B6-2009 Lamentable reflexión.doc
Buenos Aires 15 de noviembre de 2009
Sr. Director de Tiempo Militar
“Lamentable reflexión”
Lamento profundamente, haberme enterado cuarenta y cinco días más tarde sobre la crónica que bajo el título “Un adiós, una reflexión”, fuera publicada en el periódico que usted dirige en la edición del 1 de octubre del corriente año, con motivo del fallecimiento del señor coronel Mohamed Alí Seineldín. Semejante confusión periodística merecía una respuesta inmediata.
En principio, como dicha crónica no tiene firma, deduzco, al igual que el resto de los lectores, que la misma responde a la línea editorial del diario, por lo que se desprende su grado de responsabilidad en la misma en su condición de Director.
Tratándose de dos temas de tanta importancia como lo son el 3 de diciembre de 1990 y el fallecimiento del coronel Mohamed Alí Seineldín, si usted no fue el autor directo, quien la escribió, debió firmarla… más que nada porque estaba cuestionando el proceder de una persona que ya no podría responderle.
Cuando leí la misma créame que, sinceramente pensé que más respondía a la línea editorial de Página 12 escrita por Horacio Verbistky o algún otro enemigo reconocido de las Fuerzas Armadas, que a un periódico que se supone defiende los intereses propios del ámbito militar. Por tal motivo es que ni siquiera considero serio solicitar un derecho a réplica, pues hoy me interesa mucho más que el resto de la sociedad conozca la forma de pensar de quienes hacen Tiempo Militar que rebatir, punto por punto, las erróneas consideraciones efectuadas en el escrito de marras. No obstante lo expresado, algo diré.
¿O es que acaso el Director de Tiempo Militar desconoce cuál ha sido el significado del 3 de diciembre de 1990 a la luz de los hechos acontecidos en el ámbito militar, y de la defensa nacional desde aquél acontecimiento a la fecha?. Resultaría ocioso decirle que interrogue a quiénes en aquella jornada nos reprimieron con feroz energía y hoy se muestran arrepentidos por no haber creído en las alertas que pronunciáramos sobre lo que iba a suceder en el futuro con las Fuerzas Armadas como paso previo a lo que iba a suceder con la Nación toda.
Sería redundante relatarle qué dijeron los jueces que nos condenaron cuando afirmaron que: “el 3 de diciembre de 1990 no fue un golpe de estado y quiénes en esa jornada se pronunciaron, lo hicieron por motivos de elevado valor moral y social”, porque usted por el puesto que desempeña, tiene la obligación de saberlo.
Por último, querer hacer pasar al coronel Seineldín como un buen soldado pero que estaba equivocado o actuó engañado, es subestimarlo o no conocerlo, pues él fue quien más claro tenía lo que estaba pasando en el ámbito de las FFAA de toda Latinoamérica, en contraposición con los más encumbrados generales, almirantes y brigadieres que no sabían quién era el enemigo y sólo sirvieron a los políticos de turno en el proceso de desnaturalización y destrucción de sus respectivas instituciones. Diecinueve años más tarde todavía hay militares y civiles confundidos que siguen sirviendo a esos fines.
¡Por Dios y por la Patria!
Hugo Reinaldo Abete
Ex Mayor E.A.