FELIPE ARANA
Felipe Arana
Retrato de Carlos Enrique Pellegrini
Archivo General de la Nación
Retrato de Carlos Enrique Pellegrini
Archivo General de la Nación
(01) Reseña biográfica.
(03) Fuentes.
(04) Artículos relacionados.
Reseña biográfica.
Nació en Buenos Aires el 23 de agosto de 1789 e hizo sus primeros estudios en el Colegio de San Carlos.
Fue alumno de filosofía del doctor José Valentín Gómez, en los cursos de 1801 hasta 1803, y al año siguiente inició sus estudios de teología. Se graduó de doctor en leyes en la Universidad de San Felipe, de Santiago de Chile.
Al producirse la Revolución de Mayo, se contó entre los patriotas más decididos, y cinco años después fue designado miembro de la Junta de Observación.
Se distinguió especialmente como jurista; entendió en varias causas célebres y fue reputado como hombre de gran talento. Militó en la década de 1820 en el partido federal y enfrentó la política de Rivadavia, decididamente.
Fue elegido representante ante la Legislatura bonaerense, y en 1828 la presidió.
El 30 de abril de 1835 Rosas lo nombró ministro secretario de Relaciones Exteriores, con retención de su cargo de camarista que venía desempeñando desde 1830. En ausencia de don Juan Manuel, fue varias veces gobernador y capitán general delegado.
Los testimonios de amigos y adversarios políticos coinciden en afirmar que jamás cometió acto alguno desdoroso o repudiable, y que la bondad era una de sus características. En 1839 fue consejero del gobierno en materia de asuntos eclesiásticos; pero su desempeño más brillante fue como canciller del Restaurador.
Después de Caseros, se retiró de la vida pública, sin ser jamás molestado por los vencedores.
El doctor Arana murió en Buenos Aires el 11 de julio de 1865, y en su sepelio habló el doctor Eduardo Lahitte, quien dijo de él:
"El señor Arana fue sin duda un hombre expectable por su probidad; un ejemplar padre de familia; buen amigo, modesto en sus costumbres, benefactor en sus acciones. Era digno de llevar el nombre de cristiano, que ostentó constantemente como primer blasón, como el más glorioso timbre de su nombre".
Rosas, que lo apreciaba en alto grado, lo llamaba familiarmente Felipe Batata. El novelista José Mármol lo ha tratado con notoria injusticia y arbitrariedad en su conocida Amalia, al convertirlo en personaje de comedia.
Fuentes:
- Chávez, Fermín – Iconografía de Rosas y de la Federación – Buenos Aires (1972).
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar
(03) Fuentes.
(04) Artículos relacionados.
Reseña biográfica.
Nació en Buenos Aires el 23 de agosto de 1789 e hizo sus primeros estudios en el Colegio de San Carlos.
Fue alumno de filosofía del doctor José Valentín Gómez, en los cursos de 1801 hasta 1803, y al año siguiente inició sus estudios de teología. Se graduó de doctor en leyes en la Universidad de San Felipe, de Santiago de Chile.
Al producirse la Revolución de Mayo, se contó entre los patriotas más decididos, y cinco años después fue designado miembro de la Junta de Observación.
Se distinguió especialmente como jurista; entendió en varias causas célebres y fue reputado como hombre de gran talento. Militó en la década de 1820 en el partido federal y enfrentó la política de Rivadavia, decididamente.
Fue elegido representante ante la Legislatura bonaerense, y en 1828 la presidió.
El 30 de abril de 1835 Rosas lo nombró ministro secretario de Relaciones Exteriores, con retención de su cargo de camarista que venía desempeñando desde 1830. En ausencia de don Juan Manuel, fue varias veces gobernador y capitán general delegado.
Los testimonios de amigos y adversarios políticos coinciden en afirmar que jamás cometió acto alguno desdoroso o repudiable, y que la bondad era una de sus características. En 1839 fue consejero del gobierno en materia de asuntos eclesiásticos; pero su desempeño más brillante fue como canciller del Restaurador.
Después de Caseros, se retiró de la vida pública, sin ser jamás molestado por los vencedores.
El doctor Arana murió en Buenos Aires el 11 de julio de 1865, y en su sepelio habló el doctor Eduardo Lahitte, quien dijo de él:
"El señor Arana fue sin duda un hombre expectable por su probidad; un ejemplar padre de familia; buen amigo, modesto en sus costumbres, benefactor en sus acciones. Era digno de llevar el nombre de cristiano, que ostentó constantemente como primer blasón, como el más glorioso timbre de su nombre".
Rosas, que lo apreciaba en alto grado, lo llamaba familiarmente Felipe Batata. El novelista José Mármol lo ha tratado con notoria injusticia y arbitrariedad en su conocida Amalia, al convertirlo en personaje de comedia.
Fuentes:
- Chávez, Fermín – Iconografía de Rosas y de la Federación – Buenos Aires (1972).
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar