El Monumento de Navarra a sus Muertos en la
Cruzada.
Nota de la Jefatura Delegada de la Comunión
Tradicionalista
En las últimas semanas han ido llegando a esta
Jefatura Delegada variadas comunicaciones procedentes de toda España e incluso
alguna del Ultramar referentes a las intenciones manifestadas por el
Ayuntamiento de Pamplona de destruir el Monumento de Navarra a sus Muertos en la Cruzada. Con
carácter previo se exhumarían los restos de los generales Sanjurjo y Mola que
en él reposan. Consecuencia de un hipotético triunfo de esta iniciativa
seguirían nuevas agresiones a otros símbolos de la Cruzada de 1936 que aún
subsisten a pesar de la legislación llamada de la memoria histórica (que en
realidad supone una auténtica desmemoria y, más aún, una traición a la
verdadera historia).
Las agresiones contra dicho Monumento se han
sucedido en los últimos años. La Hermandad de Caballeros Voluntarios de la
Cruz, con sede en el mismo, se vio confinada a la cripta en 1997 a
consecuencia de un acuerdo entre el Arzobispado y el Ayuntamiento de Pamplona,
por el cual aquél donó a éste el Monumento y desacralizó la Basílica de la
Santa Cruz, ahora desfigurada y dedicada a sala de exposiciones. En la cual el
mismo Ayuntamiento patrocinó las pasadas Navidades una exposición escandalosa, blasfema y sacrílega. Las
condiciones de la donación se han incumplido ampliamente, y la Diócesis
debería exigir la devolución del Monumento de Navarra a sus Muertos en la
Cruzada. Pero no lo hace. En cambio, el frentepopulismo ahora dominante en
Navarra quiere destruir la cripta también.
Esas acciones rebasan
claramente tanto los límites del Ayuntamiento pamplonés como los del Reino de
Navarra y constituyen un agravio grave a los muchos miles de españoles que aún
recuerdan con emoción la Cruzada de 1936 y se solidarizan con la continuación
de su espíritu.
La Comunión Tradicionalista, continuidad de las Españas
históricas, resulta ser una vanguardia de las fuerzas que se sienten
convocadas a salvar ese monumento. Pues posee un fideicomiso de muchos de los
muertos ahí recordados y de sus familiares para perpetuar su memoria. Por ello
sigue atentamente el curso de estos acontecimientos para detenerlos y, si no
fuere posible ahora mismo, para reparar, cuando las circunstancias lo
permitan, los males causados, y exigir las responsabilidades políticas y
penales que se produzcan sin permitir su prescripción. Y convoca, por lo
mismo, a los carlistas leales junto con otros españoles piadosos y patriotas
que se dan cuenta de la significación y alcance de este asunto, para que
saquen este proceso de los términos locales en que parece hallarse y lo sitúen
en el ámbito nacional y aun universal que le
corresponden.