Báez pidió protección para sus hijos: habrían sido amenazados
El empresario K les dijo a sus allegados que hablen con el Gobierno. Llamadas intimidantes a Luciana, Melina y Martín. Fotogalería HD
Traslado de Báez y Pérez Gadín a la prision de Ezeiza, el pasado 6 de abril. FOTO: Mario Quinteros.
La prisión es horrible, pero la presión
es tanto o más asfixiante: Lázaro Báez, terminal humana de cientos de
millones de pesos de la obra pública durante los tres gobiernos
kirchneristas, está literalmente entre la espada y la pared. La pared,
es la de su celda en Ezeiza, entre cuyos ladrillos y rejas rumia sus
próximos pasos agobiado por la hipertensión, la diabetes y una ansiedad
inaguantable. La espada, el creciente flujo de mensajes intimidantes que
caen sobre él y los suyos por parte de sus viejos compañeros. Ayer
habrían sido amenazadas sus hijas Luciana y Melina, y también su hijo
Martín, otro protagonista del arqueo de dólares y euros filmado en La
Rosadita y muy comprometido en el expediente judicial.Mirá también: Apareció la mujer de Lázaro Báez: "De mi boca no van a escuchar nada"
Las amenazas –que no fueron desmentidas ni confirmadas por la fuente más cercana de Martín en Buenos Aires– habrían llegado a través de sucesivas llamadas telefónicas, en las que tres de los cuatro hijos de Báez habrían escuchado datos muy finos sobre ellos, su padre y las actividades de todos en Santa Cruz. Aunque las supuestas intimidaciones intentaron ser mantenidas en reserva, Clarín pudo saber que el propio Lázaro habría aconsejado desde la cárcel que las denunciaran ante la justicia. Eso podría ocurrir entre hoy y el lunes.
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Hubo discretas tareas de investigación sobre los llamados, que aportaron unos pocos pero llamativos datos. El celular desde el cual se habrían realizado las amenazas fue activado en una galería de la avenida Corrientes, con un chip comprado en el lugar que impide su rastreo. Desde ese lugar habrían sido realizadas las llamadas a las dos jóvenes Báez. Sin embargo, un detalle habría permitido seguir una pista: el portador del teléfono se lo habría olvidado encendido, y entonces a través de la activación de las celdas que iban registrando el paso del celular, los investigadores pudieron reconstruir el trayecto del portador del teléfono. Esa huella se detuvo en la esquina de Viamonte y Reconquista, cuando el aparato fue apagado. Pero pocos minutos después volvieron a encenderlo, para llamar a Martín y decirle que irían sobre sus hermanas si su padre dejara de callar lo mucho que sabe. Eso ocurrió en Viamonte al 300.
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“¿Sabés quién tiene su oficina en esa cuadra?”, preguntó con malicia uno de los funcionarios que siguió el caso. “Rudy Ulloa.” Tenga o no relación con las amenazas a los hijos de Báez, el dato es importante: Clarín había reflejado esta semana el miedo que Lázaro le tiene al ex chofer de Néstor Kirchner.
“Además de dar instrucciones para que los chicos hagan la denuncia, Báez también pidió a sus allegados que tramiten con el gobierno protección para los cuatro”, agregó el funcionario.
El episodio apuró al ex zar de la obra pública K a tomar una decisión sobre la que medita desde el fin de semana pasado: colaborar con la justicia contando la verdad sobre su vínculo comercial con Néstor Kirchner, y aportando mucha documentación para respaldar esos dichos. Quienes conversan con él dicen que Lázaro podría comenzar nombrando a otros allegados de Néstor que estuvieron en las maniobras. “Aparecerían los nombres de abogados y contadores que conformaron las sociedes de Néstor y Lázaro, como Roberto Saldivia. Creéme: Báez tiene todo”, dicen en su entorno.