El
arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, recordó que "antes todo el
mundo sabía que en Navidad había nacido Jesucristo y que era eso lo que
se festejaba y que el signo era el Pesebre, mientras que hoy nos han
birlado la Navidad".
Lo afirmó en su reflexión semanal efectuada en el programa Claves para un mundo mejor, emitido el sábado 10 de diciembre por el Canal 9 de Televisión. "Acá se juega -expresó- algo que es importantísimo porque esta es una fiesta central del año cristiano así como la Semana Santa y sobre todo el Triduo Pascual que es el otro polo del año cristiano”.
“La cuestión -señaló- es cómo se celebra bien la Navidad. Una celebración no implica solamente la misa aunque ojalá todos los bautizados fueran a misa el día de Navidad, ojalá todos los bautizados, acá en la Argentina, supieran qué pasó en Navidad y por qué celebramos Navidad, por qué se brinda en la Nochebuena”.
“Notemos -continuó- que los cambios culturales han hecho evaporar la cultura cristiana de la Navidad. Antes todo el mundo sabía que en Navidad había nacido Jesucristo y que era eso lo que se festejaba y que el signo era el pesebre... Todo eso hoy día se ha perdido desgraciadamente”.
El prelado platense recordó que “antes en público aparecían figuras de la Navidad y eso también se ha perdido", y agregó: ¿Cuál es la figura cultural, hoy, de la Navidad? Es ese gordo vestido de colorado, barbudo, que parece que sale del invierno porque, efectivamente, viene de otros horizontes, de otro hemisferio. La Coca Cola nos ha birlado la Navidad porque este señor, el gordo Papá Noel, ha sido la imagen de esa gaseosa. Cuando decimos Papá Noel, si conocemos algo de francés, sabemos que Noel significa Navidad pero detrás está Santa Claus aunque ahora ya nadie lo llama Santa Claus que es San Nicolás y, en realidad, es verdad que es una tradición cristiana que viene de los países del norte de Europa pero pasó a Estados Unidos y lo agarró la Coca Cola y allí se acabó el pesebre, se acabó Jesús y queda Papá Noel”.
“Por otra parte, antes, los regalos, nosotros, los chicos, los esperábamos el 6 de enero. En la noche del 5 de enero poníamos los zapatos, hasta poníamos pastito y agua para los camellos. Todo eso desapareció. Los regalos, en todo caso, aparecen en Navidad, a fin del año y algunos en Reyes, aunque no tanto”.
“La cuestión es esta: nos han birlado la cultura de la Navidad. Y eso es algo que, con delicadeza pero con claridad tenemos que restaurar, tenemos que recordar y hacer recordar que en Navidad se celebra el Nacimiento de Jesús Nuestro Salvador, que nació en el parto virginal de la Virgen María, que lo concibió virginalmente por obra del Espíritu Santo”.
Continuando con su reflexión, monseñor Aguer recordó que “el Pesebre de Navidad está iluminado por la presencia del Niño Dios y de su Madre. Hay pinturas preciosas, de grandes autores de los siglos XVI y XVII, que han pintado la escena de la Navidad y lo que llama la atención es que la luz sale del Niño y de su Madre. Los bordes son oscuros pero el que ilumina es el Señor, la pequeña figura del Señor. Esa es la verdad y a través de estos signos es cómo vamos comprendiendo las cosas”.
“Por eso la cuestión que yo digo acerca de la Coca Cola y Papá Noel no hay que tomarla a la ligera porque van a ver ustedes que la propaganda es esa: un arbolito con globitos y el gordo muchas veces sin el trineo. Por eso lo importante es volver al Pesebre y mostrar que allí está figurada la escena central de la historia humana que es el Nacimiento del Redentor”.
“Esta es una dimensión importante de nuestra preparación para la Navidad. Por supuesto que esta preparación es sobre todo la interior. En lo posible vamos a hacer una buena confesión de Navidad, vamos a comulgar en la Misa de Nochebuena o en la Misa del Día de Navidad. Pero los aspectos exteriores, sobre todo para la gente sencilla y para aquellos que no son practicantes, son valiosos. Si tienen un pesebre en su casa y entra un vecino cualquiera ustedes pueden explicarle las verdades fundamentales de la fe cristiana. Y es así como la Iglesia conserva su vigencia en la cultura, de lo contrario nos recluimos en nosotros mismos y dejamos que el vasto campo del mundo quede para el Diablo, al cual Jesús llamaba el Príncipe de este mundo", concluyó.+
Lo afirmó en su reflexión semanal efectuada en el programa Claves para un mundo mejor, emitido el sábado 10 de diciembre por el Canal 9 de Televisión. "Acá se juega -expresó- algo que es importantísimo porque esta es una fiesta central del año cristiano así como la Semana Santa y sobre todo el Triduo Pascual que es el otro polo del año cristiano”.
“La cuestión -señaló- es cómo se celebra bien la Navidad. Una celebración no implica solamente la misa aunque ojalá todos los bautizados fueran a misa el día de Navidad, ojalá todos los bautizados, acá en la Argentina, supieran qué pasó en Navidad y por qué celebramos Navidad, por qué se brinda en la Nochebuena”.
“Notemos -continuó- que los cambios culturales han hecho evaporar la cultura cristiana de la Navidad. Antes todo el mundo sabía que en Navidad había nacido Jesucristo y que era eso lo que se festejaba y que el signo era el pesebre... Todo eso hoy día se ha perdido desgraciadamente”.
El prelado platense recordó que “antes en público aparecían figuras de la Navidad y eso también se ha perdido", y agregó: ¿Cuál es la figura cultural, hoy, de la Navidad? Es ese gordo vestido de colorado, barbudo, que parece que sale del invierno porque, efectivamente, viene de otros horizontes, de otro hemisferio. La Coca Cola nos ha birlado la Navidad porque este señor, el gordo Papá Noel, ha sido la imagen de esa gaseosa. Cuando decimos Papá Noel, si conocemos algo de francés, sabemos que Noel significa Navidad pero detrás está Santa Claus aunque ahora ya nadie lo llama Santa Claus que es San Nicolás y, en realidad, es verdad que es una tradición cristiana que viene de los países del norte de Europa pero pasó a Estados Unidos y lo agarró la Coca Cola y allí se acabó el pesebre, se acabó Jesús y queda Papá Noel”.
“Por otra parte, antes, los regalos, nosotros, los chicos, los esperábamos el 6 de enero. En la noche del 5 de enero poníamos los zapatos, hasta poníamos pastito y agua para los camellos. Todo eso desapareció. Los regalos, en todo caso, aparecen en Navidad, a fin del año y algunos en Reyes, aunque no tanto”.
“La cuestión es esta: nos han birlado la cultura de la Navidad. Y eso es algo que, con delicadeza pero con claridad tenemos que restaurar, tenemos que recordar y hacer recordar que en Navidad se celebra el Nacimiento de Jesús Nuestro Salvador, que nació en el parto virginal de la Virgen María, que lo concibió virginalmente por obra del Espíritu Santo”.
Continuando con su reflexión, monseñor Aguer recordó que “el Pesebre de Navidad está iluminado por la presencia del Niño Dios y de su Madre. Hay pinturas preciosas, de grandes autores de los siglos XVI y XVII, que han pintado la escena de la Navidad y lo que llama la atención es que la luz sale del Niño y de su Madre. Los bordes son oscuros pero el que ilumina es el Señor, la pequeña figura del Señor. Esa es la verdad y a través de estos signos es cómo vamos comprendiendo las cosas”.
“Por eso la cuestión que yo digo acerca de la Coca Cola y Papá Noel no hay que tomarla a la ligera porque van a ver ustedes que la propaganda es esa: un arbolito con globitos y el gordo muchas veces sin el trineo. Por eso lo importante es volver al Pesebre y mostrar que allí está figurada la escena central de la historia humana que es el Nacimiento del Redentor”.
“Esta es una dimensión importante de nuestra preparación para la Navidad. Por supuesto que esta preparación es sobre todo la interior. En lo posible vamos a hacer una buena confesión de Navidad, vamos a comulgar en la Misa de Nochebuena o en la Misa del Día de Navidad. Pero los aspectos exteriores, sobre todo para la gente sencilla y para aquellos que no son practicantes, son valiosos. Si tienen un pesebre en su casa y entra un vecino cualquiera ustedes pueden explicarle las verdades fundamentales de la fe cristiana. Y es así como la Iglesia conserva su vigencia en la cultura, de lo contrario nos recluimos en nosotros mismos y dejamos que el vasto campo del mundo quede para el Diablo, al cual Jesús llamaba el Príncipe de este mundo", concluyó.+