La muerte del Coronel Juan Francisco Guevara
" He tenido el honor y la suerte de conocerlo a este Caballero Católico ". En Concordia, en mi vieja casa de calle Albedi y La Rioja, en mi consultorio realizó una Conferencia de Prensa y luego lo llevé al Teatro Auditorium donde con sala llena habló de la Patria y del Heroismo. En Córdoba posteriormente durante una semana estudiamos bajo su coducción "Política Comunitaria" es decir la Doctrina Social de la Iglesia aplicada en el ámbito político.Al fallecer su digna Sra. esposa quedó mi carta sin poder enviarla dado que no sabía su dirección- a pesar de mi insistente búsqueda.-Luego llegó en "La Nación " el aviso de su fallecimiento. No me cabe ninguna duda que el Matrimonio Guevara estará gozando de la visión beatífica de la Santísima Trinidad y la Santísima Virgen María ¡Rogad por la Patria y por nosotros !. El Director. Dr. Federico Carlos Scharn y Vidal.
Evocación del Coronel D Juan Francisco Guevara
Por María Lilia Genta
Si hubo una vez en la historia de nuestra Argentina en que Dios y Patria estuvieron entrañablemente unidos, fue en aquella Córdoba heroica del 16 de septiembre de 1955. El Capitán de Artillería D Juan Francisco Guevara estuvo allí como Ayudante del General Lonardi. En los meses previos -de terrible persecución religiosa- los jóvenes católicos salíamos a la calle entonando el Cristo Jesús, y enarbolando el signo de la V y la Cruz, Cristo vence.
La voz de la esperanza amanecida.
A los catorce años, de la mano de mi padre, hice mis “primeras armas” en las luchas callejeras. Mi “arma” era aquella Cruz del Cristo Vence. La prohibida Procesión de Corpus Christi, las manifestaciones que surgían, espontáneas, después de las misas en las iglesias del centro de Buenos Aires, ese era el clima que se vivía. Nos habían vuelto a sacar a Dios de las escuelas y de la vida pública. Los católicos salimos a las calles. En ocasiones sin distinción de peronistas y antiperonistas pues con nosotros marchaban, incluso, no pocos que habían pertenecido al partido peronista pero que, cuando Perón se opuso a Cristo, privilegiaron la Cruz sobre el partido.
Por María Lilia Genta
Si hubo una vez en la historia de nuestra Argentina en que Dios y Patria estuvieron entrañablemente unidos, fue en aquella Córdoba heroica del 16 de septiembre de 1955. El Capitán de Artillería D Juan Francisco Guevara estuvo allí como Ayudante del General Lonardi. En los meses previos -de terrible persecución religiosa- los jóvenes católicos salíamos a la calle entonando el Cristo Jesús, y enarbolando el signo de la V y la Cruz, Cristo vence.
La voz de la esperanza amanecida.
A los catorce años, de la mano de mi padre, hice mis “primeras armas” en las luchas callejeras. Mi “arma” era aquella Cruz del Cristo Vence. La prohibida Procesión de Corpus Christi, las manifestaciones que surgían, espontáneas, después de las misas en las iglesias del centro de Buenos Aires, ese era el clima que se vivía. Nos habían vuelto a sacar a Dios de las escuelas y de la vida pública. Los católicos salimos a las calles. En ocasiones sin distinción de peronistas y antiperonistas pues con nosotros marchaban, incluso, no pocos que habían pertenecido al partido peronista pero que, cuando Perón se opuso a Cristo, privilegiaron la Cruz sobre el partido.