El conspirador que asesinó a Alejandro Magno, a la esposa de éste, a sus hijos y a su madre
El hijo de Antípatro es señalado por las fuentes antiguas como el ideólogo de la muerte del conquistador macedonio. Es, además, el principal responsable de la desaparición de la Dinastía argéada, que había gobernado Macedonia durante varios siglos
El 2 de junio del 323 a. C. Alejandro Magno, el dueño y señor de Asia, participó en un banquete organizado por su amigo Medio de Larisa en un lujoso palacio de Babilonia. Como era costumbre en fechas recientes, el general macedonio bebió copiosamente de manos de su copero Yolas, el hijo de Antípatro, uno de los pocos hombres de la corte de Filipo II todavía vivos. Alejandro enfermó gravemente esa misma noche y pereció doce días después. ¿Quién o qué había matado al macedonio? Pese a que sus síntomas podrían encajar con los producidos por la malaria, la fiebre tifoidea o el virus del Nilo, una vez más en Macedonia el principal sospechoso de su muerte fue el uso de algún tipo de veneno.
Las objeciones de los historiadores modernos a la teoría del envenenamiento se basan en que pasaron 12 días entre el comienzo de la enfermedad y su muerte, sin que en el mundo antiguo se conocieran venenos que tuvieran efectos de tan larga duración. Sin embargo, un estudio reciente del Centro Nacional de Venenos de Nueva Zelanda, publicado en la revista «Clinical Toxicology», apunta una sustancia tóxica que encajaría en la muerte de Alejandro. El «Veratrum álbum», más conocido como ballestera o eléboro blanco, es una planta de las familias de las liliáceas que crece en el centro y sur de Europa. Se sabe que los griegos ya conocían las propiedades de la planta y la usaban como tratamiento para inducir el vómito, pero también era capaz de provocar una muerte lenta y dolorosa en grandes cantidades.
Según la tradición antigua, el supuesto veneno fue arrojado por el copero real Yolas bajo instrucciones de Casandro de Macedonia –ambos hijos de Antípatro–, que se encargó de transportar la sustancia a Babilonia con una mula. También es posible que la tradición culpe a Casandro de la muerte de Alejandro más por sus pecados posteriores que por ser el auténtico responsable, pero el sanguinario empeño del hijo de Antípatro por hacer desaparecer a toda la estirpe del conquistador le convierte en un sospechoso recurrente. Fue, además, un personaje brutal y casi inédito más allá de su faceta como conspirador profesional.
Casandro, un personaje oscuro y brutal
Antípatro de Macedonio fue uno de los más importantes y leales generales de Filipo II de Macedonia –padre de Alejandro Magno–, que, junto a Éumenes de Cardia –secretario de Filipo II y hombre de confianza de Alejandro–, Parmenión –el principal responsable de las grandes victorias contra el Imperio persa– y Clito el Negro, conformaron la vieja guardia que tuteló al imberbe joven, de 20 años, en su viaje hacia las entrañas de Asia. Cuando Alejandro abandonó Macedonia para conquistar el Imperio persa, Antípatro fue designado gobernador de Macedonia. Entre sus responsabilidades estaba la de mantener la paz en Grecia y la de velar por la seguridad de la madre de Alejandro, Olimpia de Epiro, quien no podía ser catalogada precisamente de mujer de trato fácil.«¿A quién le dejas tu puesto?», le interrogaron en su lecho de muerte
Antípatro y su hijo Casandro, hasta entonces un desconocido en la escena política y militar de la época, se alzaron como dos importantes actores en las llamadas Guerras de los Diádocos (o los Sucesores) que enfrentaron a los sucesores de Alejandro entre sí por hacerse con las tierras conquistadas por éste. En medio del conflicto sucesorio, los escasos familiares de Alejandro se vieron envueltos en una vorágine de asesinatos. El primer damnificado fue el único hermano vivo del macedonio, Filipo Arrideo, hijo ilegítimo de Filipo II de Macedonia y de una bailarina de Tesalia, que se convirtió en un instrumento político en manos de Antípatro, quien conservó la regencia de Macedonia, y posteriormente de su hijo.
El primer damnificado fue el único hermano vivo del macedonio, Filipo Arrideo
Quizá por miedo a levantar al pueblo macedonio contra su gobierno, Casandro conservó con vida a Roxana, la viuda de Alejandro, y a su hijo Alejandro IV, también capturados junto a Olimpia en Pidna, aunque prohibió tratarlos como miembros de la familia real. Sin embargo, en el año 311 a. C, Casandro reconoció frente a otros sucesores de Alejandro al hijo legítimo de éste como futuro Rey a cambio de conservar el control de Macedonia y Grecia hasta que el joven llegase a la mayoría de edad. Por supuesto, el hijo de Antipatro no estaba dispuesto a ceder el poder y, menos de un año después, asesinó al joven Alejandro IV, de 13 años, y a su madre, Roxana, poniendo fin a la Dinastía argéada que había gobernado Macedonia durante varios siglos.
Asimismo, Poliperconte –el viejo aliado de Olimpia– proclamó Rey a Heracles, el supuesto hijo de Alejandro Magno con la noble persa Barsine, pero Casandro le sobornó, e hizo que le ejecutase en el 309 a.C, así como a su madre. Después de aquello, la posición favorable de Casandro en Grecia y Macedonia le permitió proclamarse Rey en el 305 a. C. Solo la muerte del macedonio, por hidropesía, en el 297 a.C. puso punto final al interminable baño de sangre.