SI EL JUEZ HABLA EL GOBIERNO TEMBLARÁ
Si Oyarbide se decide
a hablar, el Gobierno temblar habla el gobierno temblaraá. Si el juez acaba por
prender el ventilador, incluso la honestidad personal de la Presidenta se pondrá,
como nunca, en tela de juicio.
POR LUIS MAJUL – EL CRONISTA
Si Oyarbide se decide a hablar, el Gobierno temblará. Si el
juez acaba por prender el ventilador, incluso la honestidad personal de la Presidenta se pondrá,
como nunca, en tela de juicio. Esto es lo que piensan Cristina Fernández de Kirchner, su hijo Máximo, y uno de sus hombres más
cercanos, Eduardo Wado de Pedro. Íntimo de la Presidenta, flamante
miembro del Consejo de la
Magistratura, De Pedro pelea, ahora mismo, a brazo partido,
para evitar que el frívolo y escandaloso juez federal sea sometido a juicio
político. Porque un juicio político contra Norberto Oyarbide
no solo podría voltear a Carlos Zannini, el hombre
más poderoso del Gobierno después de Cristina, jefe directo de Carlos Liuzzi, quien llamó al juez para pedirle que detuviera de
inmediato un allanamiento contra la financiera de un amigo al que le estaban
pidiendo una coima. También podría determinar la reapertura de uno de los
hechos de impunidad más graves de los últimos diez años: el sobreseimiento en
tiempo récord de Néstor Kirchner y Cristina
Fernández, denunciados por enriquecimiento ilícito entre 2007 y 2008, cuando el
patrimonio de ambos aumentó 158% en apenas un año.
Sobre la
reapertura efectiva del expediente por enriquecimiento indebido, la biblioteca
de juristas está dividida. Unos suponen que la muerte del expresidente
y el paso del tiempo harían imposible una nueva investigación. Otros sostienen
que las extrañas características del hecho podrían ameritar el inicio de una
nueva causa, y la eventual condena a los responsables. En todo caso, eso
dependerá de si se le inicia o no un juicio político al inefable juez que usó,
durante mucho tiempo, un anillo de oro valuado en u$s
250 mil. Y si, en efecto, el juicio político se impulsara, los consejeros
también podrían revelar la trama de sus fallos más sospechados, y las presiones
para dictarlos. No sería algo extraordinario. Un sólo antecedente, pero de
mucho peso, avala la preocupante alternativa. Se trata de la reapertura del
juicio por encubrimiento de la investigación del atentado contra la AMIA. La decisión de
reabrir la causa AMIA, en su momento, se fundamentó en la polémica actuación
del entonces juez federal, Juan José Galeano. Y la Cámara Federal no
sólo se abocó a investigar la conducta de Galeano.
También intentó juzgar la responsabilidad de los funcionarios del gobierno de
Carlos Menem, incluido el expresidente,
por haber alentado el encubrimiento.
Es este
pánico, y ninguna otra la razón, lo que determinó que la propia Presidenta
bajara hasta el despacho de Zannini, lo encarara en
la antesala, de pie, y lo increpara con dureza. Ella sabe que Oyarbide es un mono con navaja. Tiene miedo de que la
reapertura de la investigación por su enriquecimiento súbito vuelva a aparecer
en la tapa de los diarios. Porque si los detalles del juicio ya eran
considerados escandalosos en la época que se dictó el veloz sobreseimiento,
entre la Navidad
de 2009 y el Año Nuevo de 2010 ¿cómo podrían impactar en la sociedad ahora, con
semejante malhumor social y cuando la Presidenta cosecha récord de imagen negativa y no
tiene ninguna posibilidad de competir para un nuevo mandato?
Me tomé el
trabajo de desarmar el expediente completo, analizarlo con lujo de
detalles y publicar las conclusiones en el libro El y Ella (junio de 2011,
Editorial Planeta). Lo hice con la ayuda de expertos como Manuel Garrido, ex
fiscal General de Investigaciones Administrativas (FIA). Garrido fue el primero
en alertar que la declaración jurada de bienes del matrimonio estaba muy floja
de papeles. Fue el mismo que denunció al exprocurador
general de la Nación,
Esteban Righi, de presionar a los fiscales para
evitar que siguieran investigando y mantuvieran viva la causa. El mismo que
pidió el juicio político al fiscal Eduardo Taiano,
por no apelar, como era su obligación, ante el evidente desastre procesal que
constituyó el sobreseimiento en tiempo récord de los imputados por parte de Oyarbide. Pero la actuación del juez fue, de verdad,
impresentable. Podría ser elegida para clase magistral de Derecho o Ciencias
Económicas, con el título Todo lo que no debe hacer un magistrado cuando
investiga una causa por enriquecimiento ilícito.