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Su nombre escribió un capitulo único en la historia argentina. Viva, levantó pasiones y críticas. Muerta, se convirtió en un mito. Con su cuerpo se celebraron sesiones esotéricas secretas
Eva Perón es conocida por haber sido una de las personas más influyentes en la historia de Argentina. Fue uno de los rostros más perseverantes en la lucha contra las desigualdades sociales. Se convirtió, con 26 años, en primera dama tras contraer matrimonio con Juan Perón. Solo un fulminante cáncer de útero pudo con «Evita» –tenía 33 años– un 26 de julio de 1952.
Desde ese momento ya no habría paz para su cadáver. Apenas expiró, las manos eminentes del doctor Pedro Ara procedieron a embalsamarla, una obra maestra que le llevó un año. Sin embargo, los antiperonistas pusieron fin al segundo mandato de Perón precipitando su exilio. Pero el cuerpo de Evita se quedó en tierra de nadie. No pasó mucho tiempo hasta que los golpistas triunfantes confirmaron que era su cuerpo real, solo tras extraerle parte del tejido de la oreja izquierda, cortarle un dedo y hacerle varias radiografías. Les llenó de pánico porque podía ser tomado y utilizado como símbolo por el bando peronista para sus fines políticos.
«Operación Evasión»
Por mandato del presidente Aramburu, el cuerpo debía desaparecer. Así –escoltado por sus hombres– el coronel Mori-Koenig, jefe del servicio de inteligencia del ejército, la secuestró la noche del 22 de diciembre de 1955. El doctor Ara tuvo los peores presentimientos. No obstante, la orden de destruirlo nunca fue dada ante el caos absoluto que podría desatarse. Más tarde, Héctor Cabanillas le relevó en el cargo y comandó la «Operación Evasión». Así, en abril de 1957, hicieron pasaron el cuerpo de Evita por el de María Maggi de Magistris, una viuda italiana, y se embarcó en un navío con dirección a Milán. No se habló más de aquel «problema». Los rumores sobre su suerte no hicieron sino crecer así como su leyenda.En mayo de 1970, jóvenes guerrilleros -llamados montoneros- secuestraron y ejecutaron a Aramburu tras acusarle de haber fusilado a peronistas y de haber hecho desaparecer a Evita. La dictadura militar se tambaleaba y un nuevo caudillo, el general Lanusse, tomaría el mando. Lanusse, en un acto simbólico de amistad, le dio su palabra a Perón, refugiado en España, de que le devolvería el cadáver de su exmujer. Cabanillas volvería así sobre sus pasos.
Rumbo a Madrid
María Maggi de Magistris volvería a llamarse Eva Perón el 3 de septiembre de 1971, fecha en la que llegó a Madrid –concretamente a la residencia de Perón, en Puerta de Hierro, por 3 años– tras un largo periplo por Italia, Francia y la propia España. Sin embargo, el exlíder acusó, tras comprobar su estado, a guardias y marinos de haberse ensañado cruelmente con su cuerpo (varios cortes, nariz destrozada, planta de sus pies cubiertas de brea, sin un dedo de la mano).Pero, el misterio alrededor de Eva no acabó aquí. Se cuenta que Rega, el hombre de confianza de Perón, celebraba sesiones esotéricas secretas con la tercera esposa de Perón, Isabel, para transmitirle su carisma. El cadáver de Evita no se quedaría en la capital durante mucho tiempo.
En 1976, la Junta Militar de Argentina decidió entregarle el cuerpo a la familia Duarte. Evita descansaba así –19 años más tarde– en Buenos Aires, bajo estrictas normas de seguridad: enterrada a 8 metros de profundidad, en una cripta en el cementerio de La Recoleta.
Rostro peronista
María Eva Duarte de Perón (Los Toldos, 1919) fue uno de los rostros visibles del peronismo, una de las corrientes políticas más importantes en Argentina. Pese a que «Evita», cariñoso apelativo impuesto por los más pobres, llegó a acumular mucho poder, tuvo humildes orígenes que la llevaron a desembarcar con solo 15 años, una maleta y un sueño en Buenos Aires. Antes de conocer a Juan Perón, su futuro marido y próximo presidente del país, desarrolló una fugaz carrera como actriz. Una vez convertida en primera dama (1946), su lucha a ultranza por las causas sociales y los más desfavorecidos la hicieron ganarse el amor de estos sectores.El cadáver de Perón, profanado
El exlíder argentino falleció el 1 de julio de 1974. Su cuerpo, también embalsamado, fue al igual que su segunda mujer, Eva, y el general Aramburu, profanado años más tarde. En julio de 1987 –13 años después– el Partido Justicialista recibió una carta en la cual se pedía un rescate de 8 millones de dólares por sus manos, junto con otros objetos personales, tras ser robadas. Una cadena de muertes sospechosas de quienes participaron en la investigación del suceso –como el juez Jaime Far Suau– inyectó todavía más de enigmas y misterio este episodio.La cultura popular se ha encargado de alimentar que los miembros mutilados participaron en rituales de la logia masónica «P2», que tal robo sacudía los cimientos de la endeble democracia del país o que se reducía el poder simbólico y religioso de Perón a la altura de Evita.