ARCHIVOS DE MI VIEJO ARCÓN ( 54 ).
ARCHIVOS DE MI VIEJO ARCÓN ( 54 ).
EL TOMISMO Y EL PENSAMIENTO ACTUAL.
“ La Prensa “, 12 de septiembre de 1993.
“ ÉTICA Y ÉTICAS APLICADAS “.
Por María Donadio de Gandolfi . Prof. y Lic. En filosofía de la UCA, investigadora del CONICET.
EL PROBLEMA.
Sin duda, durante la última década, hemos sido ( y somos ) espectadores por momentos, actores en otros, de fuertes e insistentes requerimientos de orden moral. También es claro que no siempre lo “ moral “ en cuestión alude a algo especialmente moral , empero lo que empezó en determinados campos de conducta humana se ha extendido casi como una explosión. El espectro pareciere inacabable, desde la ética médica y la bioética a la “ moral busines “, desde la ética del dolor y el sufrimiento a los conflictos de legitimidad literaria en el empleo de un procesador de texto. Viejos problemas reviven con especial vigor. Moral pública y ( o versus ) moral privada ; moral y política; ciencias y profesiones “ humanitarias “ frente a pérdidas y ganancias ; manipuleo técnico y persona humana. Además, y en los pasajes con tinte dramáticos, surgen a borbotones un vocabulario en que las palabras tienen un referente moral, pero el contenido resulta una compleja red de imprecisiones. Palabras como “ norma formal y concreta “, “ consecuencias del acto “, “ intención “,, “ consenso “, “juicio moral “, “ proporción “, “ finalidad técnica “, “obligación “, se distancian o se superponen, se relacionan o se ignoran con una ductibilidad impresionante.
Este panorama es bastante sintomático del hombre contemporáneo, y de modo particular en ambientes científicos o en conexión con ellos ,porque se va operando una agudeza cada vez más consciente de la novedad de la situación, de nuevos enfoques y perspectivas por los avances tecnológicos-racionales, a una rapidez espectacular que acarrea responsabilidades crecientes para el futuro del hombre. Si el convocado es el filósofo moral, puede echar mano a su honestidad intelectual y de su idoneidad de su formación científica, o bien aceptar como desafío la “ competencia” y dar una repuesta moral a cualquier costo para que se satisfaga, e incluso adaptar, modelar, la repuesta en y desde esos campos particulares a expensas de un recurso de legitimación extramoral.
Cabe repara entonces, como primera aproximación descriptiva, en un ethos del científico y en un ethos del ético o filósofo moral y en un diálogo entre ambas partes que habrá que involucrar a la ciencia y a la ética.. Por ejemplo, puntos claros de convergencia suscitan las preguntas sobre los límites de la libertad para investigar, experimentar, planificar; sobre los principios o consideraciones que justifican a las ciencias y a la sociedad la aceptación de las consecuencias inevitables y no deseadas ; sobre los alcances de la responsabilidades profesional para evitar determinadas consecuencias e incluso, perjudiciales o aniquilantes ; bajo qué criterios o códigos se ha de manejar la ciencia de forma que no importen manipulación.
Lo mismo cabría extender, por lo acuciante que es hoy, a los distintos órdenes de la vida humana: social, político, jurídico, económico, cultural, profesional, familiar, pues sus problemas y necesidades específicos son hoy también moralmente acuciantes : corrupción, extorsión, soborno, ausencia de la independencia jurídica, consecuencias socio-políticas de la relajación de las costumbres ,incompetencia y venalidad profesional, desamparo y explotación de la niñez y juventud.
El hombre de hoy, las ciencias, las sociedades , los que tienen responsabilidades en los distintos órdenes comunitarios, el arte , la cultura, la técnica, formulan serios interrogantes o cuestionamientos morales .Lo que no resulta claro, pero es conveniente precisar, es si la destinataria de la pregunta es propiamente la ética como saber autónomo. Esto cambia seria y gravemente los requerimientos por una parte, y el contenido, la calidad y la justificación de la repuesta por otro.
Todo esto nos obliga a ocuparnos de las bases epistemológicas (*) de las éticas aplicadas y particularmente respecto del recurso de la legitimación intelectual y moral. Si el proceder es de la ética a su aplicación en un campo determinado o, a la inversa, de las aplicaciones a la ética.
II .REFLEXIONES EN SANTO TOMÁS DE AQUINO.
1.La ética tomista ha de ubicarse dentro de la cosmovisión sapiencial de Santo Tomás, particularmente presente en la estructura de la “ Suma Teológica “, cosmovisión en que todo es develado y conocido como saliendo de Dios en su producción ( exitus ) y retornando a El como a su fin ( reditus ) .Exitus-reditus como magnífico recurso de inteligibilidad por el que todas las cosas, todo ende, todo acto,, todo destino, son situados, conocidos , juzgados desde esta causalidad suprema. Orden universal en que ocupan su lugar las diversas naturalezas, pero que importa una explicación racional y religiosa y por eso no hubo de incurrir en la escición moderna entre “ dogma” y “ moral”. “ La moral no es un catálogo de receptos cuya aplicación se regula por innumerables casos de conciencia; ni tampoco una evasión mística fuera de las leyes de nuestras facultades; es una ciencia, una ciencia práctica, pero no una ciencia que tiene por materia un organismo espiritual que constituye en nosotros una naturaleza, principio de “ retorno “ a Dios con todo su aparato de virtudes y la maravilla de salud que es la gracia “. Por ello toda la moral está centrada en el camino de la perfección que ofrece la virtud y la gracia y no precisamente en la ley.. “ El hombre ha sido hecho para el desarrollo total, individual y colectivo de su ser, tal que el creador lo ha concebido .En eso estriba su gozo y al mismo tiempo su deber “.
2.-De esta forma la moral especial o la ética aplicada no ocupa un lugar recortado en la epistemología tomista, ya que de las preocupaciones fundamentales y sistemáticas de la moral se opera un avance cada vez mayor hacia la realidad concreta de los hombres, con un sentido cada vez más agudo de la observación y con una determinación cada vez más analítica de la tarea de la moral, bajo la guía y la regulación de la prudencia, pues con ella se da todo el organismo virtuoso.
3. La ética tomista está orientada a la moralidad como vida real en los hombres por dos vías : la ordenación debida a los fines, es decir a la rectificación de la intención por la deliberación y la elección prudente está bien y la conveniente disposición a tales fines de las virtudes morales de la afectividad. La intención del agente moral resulta insuficiente como criterio de moralidad y no basta su perfeccionamiento extrínseco, llámese compromiso libre y consciente, consenso de la mayoría, el deseo de producir el mayor bien posible, sino que es preciso perfeccionar la facultad que tiene a su cargo la determinación del fin debido ( finis operi ).
El acento está puesto en el finis operi , el objeto del acto exterior que es el conjunto de elementos incluidas las circunstancias, al que la voluntad tiende inmediatamente por su misma finalidad interna. El universo tomista, sin duda, no es axiológicamente (**) neutro, ya que la perfección es primariamente una determinación ontológica (***) ( bien óptico ), por lo tanto premoral, sobre la que se fundamentan los variados tipos de perfecciones. En el caso del orden moral, la perfección es una peculiar plenitud de ser que consiste en una plenitud de ser debida, en lo que lo debido es un orden y proporción racional con referencia a los bienes y fines legítimos del actuar humano.
(*)Doctrina de los fundamentos y métodos del conocimiento científico.
(**)Principio,,clara y evidente que no necesita demostración ( ¿)…
(***) Parte de la Metafísica, que trata del ser en general y de sus propiedades trascendentales-
( Continuaremos :” Santo Tomás y los actuales problemas cosmológicos “Por Juan José Sanguinetti .Dr. en filosofía de la U. de Navarra ( Esp).El Director)