LA NUEVA Y DESCONOCIDA OLIGARQUÍA "NASIONAL"
Se la presentamos.
Eduardo Elsztain es el símbolo de la nueva y poderosísima oligarquía terrateniente argentina. El gobierno nacional y popular de Cristina Fernández de Kirchner lo define como “un gran desarrollador inmobiliario que apuesta al crecimiento del país”. Su fortuna creció de la mano de George Soros en los años ’90. Tiene bajo su poder un millón de hectáreas, la mayoría de los shopping en nuestro país y controla Puerto Madero. Preside el Banco Hipotecario y desde allí muestra su gratitud a la gestión K apoyando el programa PRO.CRE.AR.
Es algo más que un empresario desconocido para la mayoría de la sociedad. Representa el poder que no requiere de masividad porque lo ostenta. Es un aliado estratégico del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Para Jorge Rulli, miembro del Grupo de Reflexión Rural, Elsztain es un eximio representante de la moderna oligarquía, la dominante, la que encontró en la tierra el fruto para desplegar una voracidad ilimitada, todo bajo el título de progreso, desarrollo, tecnología y negocios. Es el número 2 del Congreso Mundial Judío y preside el poderoso Grupo IRSA, dedicado a inversiones inmobiliarias y agropecuarias asociándose a grandes empresarios a nivel mundial. Pero Eduardo Elsztain es mucho más que eso. Preside el Banco Hipotecario, entidad fundada en 1886 bajo la presidencia de Roca.
En pleno menemismo dejó de cumplir su función social cuando fue privatizado en 1997. Bajo el mando de Elsztain opera como una sociedad anónima, con participación estatal mayoritaria, dedicándose a varias actividades financieras, además del financiamiento subsidiado que recibe de ANSES por el Programa PRO.CRE.AR. Ya en la presidencia Kirchner, el Grupo IRSA posee el 21 por ciento de las acciones del Hipotecario. “Con la ANSeS tenemos una relación muy buena”, dijo Eduardo Elsztain, en una nota firmada por Mariano Gorodisch.
Un notable hombre de las finanzas y la política ocupa el segundo lugar en el Hipotecario: Mario Blejer. En la década del ’80 se incorporó al Fondo Monetario Internacional como consejero de la Tasa Monetaria. Fue presidente del Banco Central de la República Argentina en la presidencia de Duhalde. Planeó dolarizar la economía para levantar el corralito. Su historia la actualiza con una definición que no ofrece contradicciones: “Nuestro objetivo es contribuir a la reconstrucción del sector financiero. Si hay una falla del mercado, la intervención del sector público es necesaria, así que esperemos que el gobierno nos acompañe”.
Con el Banco Hipotecario, Elsztain muestra su función social, acompañando al gobierno nacional en el lanzamiento de programas habitacionales. Con el Grupo IRSA (Inversiones y Representaciones Sociedad Anónima), avanza en la posesión de la tierra. Conforma el grupo inmobiliario más grande de la Argentina.
Desde 1996, a través de su subsidiaria Alto Palermo S.A. (APSA), expandió sus actividades inmobiliarias en el segmento de los centros comerciales (Abasto Shopping (Buenos Aires), Alto Avellaneda (Avellaneda), Alto NOA (Salta), Alto Palermo (Buenos Aires), Alto Rosario (Rosario), Buenos Aires Design (Buenos Aires), Córdoba Shopping (Córdoba), DOT Baires Shopping (Buenos Aires), Mendoza Plaza (Mendoza), Paseo Alcorta (Buenos Aires), Patio Bullrich (Buenos Aires), Patio Olmos (Córdoba), Soleil Factory (Boulogne).
La diversificación para absorber todo el negocio no puede prescindir del dinero plástico. Alto Palermo S.A tiene una empresa subsidiaria, Tarshop S.A, que con su tarjeta de crédito Tarjeta Shopping, se dedica a la financiación del consumo.
El hombre que vive en Belgrano, domina y es propietario de Puerto Madero, emblema del menemismo y ahora del kirchnerismo. Elsztain es uno de los desarrolladores inmobiliarios que la presidenta de la Nación no mencionó al momento de lanzar el Polo Audiovisual en la Isla de Marchi.
Maneja un banco, los centros comerciales, Puerto Madero y toda la tierra. Elsztain no está impedido en comprarlo todo. Es un argentino que saludó la Ley de Extranjerización de la Tierra, norma que impide a los foráneos adquirir ilimitadamente territorios nacionales.
Cresud S.A, la empresa líder agropecuaria de la Argentina, le permite ser del dueño de un millón de hectáreas productivas en nuestro país, Bolivia, Brasil y Paraguay.
Cuando el gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner lanza la Resolución 125, Cresud S.A logró captar en el mercado US$ 288 millones para concretar una ampliación de su capital. En ese momento, que significó una de las apuestas más grandes del Ejecutivo Nacional para “combatir a la oligarquía terrateniente”, Eduardo Elsztain declaró: "Nunca se puede decir que una suba de impuestos no afecte a un negocio, pero acá hay que mirar la película y no la foto. Evidentemente el campo sigue siendo un negocio atractivo para los inversores". Cresud S.A jugó en los dos mostradores, en cualquiera de ellos ganaba para quedarse con todo.
Cresud S.A crece en la región. Sus inversiones se expanden en Bolivia, Brasil y Paraguay a través de la compra de tierra y la cosecha de soja, trigo, maíz y girasol, a decir de Elsztain, “un gran refugio para los inversores”. Como la ambición debe tener amplitud, Cresud S.A en 2003 comenzó a faenar su propio ganado luego de obtener las autorizaciones pertinentes. A junio de 2009, el ganado vacuno de la empresa sumaba 87.803 cabezas y cubría una superficie total de 95.982 hectáreas dedicadas a esta actividad comercial.
ANTECEDENTES
Elsztain es, posiblemente, el empresario "argentino" con mayores contactos en el mundo de los negocios. Desde hace varios años tiene una asistencia perfecta al Foro Económico de Davos. IRSA es reconocida en el mundo como la empresa argentina que asegura los mejores negocios en bienes raíces. El salto de IRSA se produce cuando Elzstain, gracias a sus contactos dentro de la colectividad judía, conoce al financista húngaro George Soros. Durante más de diez años, todo el período peronista – menemista, Elsztain trabajó codo a codo con Soros, haciéndole ganar la módica cifra de 500 millones de dólares a través de “inversiones inmobiliarias”. Por supuesto, Eduardo logró su cometido: además de los contactos, dejó atrás el insignificante capital de IRSA, alrededor de 100 mil pesos, cuando tomó la empresa a comienzos de los dorados años ’90.
Como tantos otros empresarios argentinos que intentan ganar en escala, Elsztain ahora también puso la mira en Brasil. Para IRSA, en realidad, se trata de un regreso, ya que a mediados de los noventa la empresa había incursionado allí, asociada con un grupo local en los negocios de los shoppings y la administración de edificios de oficina. La vuelta al mercado brasileño, esta vez, se concretaría con Cresud, la compañía de inversiones agro-ganaderas del grupo, que ya compró campos en el socio mayor del Mercosur.
Para financiar todos estos proyectos, el lugar que tenía Soros dentro del esquema de negocios del Grupo IRSA fue ocupado por otros tres de los empresarios más ricos del mundo: Sam Zell -uno de los cinco mayores propietarios de inmuebles de los Estados Unidos-, Michael Steinhardt -dueño de uno de los principales fondos de inversión- y Edgar Bronfman, dueño de los estudios Universal.
Invisible para la mayoría de los argentinos, Eduardo Elzstain es un símbolo del tiempo kirchnerista de producción, desarrollo del capital y el consumo. Jorge Rulli, integrante del Grupo de Reflexión Rural, estudia las variables que el modelo ofrece, las últimas, propias de un fin de fiesta.
A fin de 2012, CFK anunció la expropiación del histórico predio de la Rural en Palermo. La militancia saludó el avance sobre la “oligarquía terrateniente”, rótulo que por supuesto no cae en la figura del poderoso Elzstain, aliado estratégico del gobierno nacional y popular.
“La Sociedad Rural ya no existe. Son unos viejos que cuidan la genealogía de los toros del Siglo XIX. Eso debería estar en un museo no en la Sociedad Rural porque se trata de una historia de la genética bobina, pero eso ya no importa porque el campo no hace bobinos o bien se aplican pastillas de semen. Ahora nos enteramos que ese predio pertenece al grupo IRSA, y si el gobierno lo entrega a Elsztain, Grobocopatel y Werthein, estaría franqueando la realidad, porque hoy el campo no es de la Sociedad Rural sino de estos hombres”, sentencia Rulli.
¿A quién pertenece el campo argentino?
A lo sumo los viejos oligarcas tienen sus hectáreas para fomentar el turismo rural y a ellos ataca el gobierno para convertirlos en un cuco sin poder. El campo cambió de manos, es una empresa sojera extraordinaria. Hablamos de la apropiación sionista de la tierra, de esto no hay dudas, porque se trata de influyentes personajes vinculados con el Estado de Israel que se manejan con el dinero de George Soros. Lo paradójico de esto es que cuando en alguna pared de Buenos Aires sale el nombre de Eduardo Elsztain cuestionándolo, esa crítica no tiene ninguna relación con el millón de hectáreas que posee sino por su relación con los Shopping que maneja.
¿Es un nuevo poder?
Por lo pronto nos referimos a gente que actúa con un poder inmenso, algo que nunca tuvo en la historia la oligarquía terrateniente. Es tan influyente que cuando surgió el conflicto por la Isla de Marchi y el de un Shopping, los comunicadores “optaron” por hablar del Grupo IRSA. Jamás se escribe el nombre de Eduardo Elzstain.