Argentina volvió a empeorar en el índice mundial de corrupción
Argentina volvió a empeorar en el índice mundial de corrupción
La Argentina retrocedió otro puesto en el
ránking de la corrupción internacional al pasar del puesto 106 al 107
sobre un total 175 países evaluados por Transparencia Internacional. Es
decir, pasó largamente la mitad de la tabla para acercarse un paso más a
los dos países más corruptos: Somalía y Corea del Norte que comparten
la posición 174. Mientras Dinamarca ocupa la número 1 como el país más
transparente.
Es decir, cayó una posición en ese índice de percepción de la corrupción aunque mantuvo 34 puntos en una escala donde 0 (significa sumamente corrupto) y 100 (muy transparente).Seguramente, el caso del lavado de 55 millones de dólares de Lázaro Báez a través de empresas fantasma y paraísos fiscales y otras causas de corrupción K influyeron en el voto de los expertos que decidieron la mala nota argentina.
En el ranking de América, la Argentina gobernada por Cristina Kirchner, ocupa el vigésimo segundo puesto (22°), por debajo de Brasil (puesto 69), Perú (85), Colombia (94), Bolivia (103) y México (103).
La peor posición americana la retiene Venezuela. La posición 107 de la Argentina representa una caída sostenida desde la medición del año 2012, en que ocupaba el puesto 102.Para el director de Poder Ciudadadano, que es el capítulo argentino de Transparencia Interancional, Pablo Secchi, el retroceso argentino se debe a la reducción del papel de los organismos de control. Aludió así al anestesamiento que el Gobierno aplicó a la Sindicatura General de la Nación (SIGEN), que dirige el abogado ultra K Daniel Reposo y a la Oficina Anticorrupción, comandada por Julio Vitobello.
La mayoría de los controles internos quedaron en manos de la Auditoría General de la Nación, que encabeza el radical Leandro Despouy. Todo sin contar que la Defensoría del Pueblo de la Nación está acéfala desde el 2009 y la fiscalía nacional de investigaciones administrativas no tiene titular desde que renunció Manuel Garrido ese mismo año.
El Índice de Percepción de la Corrupción es elaborado por Transparencia Internacional, una ong independiente que tiene sede en Berlín, a partir de las opiniones de expertos sobre la corrupción en el sector público.
Los países logran un buen resultado cuando existen mecanismos de gobierno abierto a través de los cuales el público puede exigir que sus líderes rindan cuentas sobre los gastos con dinero del estado. Mientras que una mala puntuación en este índice evidencia que existe un contexto donde prevalece el soborno, los actos de corrupción quedan impunes y las instituciones públicas no dan respuesta a sus ciudadanos.
“El Índice de Percepción de la Corrupción 2014 revela que, cuando líderes y altos funcionarios abusan de su poder para usar fondos públicos en beneficio propio, el crecimiento económico se ve minado y los esfuerzos por frenar la corrupción quedan frustrados”, señaló José Ugaz, presidente de Transparency International.
“Los funcionarios corruptos desvían activos de origen dudoso a otras jurisdicciones usando compañías offshore con total impunidad”, añadió Ugaz. Habló en general pero parecía un calco del caso Báez.
Es decir, cayó una posición en ese índice de percepción de la corrupción aunque mantuvo 34 puntos en una escala donde 0 (significa sumamente corrupto) y 100 (muy transparente).Seguramente, el caso del lavado de 55 millones de dólares de Lázaro Báez a través de empresas fantasma y paraísos fiscales y otras causas de corrupción K influyeron en el voto de los expertos que decidieron la mala nota argentina.
En el ranking de América, la Argentina gobernada por Cristina Kirchner, ocupa el vigésimo segundo puesto (22°), por debajo de Brasil (puesto 69), Perú (85), Colombia (94), Bolivia (103) y México (103).
La peor posición americana la retiene Venezuela. La posición 107 de la Argentina representa una caída sostenida desde la medición del año 2012, en que ocupaba el puesto 102.Para el director de Poder Ciudadadano, que es el capítulo argentino de Transparencia Interancional, Pablo Secchi, el retroceso argentino se debe a la reducción del papel de los organismos de control. Aludió así al anestesamiento que el Gobierno aplicó a la Sindicatura General de la Nación (SIGEN), que dirige el abogado ultra K Daniel Reposo y a la Oficina Anticorrupción, comandada por Julio Vitobello.
La mayoría de los controles internos quedaron en manos de la Auditoría General de la Nación, que encabeza el radical Leandro Despouy. Todo sin contar que la Defensoría del Pueblo de la Nación está acéfala desde el 2009 y la fiscalía nacional de investigaciones administrativas no tiene titular desde que renunció Manuel Garrido ese mismo año.
El Índice de Percepción de la Corrupción es elaborado por Transparencia Internacional, una ong independiente que tiene sede en Berlín, a partir de las opiniones de expertos sobre la corrupción en el sector público.
Los países logran un buen resultado cuando existen mecanismos de gobierno abierto a través de los cuales el público puede exigir que sus líderes rindan cuentas sobre los gastos con dinero del estado. Mientras que una mala puntuación en este índice evidencia que existe un contexto donde prevalece el soborno, los actos de corrupción quedan impunes y las instituciones públicas no dan respuesta a sus ciudadanos.
“El Índice de Percepción de la Corrupción 2014 revela que, cuando líderes y altos funcionarios abusan de su poder para usar fondos públicos en beneficio propio, el crecimiento económico se ve minado y los esfuerzos por frenar la corrupción quedan frustrados”, señaló José Ugaz, presidente de Transparency International.
“Los funcionarios corruptos desvían activos de origen dudoso a otras jurisdicciones usando compañías offshore con total impunidad”, añadió Ugaz. Habló en general pero parecía un calco del caso Báez.