LA FAMILIA DE CRISTINA
                                                  LA  FAMILIA  DE   CRISTINA 
                                     (Después de la modificación del código civil)
Hugo  Esteva
-          Y  vos ¿qué venís a reclamar?
-          No,  nada, yo vengo por lo que le tocaba a mi viejo… Bueno, no, en realidad no es mi  viejo exactamente, era la pareja de mi vieja, ¿viste?
-          ¿Y…?
-          Y,  bueno, él tenía derecho sobre la herencia de su otra mujer, o sea, porque ella  había heredado del primer marido…
-          Pero  ellos se habían divorciado, ¿no?
-          Sí,  pero fue un divorcio “express”, de esos que salen en quince días; porque ellos  habían firmado un documento diciendo que “ya no se amaban”, y se lo  dieron.
-          Y  bueno, ¿entonces?
-          No,  pero lo que pasa es que después tenían que hacer la división de bienes, que  lleva más tiempo y, como él se murió de golpe, ella quedó como heredera porque  con la otra no convivía para evitar problemas económicos, ¿viste? Se veían, nada  más…
-          ¿Pero  vos estás seguro de que no habían firmado un acuerdo  prenupcial?
-          Y,  no, porque ella era casada…
-          Ella,  ¿cuál?
-          Y,  la otra…
-          Ah,  entonces la tuya todavía tenía lo del marido…
-          Bueno,  mía no. Era la de la pareja de mi vieja.
-           Bueno, lo mismo, es la que te llega a  vos, ¿no?
-          Y,  la que le hubiera llegado a la vieja, pobre, que sabés cómo lo  cuidó…
-          Ah,  ¿y vos estás seguro de que no hicieron una declaración previa de  bienes?
-          Y,  no, pero como convivieron bastante tiempo…
-          Ahora,  vos, que sos el heredero de tu vieja, ¿lo tenés puesto bien en  claro?
-          Bueno,  más o menos, porque a nosotros nos inscribieron con el apellido de mi vieja  porque el viejo había decidido usar ese y no el suyo por no sé qué problema  legal de mi abuelo, ¿viste? Pero a la vieja la habían inscripto con el apellido  de la otra pareja de mi abuela, que es casi como que la  adoptó…
-          Medio  complicado lo tuyo, ¿no? Pero, en fin, siempre está lo del ADN, en todo  caso…
-          Bueno,  ahí sí que no sé. Porque a nosotros nos hicieron una modificación genética, por  una enfermedad hereditaria que capaz nos agarraba de grandes, o  sea…
-          Bueno,  por ahí con un testimonio de los que los conocían a tus  viejos.
-          Sí,  pero, claro, tampoco va a ser fácil porque como no tenían obligación de fijar  domicilio en lo del marido, vivían cada uno por su lado. Yo, la verdad, al tipo  lo vi poco y nada, y los vecinos menos.
-          Bueno,  entonces tus hermanos más chicos…
-          Y,  no, ¿sabés lo que pasa?, que la tenencia al final se la dieron al viejo de común  acuerdo y él los pudo poner a nombre de la otra, que se los reconoció con su  apellido. Así que ahora, ¿qué sé yo cómo los encuentro si no sé más ni cómo se  llaman? Que se arreglen.
-          Listo.  Ahora, decime, ¿y con los hijos legítimos del primer matrimonio de la pareja de  tu vieja qué querés hacer?
-          ¿Esos  “blody bastards”? Mirá, esos que se  jodan. Porque cuando la dejó a mi vieja, y eso que mi vieja lo había cuidado, el  tipo se juntó con un pibe “gay” que era hijo del segundo marido de su primera  mujer, y le dio muchísima guita… Ahora, que los legítimos lo vayan a heredar al  marica… Yo vengo por lo que me corresponde. ¿Está  claro?