Creó por voluntad propia una nueva realidad política, el Reino de Valencia, a pesar de las presiones de la nobleza aragonesa y de la burguesía de Barcelona
Jaime de Aragón y Montpellier nace en el siglo XIII, época de grandes reyes como San Fernando (III de Castilla), Alfonso X el Sabio, San Luis (IX) de Francia... en un entorno personal y político muy complicado. Era un hijo no deseado por su padre, el rey, que no lo llega a conocer hasta los dos años, y que lo deja como rehén de su enemigo Simón de Monfort. Huérfano a los cinco años de ambos padres (separados), continúa prisionero del vencedor de la batalla de Muret en la que su padre es derrotado y muerto, hasta que por presiones del Papado un año después es liberado y recluido con los Templarios hasta su mayoría de edad en el Castillo de Monzón.
En lo político tampoco le fueron fáciles las cosas. Con la frontera norte de su reino comprometida tras la derrota ya citada de Muret en 1213, al principio de su reinado es puesto en entredicho, secuestrado por la nobleza en ocasiones y chantajeado por la burguesía casi siempre. A lo largo de su vida se va haciendo dueño de su destino e imponiendo sus designios, en múltiples ocasiones de forma diplomática, pero cuando hace falta, por medio de contundentes acciones bélicas, aplicando una estrategia indirecta propia de la caballería, utilizando a ésta para realizar grandes cabalgadas en maniobras envolventes, o en la lucha contraguerrilla frente a los muyaidines en las montañas mallorquinas o valencianas.
Para la historia de España fue transcendental, como ya insinuó Ramón Menéndez Pidal, tanto en el orden interno como externo. En cuanto a la relevancia doméstica, en primer lugar porque finaliza la reconquista peninsular en lo concerniente a Aragón con la ocupación y creación del Reino de Valencia, y también es el rey que acuerda los límites entre las dos Coronas hispanas, la de Castilla y la de Aragón en el Tratado de Almizra en 1244 (aunque después se reajustarían) mediante el acuerdo con el Infante de Castilla, futuro rey Alfonso X y yerno suyo, e incluso colabora con los castellanos en la pacificación de Murcia, por su gran espíritu cruzado e hispano. Lo hace por "la primera cosa per Deu la segona per salvar Espanya". Así lo afirmaba en su Llibre dels Fets.
Respecto a la política exterior, fijó las límites con Francia a través del Tratado de Corbeil en 1258 para asegurar la frontera norte, renunciando a la gran influencia y posibles derechos hereditarios que tenía en el mediodía francés, a cambio de que Luis IX renunciara a sus derechos sobre los condados Orientales de la Marca Hispánica: Ampurias, Barcelona, Besalú, Cerdaña, Conflent, Gerona, Osona, Rosellón y Urgel, para que su unión con el destino del resto de territorios hispanos no tuviera sombra alguna.
Discusión con el Papa
A la par que aseguraba las fronteras peninsulares de su reino, inició la expansión por el Mediterráneo con la toma de las Baleares, que abriría la conquista (por sus sucesores) a territorios tan lejanos como los Ducados de Atenas y Neopatria, Reino de Jerusalén e Isla de Malta; o más cercanos como el Reino de Sicilia y Nápoles, Islas de Córcega y Cerdeña. Toda esta expansión llevará a que el Mare Nostrum se convierta en uno de los ejes básicos de la política exterior de España.Para finalizar esta escueta semblanza del rey Jaime I, hay que recordar dos hechos históricos que protagoniza. Primero rememorar su entrada-procesión oficial-cívica en Valencia el 9 de octubre, gesta que evocamos, cuyo itinerario consistió en llegar a la Catedral (cimentada sobre la antigua Iglesia Visigoda), entonces Mezquita que sería consagrada, y celebrar la Santa Misa de acción de gracias, por lo que repetirlo es un acto de justicia y memoria histórica con él y con el propio Reino de Valencia, que se celebra así desde su primer centenario… si es que nos tomamos en serio al pueblo valenciano y a su historia.
En segundo lugar, repasar los hechos acecidos en el II Concilio de Lyon de 1274 (dos años antes de su muerte en tierras valencianas) y que justifican el encabezamiento del artículo. Cuando el rey se despide un poco airado del Papa, al no aceptar una nueva cruzada a Tierra Santa, afirma (según su propio Llibre dels Fets): Barones, ya podemos irnos "que huy es honrrada tota Espanya".