Correcta interpretación de la vida y obra del Cura Brochero
“El caso del Padre Brochero -comenzó su reflexión monseñor Aguer- es para nosotros muy significativo porque será llamado desde ahora el patrono del clero argentino y pienso que es necesario tener una interpretación correcta de lo que fue la personalidad y la obra de Brochero. Y se me ocurre, sobre todo, subrayar su formación.
Formación sacerdotal clásica
“La formación de Brochero -explicó el arzobispo- era una formación clásica y yo lo asimilaría a la formación que recibió San Juan María Vianney, el Cura de Ars. Después del Concilio de Trento, prácticamente, se uniformó la formación sacerdotal en la Iglesia que era bien clásica en las verdades de la fe y una entrega total al servicio del ministerio sacerdotal”.
“El ministerio sacerdotal no era solamente hacer puentes y caminos sino que era, primeramente, llevar a los hombres a Cristo y eso es lo que hizo el Padre Brochero. Lo otro lo hizo de yapa en realidad. Por eso me parece muy importante subrayar esa formación clásica de Brochero como hombre de Dios, con una buena teología en la cabeza y él la teología la traducía al lenguaje de los criollos como corresponde y como tratamos de hacer todos traduciendo las enseñanzas del Señor a la gente con la cual hablamos.
“El Padre Brochero, en ese sentido, fue un extraordinario precursor y nos ha dado un camino. Claro que a la gente del centro porteño no le vamos a hablar como le hablaba él a los criollos de la sierra. Ahí se ve la característica programática de Brochero”.
Brochero célibe
Además de su formación clásica, monseñor Aguer quiso resaltar el celibato del Cura Brochero y advirtió acerca de una nueva corriente que propugna la introducción de sacerdotes casados.
“Otra cosa que desearía comentar es la siguiente: ¿Brochero hubiera podido hacer esa obra que llevó adelante si hubiera sido casado, si hubiese tenido que cargar con mujer e hijos? Digo esto porque ahora hay, en la Iglesia, una corriente que promueve la ordenación sacerdotal de los que llaman “viri probati”, es decir varones probados. Así como hay diáconos permanentes se habla de sacerdotes o presbíteros permanentes y la objeción que yo pongo es esta: ¿Qué podría hacer ese sacerdote que además tiene que ocuparse de su familia? ¿O no se ocuparía de su familia? ¿Quién va a pagar los gastos que significa mantener una familia? ¿La Iglesia o él con su trabajo?”.
“Lo digo anticipándome a algo que seguramente vendrá y sé que en algunos países se está discutiendo esto con argumentos que me parecen un poco absurdos. Ejemplo: lugares de la Iglesia donde hay muy pocos sacerdotes pero hay muchas congregaciones misioneras y, entonces, el Obispo del lugar puede llamar a algunas de ellas y verán cómo encuentran trabajadores para la mies”.
“Brochero no era un “vir probatus” sino que era un hombre célibe y entregado totalmente a Jesucristo en la castidad perfecta y por eso pudo hacer lo que hizo pues si no no se hubiera podido entregar plenamente, como lo hizo, al pueblo de Dios”.
Necesidad de certezas en las verdades de la fe
En la última parte de su reflexión el arzobispo platense se refirió a la necesidad de las certezas. “En mi comentario de hoy -dijo- quiero destacar esos dos aspectos: la formación que recibió Brochero, una formación clásica en las verdades de la fe, con certezas bien claras, y lo recalco porque hoy hay gente que dice que no son necesarias las certezas y sí son necesarios los hechos. El hombre de hoy, la mujer de hoy, cada vez más necesita certezas porque muchas veces está desconcertado, está perdido. Esta cultura que ha reemplazado a Dios por el hombre deja precisamente al hombre en el vacío y esas certezas que Brochero aprendió en el seminario, esas devociones, sus devociones populares y demás es lo que ha hecho su vida ministerial. Y, segundo, insisto en el celibato que le permitió a Brochero entregarse al Señor en cuerpo y alma y servir gratuitamente al pueblo de Dios”.
“Para nosotros es una gran alegría estar aquí en Roma y será también una gran alegría que la figura de Brochero ilumine la formación de las futuras generaciones sacerdotales de la Argentina”, concluyó.+