Ante la renuncia de Benedicto XVI
Cuando hoy nos despertábamos estaban
describiendo la forma para elegir un nuevo Papa, nos sorprendió pero
pensamos en las habituales especulaciones a la que nos tienen
acostumbrados los medios… pero no, el Papa había renunciado y lo había
hecho porque no se ve con las fuerzas necesarias para conducir, para
guiar, para pastorear la Iglesia. Quizás no se sienta con fuerzas para
sostener el timón de una barca que está siendo atacada de afuera y de
adentro; una barca que, como él mismo dijo siendo cardenal, está haciendo
agua por muchos lados.
Benedicto XVI dejo en estos años una Iglesia en
camino a sus raíces, el año de la fe una oportunidad única para repensar
si estamos en la Iglesia, porque creemos con ella o si estamos fuera
porque hemos hecho nuestra propia religión, muchos Obispos, Sacerdotes y
laicos lo están, algunos con conciencia, otros sin ella y otros para
seguir a quienes no se atreven a enfrentar. Muchos de ellos que están
fuera estarán celebrando, festejando, felices porque el Papa ha
renunciado. En el mediocre episcopado argentino deben estar felices y
deseando que el nuevo Papa sea por lo menos tan mediocre como ellos, pero
muchos desean un Pontífice enemigo de Cristo y de la Iglesia, que cambie
lo que Dios ha instituido en el orden natural, muchos quisieran que el
nuevo Papa guiñe el ojo a la cultura de la muerte, para no tener que
enfrentarse a quienes pregonan las uniones antinaturales, el aborto, la
fecundación egoísta en tubos de ensayos, la caducidad del vinculo
matrimonial, etc., etc.….
Hoy hay en mi corazón, como en muchos, nace la
incertidumbre: ¿Quién será el nuevo Papa? ¿Será fiel? ¿Será infiel? ¿Podrá
tomar las medidas que necesita la Iglesia? Sin embargo por esa fe,
que tenemos y que este año estamos tratando de fortalecer, sabemos que el
Espíritu Santo gobierna la Iglesia y a él encomendamos a los cardenales
que deberán elegir al nuevo Papa.
Por otro lado nos sentimos llamados
especialmente a vivir una cuaresma más penitente que nunca, más orante que
nunca, porque la Iglesia necesita nuestros sacrificios, nuestras
oraciones. Por momentos me pregunto: ¿A Benedicto XVI le habrán faltado
fuerzas, por nuestra falta de oraciones?
Sobran ya las palabras, ahora queda el servicio
a la Iglesia en la Oración, la mortificación, el
sacrificio….
Gracias Benedicto XVI!!
Viva la Iglesia!!!
Marcelo Grecco
Director
Revista el Caballero de Nuestra
Señora
Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este Consistorio, no sólo para
las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una
decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber
examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza
de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer
adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este
ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no
únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado
sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas
transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de
la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es
necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que,
en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer
mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. Por
esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena
libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de
San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril
de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas,
la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser
convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la
elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy las gracias de
corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el
peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora,
confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor
Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su
materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice.
Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo
corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la
plegaria.
Vaticano, 10 de febrero
2013.