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Por qué el gobierno no podrá detener el deterioro económico – Por Roberto Cachanosky
Las razones para formular
semejante afirmación son básicamente dos: 1) el modelo siempre fue
intrínsecamente inconsistente y se quedó sin financiamiento y 2) el
gobierno no puede generar ningún tipo de confianza.
Cristina Fernández podrá retener el poder recurriendo a mil tramoyas
políticas, pero lo que no podrá nunca es recuperar la destrucción
económica que ella y su fallecido esposo le generaron a la Argentina.
Para ir directo al punto voy a formular una afirmación y luego
explicarla. La afirmación es muy sencilla: mientras esté el kirchnerismo
en el poder, la economía argentina irá barranca abajo. El kirchnerismo o
cristinismo no tiene ninguna posibilidad de cambiar el curso declinante
de la economía. Podrá, si tiene suerte, tener algún descanso
temporario, pero la curva va a ir inevitablemente hacia abajo.
Las razones para formular semejante afirmación son básicamente dos:
1) el modelo siempre fue intrínsecamente inconsistente y se quedó sin
financiamiento y 2) el gobierno no puede generar ningún tipo de
confianza.
La inconsistencia del modelo, si es que así puede llamarse a esta
acumulación de parches, es que sigue creyendo que primero se puede
consumir y luego producir. La redistribución demagógica y populista duró
mientras hubo recursos para financiarla. Eso se acabó y ellos lo saben.
Mucho se ha hablado en estos días que el blanqueo de capitales busca
reactivar la economía ante la falta de recursos. Tal vez ese sea un
objetivo secundario y un argumento para “vender” el blanqueo ahora
llamado exteriorización, pero me parece que el objetivo primario es
buscar cobertura ante los escándalos de corrupción que surgen día a día.
Ahora bien, ¿por qué la economía seguirá deteriorándose mientras siga
el cristinismo? Por la sencilla razón que no solo no generan confianza
con lo que hacen, sino que ahora generan cada vez más pánico en los
agentes económicos. En la desesperación por mantenerse a flote ya hacen
cualquier barbaridad económica e institucional, lo cual puede agravar la
crisis en forma más acelerada como por ejemplo generar una crisis
financiera por miedo a que hagan cualquier cosa con el dinero de la
gente. No digo que necesariamente vaya a pasar, pero la psicosis es
grande al ver tanta impunidad, que la gente vive preguntando si pueden
meterse con las cajas de seguridad. Es más, si mal no recuerdo Kicillof
tiró un número sobre cuánto calcula el gobierno que hay en dólares en
las cajas de seguridad. El solo hecho de dar ese número y decir que
ellos saben lo que la gente tiene en las cajas de seguridad es motivo
suficiente para que la gente se preocupe. Después de todo, el
kirchnerismo tiene un largo curriculum en materia de confiscaciones.
Justamente ese es su principal problema para poder salir del pantano
económico en que están metidos. Por el problema de tipo de cambio real
ya no generan tantos dólares comerciales como para bancar importaciones y
sostener consumo. Lo que se consume hay que producirlo adentro, pero
para eso necesitan inversiones. Necessitan que aumente la capacidad de
producción, porque Marcó del Pont podrá seguir emitiendo moneda para
“estimular” la economía pero si no hay bienes para comprar, veo difícil
que la gente pueda consumir, salvo que se coma los papales que emite el
Central. Y aquí tienen el problema de fondo, solo un kamikaze puede
invertir en un país en el que no se pueden girar utilidades y
dividendos. Moreno te ordena qué tenés que producir, a qué precio
vender, etc. Encima te matan con impuestos. Todo lo necesario para que
no haya proyecto de inversión que tolere semejante locura de
autoritarismo económico. Pero como se sabe que quieren sostener el
populismo, la pregunta que se formula la gente es: ¿qué caja van a
manotear ahora? Es decir, la pregunta lleva implícito otro riesgo más.
Meterse en alguna inversión que luego se transforme en una pesadilla
porque en nombre del modelo de inclusión social, el gobierno decidió
expoliar con algunos de sus mecanismos de abuso del poder. La gente vive
pendiente de qué activos va a atacar el gobierno para financiarse, el
peor clima que uno puede imaginar para las inversiones.
Agreguemos que el espectáculo que dieron los cinco funcionarios del
área económica para explicar el blanqueo dejó en evidencia la falta de
preparación para poder responder con solvencia a preguntas muy
elementales. Ni ellos sabían explicar en qué consiste este blanqueo que
quieren tratar en forma urgentísima.
Pero voy más allá y reconozco que una presidente con inclinaciones
autoritarias y desconocimiento de lo más elemental de la economía nunca
va a poder estar rodeada de gente preparada y que genere confianza.
Puesto en otros términos, el lamentable espectáculo de los cinco
funcionarios no es otra cosa que el reflejo de la mediocridad
intelectual de Cristina Fernández de Kirchner. Y aquí llegamos al punto
de fondo. El principal obstáculo para poder recuperar la economía tiene
nombre y apellido: Cristina Fernández de Kirchner. Es ella la que, en su
ambición de poder y desprecio por las instituciones, hace inviable
cualquier recuperación económica. No hay forma que ella logre generar
confianza en los inversores. Si el ministro de economía tiene miedo de
hablar de inflación, quiere decir que sus funcionarios tienen pánico a
la ira presidencial. Eso lo perciben los inversores y no van a ser tan
inconscientes de hundir su capital en un país que depende de los
caprichos autoritarios de una persona absolutamente imprevisible y
caprichosa.
Como lo he dicho en reiteradas oportunidades, aquí no se trata de
retocar el tipo de cambio, subir la tasa de interés o cambiar la
política de subsidios. El tema es mucho más profundo y tiene que ver con
la falta de confianza en la persona que tiene el monopolio de la
fuerza. Seguramente ya no tiene ese famoso 54% que dicen haber sacado en
las elecciones de 2011, pero tiene el monopolio de la fuerza y
capacidad de hacer daño con los resortes de poder que conserva. Y ese
poder de dañar condena a la Argentina a una continua caída en las
inversiones, menos puestos de trabajo, baja en la productividad y menos
salarios reales.
A esta altura del partido, ya no pueden salir del cepo cambiario
porque si pusieran un dólar financiero con flotación sucia, el mercado
les barrería las reservas, y más con todo el prontuario confiscatorio
que han demostrado que pueden aplicar en cualquier momento.
No tienen forma de financiar la recuperación de la destrucción del
sistema energético y la gente les tira por la cabeza los pesos que
emiten.
La confianza, que es la clave de todo proceso económico está
quebrada. Cristina Fernández podrá retener el poder recurriendo a mil
tramoyas políticas, pero lo que no podrá nunca es recuperar la
destrucción económica que ella y su fallecido esposo le generaron a la
Argentina. La semilla de la decadencia económica está en la misma
presidente. Mientras eso no cambie, no puede esperarse que la economía
entre en una senda de crecimiento, ni aún con este engendro del
blanqueo, que parece ser más una cobertura para los corruptos que un
instrumento para atraer inversiones.