el protocolo
también y "ellos y ellas" o el "para todos y para todas"
sea dejado olímpicamente de lado.
Y
acaso en poco tiempo más, porque en Argentina el olvido no necesita tiempo, ya
los slogans que acompañaron sus años de gestión como
"tenemos patria", "no fue magia", "ni un paso
atrás"; y sobretodo el temerario y agresivo "vamos por todo",
tan poco digno de usted señora, pasen al limbo de las cosas descartables.
No
podrá ya modelar ni formatear la vida ni la conducta de los argentinos. Podrá
cambiar cosas en su vida o cercanas a usted, elegir también cambiar cosas en su
lugar en el mundo, en el lugar que elija para vivir, tal vez pueda incidir en
el dibujo de su jardín. Pero su revolución tendrá los límites de su vereda.
Porque
señora, usted volverá a ser una persona común y silvestre, como se dice.
Y como
pasaron al olvido cosas de Alfonsín y de Menem, uno se pregunta, y tal vez usted ya empezó a
hacerlo, ¿qué pasará con Tecnópolis, nuestra feria
tecnológica permanente? ¿Y con Zamba, el personaje para niños con su particular
visión de la historia argentina totalmente repartida entre héroes y villanos,
cipayos y patriotas, blancos o negros, buenos y malos? Visión que se parece
tanto a su propio modo de entender la vida.
¿Y
678, el club de los amigos de la revolución nacional y popular seguirá en la
misma pantalla o buscará refugio en las pantallas de los empresarios amigos?
¿Seguirá carta abierta exaltando las acciones de su gobierno? ¿O se
encolumnarán como buenos soldados militantes con el mismo fervor de los que
cambian de creencia religiosa de un día para otro?
Por
ahora no señora, las tropas son leales. Ahí apareció Horacio González, el de la Biblioteca Nacional,
diciendo que ellos van a votar a Scioli desgarrados,
pero lo van a votar. ¿Y con Milani no estaban
desgarrados-? ¿Y con Boudou tampoco estaban
desgarrados? ¿Y con Jaime?
Usted
se preguntará qué destino le espera a la Secretaría de Coordinación Estratégica para el
Pensamiento Nacional -¿qué titulazo no?- que capitanea el intelectual del
modelo Ricardo Forster.
¿Qué
harán los artistas militantes frente a su inevitable ausencia? ¿Irán en busca
de un nuevo productor? La palabra clave del tiempo que se avecina es
"ex". Usted señora, será una ex con todo lo que ello significa y
connota porque el poder será de otro.
Será
inevitable, pero así son las cosas del poder: almíbar y amargura. Como
"ex" usted vivirá de recuerdos. Y en esa caravana desfilarán los
fastos del Bicentenario. ¿Se acuerda de la Vuelta de Obligado y de todos los actos
militantes perfectamente armaditos como una gran película de Hollywood?.
Y
regresará también el recuerdo del regreso triunfal de la Fragata Libertad
a Mar del Plata, y de su repentina amistad con el odiado Jorge Bergoglio.
Y toda
esta película no es el principio del fin, pero tampoco es el principio de algo
que continuará en el tiempo tal como usted lo dejó.
Señora:
tampoco nos vamos a pasar la vida hablando de los buitres habiendo otros
pájaros tan bonitos para ver.
No hay
a la vista "Cristina parte 2". Todo se olvida rápido por aquí ¿Vio?. Y volver al llano a algunos les cuesta mucho más que a
otros. Depende de cómo se haya ejercido el poder.
Con
toda humildad, no quisiera estar en sus zapatos señora Presidenta.