PARA NUESTROS COMBATIENTES
Los Héroes están cansados
Los héroes ya están cansados,
De aquello no queda nada.
Ya no es suya ni la guerra,
Ni la paz de la cruzada.
Unos hundieron la pluma,
Otros guardaron la espada,
Y así se quedaron solos
Los muertos por esta Patria,
Sin gloria, sin ideales,
Sin honor, sin remembranzas;
Porque ellos ya no son héroes,
Sólo son muertos sin alma.
Su historia la escriben otros
Que no son sus camaradas,
Sus gestas ya no son gestas,
Pues nadie entenderlas quiere.
Porque es mejor olvidarlas,
Porque avergüenza a los tibios,
Pacifistas y cobardes,
Traidores de misma laya.
Ya no existen los combates
Que asolaron Tucumán.
La gloria de Manchalá
Y en los surcos la emboscada.
La traición frente al coraje
En la tarde formoseña,
Y tantas venas abiertas en Azul,
Villa María, San Lorenzo y Capital.
Monte Chingolo, Acheral,
Catamarca y tantos lados,
Para arrojar los demonios
Nacidos en Taco Ralo,
Son páginas fratricidas,
Que es preferible olvidar.
Qué lejos están los muertos
De los viejos camaradas,
Que lejana la epopeya,
Que lejos los combatientes
Los que al despuntar el alba
Con Padrenuestro en la boca,
Dieron su adiós a la Patria.
Qué lejos están los muertos,
Qué seca su sangre amarga,
Creyeron morir por algo
Y no murieron por nada.
Ya no cayeron por Dios,
Aunque empuñaron sus armas
Para acabar una lacra
Para quien Dios no contaba.
Ni cayeron por la Patria,
Aunque murieron por ella
En el campo de batalla,
O en una cárcel del pueblo,
Invento de la antipatria,
O en la cobarde emboscada
De cara a la madrugada.
Porque si hubieran caído
Por su Dios, y por su Patria,
Nadie podría pactar
Con la frente levantada.
Su voto, límpido y claro,
Está escrito con las armas.
Quien lo ignore dará cuenta
Ante Dios, y ante la Patria.
De aquello no queda nada.
Ya no es suya ni la guerra,
Ni la paz de la cruzada.
Unos hundieron la pluma,
Otros guardaron la espada,
Y así se quedaron solos
Los muertos por esta Patria,
Sin gloria, sin ideales,
Sin honor, sin remembranzas;
Porque ellos ya no son héroes,
Sólo son muertos sin alma.
Su historia la escriben otros
Que no son sus camaradas,
Sus gestas ya no son gestas,
Pues nadie entenderlas quiere.
Porque es mejor olvidarlas,
Porque avergüenza a los tibios,
Pacifistas y cobardes,
Traidores de misma laya.
Ya no existen los combates
Que asolaron Tucumán.
La gloria de Manchalá
Y en los surcos la emboscada.
La traición frente al coraje
En la tarde formoseña,
Y tantas venas abiertas en Azul,
Villa María, San Lorenzo y Capital.
Monte Chingolo, Acheral,
Catamarca y tantos lados,
Para arrojar los demonios
Nacidos en Taco Ralo,
Son páginas fratricidas,
Que es preferible olvidar.
Qué lejos están los muertos
De los viejos camaradas,
Que lejana la epopeya,
Que lejos los combatientes
Los que al despuntar el alba
Con Padrenuestro en la boca,
Dieron su adiós a la Patria.
Qué lejos están los muertos,
Qué seca su sangre amarga,
Creyeron morir por algo
Y no murieron por nada.
Ya no cayeron por Dios,
Aunque empuñaron sus armas
Para acabar una lacra
Para quien Dios no contaba.
Ni cayeron por la Patria,
Aunque murieron por ella
En el campo de batalla,
O en una cárcel del pueblo,
Invento de la antipatria,
O en la cobarde emboscada
De cara a la madrugada.
Porque si hubieran caído
Por su Dios, y por su Patria,
Nadie podría pactar
Con la frente levantada.
Su voto, límpido y claro,
Está escrito con las armas.
Quien lo ignore dará cuenta
Ante Dios, y ante la Patria.