Nuestros hombres en América no eran tipos que se arredraran así como así. Si había que tirar de estoque, sus aceros siempre estaban prestos y afilados. Y si había gresca, allí estaban en primera línea. Pero no solo se españolizó aquella tierra a golpe de espada.
Junto a los soldados hubo otros hombres que también se la jugaban, pero
no con pólvora, sino el combate de la fe, armados con una cruz. Allá, en tierra extraña ,
primero fueron los jesuitas y, tras ellos, principalmente los
franciscanos, que se dejaron media vida evangelizando aquellos lugares
que hoy son la próspera y luminosa California.
Entonces, allá por el último tercio del siglo XIX, apenas si había nada, pero tipos inquebrantables como Fray Junípero Serra armados con su fe y con su palabra levantaron los cimientos con sus misiones de lo que hoy son grandes ciudades como Los Ángeles, San Francisco, San Diego y Sacramento.
Además, la exposición también se pregunta si es cierto que las culturas indígenas desaparecieron debido a la prolilferación de las misiones franciscanas inspiradas por Serra.
Según Steve Hackel, uno de los comisarios, «estas imágenes son hermosas, pero no solo eso, porque son también las representaciones etnográficas más importantes de la vida de los indios de California en los tiempos de las misiones». Los nativos también son recordados en la muestra, ya que como cuenta la comisaria Catherine Gudis, «al igual que los españoles, se trataba de personas que tenían una historia y una cultura importantes mucho antes de que los europeos llegaran allí, una historia y una cultura que se debe preservar».
Serra comenzó su tarea en 1769, cuando desde España se pensaba que aquella tierra californiana podía ser ocupada por otros europeos. Ayudados por decenas de soldados fundaron primero San Diego y Monterrey, donde en 1770, Serra y Gaspar de Portolá, el gobernador interino de California, tomaron posesión de la Alta California para España. Entre los indígenas y los españoles hubo tensiones, pero también mezcla de culturas, por ejemplo en cuestiones musicales. La muestra enseña igualmente los registros sacramentales de los franciscanos, sobre bautismos, matrimonios y defunciones.
Serra murió en 1784, después de la construcción de nueve misiones. Sus restos descansan en la Basílica de la Misión de San Carlos Borromeo, en Monterrey. El papa Juan Pablo II lo beatificó el 25 de septiembre de 1988.
Entonces, allá por el último tercio del siglo XIX, apenas si había nada, pero tipos inquebrantables como Fray Junípero Serra armados con su fe y con su palabra levantaron los cimientos con sus misiones de lo que hoy son grandes ciudades como Los Ángeles, San Francisco, San Diego y Sacramento.
Un hombre pertinaz
La vida de este pertinaz fraile mallorquín, llamado en su bautismo Miquel Josep (Petra, Mallorca, 1713) y su influencia en la vida de los indios y de la cultura californiana es el objeto de la gran muestra que se inauguró el día 17 en la ciudad de San Marino, concretamente en la Biblioteca Huntington , bajo el nombre de «Junípero Serra y los legados de las misiones de California», una muestra que estudia la vida y la carrera de Serra en Mallorca y España, su esfuerzo misionero en México y California, y también, como explican los organizadores, «la diversidad y la complejidad de las culturas indias de California, y las experiencias de los misioneros y los indios que vivían en las misiones».Además, la exposición también se pregunta si es cierto que las culturas indígenas desaparecieron debido a la prolilferación de las misiones franciscanas inspiradas por Serra.
Relatos de los nativos
La muestra también incluye relatos y declaraciones de descendientes de los nativos de las misiones, y aporta objetos como cuadros raros e ilustraciones que documentan la historia de Mallorca, la vida de Serra, el arte litúrgico católico del siglo XVIII y la Nueva España, así como varios bocetos y acuarelas que son una de los primeras representaciones visuales de California y sus nativos.Según Steve Hackel, uno de los comisarios, «estas imágenes son hermosas, pero no solo eso, porque son también las representaciones etnográficas más importantes de la vida de los indios de California en los tiempos de las misiones». Los nativos también son recordados en la muestra, ya que como cuenta la comisaria Catherine Gudis, «al igual que los españoles, se trataba de personas que tenían una historia y una cultura importantes mucho antes de que los europeos llegaran allí, una historia y una cultura que se debe preservar».
Setenta mil nativos
Se calcula que el número de nativos que habitaban California en aquella época era de setenta mil, y se hablaban cerca de cien lenguas distintas. Cada pueblo tenía sus propias costumbres y cultura. Fray Junípero Serra los incorporaba a sus misiones para evangelizarlos, pero este viaje a menudo se convertía en una tragedia, sobre todo por las enfermedades que mermaban a los indígenas.Serra comenzó su tarea en 1769, cuando desde España se pensaba que aquella tierra californiana podía ser ocupada por otros europeos. Ayudados por decenas de soldados fundaron primero San Diego y Monterrey, donde en 1770, Serra y Gaspar de Portolá, el gobernador interino de California, tomaron posesión de la Alta California para España. Entre los indígenas y los españoles hubo tensiones, pero también mezcla de culturas, por ejemplo en cuestiones musicales. La muestra enseña igualmente los registros sacramentales de los franciscanos, sobre bautismos, matrimonios y defunciones.
Serra murió en 1784, después de la construcción de nueve misiones. Sus restos descansan en la Basílica de la Misión de San Carlos Borromeo, en Monterrey. El papa Juan Pablo II lo beatificó el 25 de septiembre de 1988.
Datos útiles
m. de la f.madrid
«Junípero Serra y los legados de las misiones de California». Hasta el 6 de enero. The Huntington. 1151 Oxford Road. San Marino, California. www.huntington.org