lunes, febrero 18, 2013

Antes de irse, el Papa denunció las peleas dentro de la Iglesia

Por Julio Alganaraz

En el sermón de su última liturgia pública, criticó duro los ataques contra la unidad de la Iglesia. Y en un claro reconocimiento de las disputas internas llamó a superar “individualidades y rivalidades”.
ROMA. CORRESPONSAL - 14/02/13
El Papa que se va el último día de febrero y que con su renuncia ha zambullido en una abierta crisis a la Iglesia lanzó ayer un duro ataque contra la Curia Romana, el gobierno central de la inmensa estructura de 1.300 millones de católicos. En el sermón de su última liturgia pública, la del Miércoles de Ceniza que inicia la Cuaresma, dijo que era el tiempo “de reflexionar” sobre cómo “el rostro de la Iglesia es a veces desfigurado por ataques contra la unidad y divisiones del cuerpo eclesial”.
El nutrido grupo de cardenales que estaban frente a él , y que como Benedicto XVI vestían los paramentos color violeta de la penitencia, de cara al sacrificio de la Semana Santa, lo miraron turbados. Algunos de ellos son los protagonistas de la lucha de facciones que han asediado a Joseph Ratzinger durante su pontificado de 7 años y 10 meses y apremiaron finalmente su voluntad de retirarse.
Se vivía un clima de tensión en la basílica de San Pedro plena de gente conmovida por el triste momento histórico, casi inaudito en los tiempos modernos de la Iglesia. El anciano pontífice que anunció la renuncia el lunes a partir de fin de mes agregó que era necesario “superar individualismos y rivalidades”, lo que sería “una señal humilde y preciosa para aquellos que están alejados de Dios”.
Todos entendieron de que estaba hablando. Benedicto XVI añadió otro golpe directo. Afirmó que “el verdadero discípulo no sirve a sí mismo o al público sino al Señor. Nuestro testimonio será más incisivo cuando menos busquemos nuestra gloria”.
“En nuestros días muchos están dispuestos a destrozar sus ropas frente a los escándalos y las injusticias, naturalmente cometidos por los demás, pero pocos parecen disponibles a actuar sobre el corazón de su propia conciencia y sus propias intenciones, dejando que el Señor transforme, renueve y convierta”, remató el Papa.
El pontífice se prepara para aislarse en los ejercicios espirituales tradicionales en preparación de la Semana Santa, que tendrán a todos los protagonistas de la Curia purificándose de sus pecados. En ese retiro, con los ejercicios que dictará este año el cardenal Gianfranco Ravasi, se vivirán momentos difíciles, tal vez con algunos reproches abiertos, entre los grupos (todos conservadores) enfrentados.
“He renunciado en plena libertad” y “estos no son días fáciles para mi”, dijo esta mañana el Papa al iniciar su discurso en la audiencia general de los miércoles, entre las ovaciones mezcladas con gritos de afecto, ondear de pañuelos y llantos de los ocho mil fieles presentes en el aula Nervi del Vaticano. “Recen por mí y por el futuro Papa”, pidió. Se vive un momento inédito en la Iglesia de los tiempos modernos, de inaudita ruptura con la tradición de que un Papa gobierna para siempre y que “no desciende de la cruz” sino muerto.
En la misa de la tarde, el secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, estrecho colaborador de Benedicto XVI y blanco favorito de las facciones internas de la Curia que pretendían su despido del cargo de “primer ministro” del pontífice, dirigió el saludo final al pontífice mientras varios cardenales en las primeras filas no ocultaban sus lágrimas. “Gracias, Santidad, por habernos dado el luminoso ejemplo de simple y humilde trabajador en la viña del Señor, un trabajador que ha sabido en cada momento realizar lo que es más importante: llevar a Dios a los hombres y llevar los hombres a Dios”.
Bertone concluyó con la voz que se le quebraba y la multitud no aguantó más. Prorrumpió en gritos de “¡Viva el Papa!”, con aplausos cerrados y pañuelos de saludo que flamearon durante varios minutos.
El Papa recibirá el sábado 16, después de que concluyan los ejercicios espirituales, al primer ministro italiano Mario Monti. El otro sábado, el 23, el encuentro será con su amigo, el presidente italiano Giorgio Napolitano, de 86 años muy bien llevados.
El miércoles 27 llegará la jornada de la despedida final. En la plaza de San Pedro el Papa presidirá su última audiencia general ante una multitud “oceánica”, como dicen los italianos. Estará presente el cuerpo diplomático, todos los cardenales reunidos en Roma y muchos personajes del mundo católico.
El jueves 28 a las cinco de la tarde, Joseph Ratzinger, todavía Papa, abordará el helicóptero que lo llevará a la residencia estiva pontificia de Castelgandolfo. Tres horas después, el cardenal Bertone, como cardenal camarlengo encargado de la transición al Cónclave, entrará en los aposentos papales, romperá con un martillo el anillo del pescador que el Papa lleva en su dedo anular derecho, y el sello pontificio. Los espacios en los que vivió el pontífice desde que fue elegido serán sellados. No habrá más Papa y se iniciará el período de la sede vacante en medio de una gran incertidumbre acerca de cual será el futuro inmediato de la Iglesia.