viernes, junio 15, 2007

NUNCA MÁS al TERRORISMO SUBVERSIVO

NUNCA MÁS al TERRORISMO SUBVERSIVO

Ante la mendaz campaña propagandística de la izquierda,

como antídoto frente a la malintencionada ambigüedad gubernamental y

para contrarrestar la debilidad cómplice de tantos,

digamos clara y contundentemente:

NUNCA MÁS a la GUERRILLA CRIMINAL.

NUNCA MÁS a la SEDICIÓN MARXISTA.

NUNCA MÁS al TERROR REVOLUCIONARIO.

Sin participar de ningún acto "cambalachero"

para no entreverarnos con los verdaderos culpables,

junto a la mitad de la ciudadanía que resistió las maniobras propagandísticas del marxismo y rechazó a la izquierda en las urnas,

únicamente proclamemos:

NUNCA MÁS a los ASESINATOS, SECUESTROS, TORTURAS, ROBOS Y ATENTADOS GUERRILLEROS.

Así como se reclamó una declaración gubernamental con respecto a la reelección presidencial,

¿por qué políticos y periodistas no exigen una definición clara y precisa del gobierno con respecto a un

NUNCA MÁS a la GUERRILLA CRIMINAL?

¿Aparecerá, al menos, un solo político o un único periodista que se atreva a ello?

Entre políticos y periodistas abunda la demagogia y faltan agallas.

El momento es propicio por la cercanía del 19 de junio.

Ya veremos si alguien se anima o no.

Por mi parte confieso que, del mismo modo que en torno al tema de la reelección, lo que ahora pueda decir el presidente Vázquez sobre este otro asunto, está muy lejos de resultarme confiable o seguro. Menos creíble, todavía, para mañana o pasado mañana. En nada me sorprendería que, dentro de no mucho tiempo, el mismo Vázquez diga que las circunstancias cambiaron y que modificó su decisión. Seguramente pondrá en marcha la más espectacular campaña mediática que jamás hayamos visto. Recordemos que, en mayor o menor medida, tiene a los medios masivos de comunicación a su entera disposición.

Desde hace años, los medios vienen acatando sumisamente esa especie de voz de orden de la izquierda que consiste en, por un lado, imponer el olvido acerca de los crímenes brutales cometidos por la guerrilla y, por otro, ir linchando mediáticamente a quienes tuvieron que combatirla.

Aquí, por ahora, la izquierda encaramada en el gobierno para nada necesita cerrar medios de comunicación. Al contrario, los precisa tal como están actuando y los viene utilizando muy bien. En general -salvo excepciones que cada día cuesta más reconocer-, los medios son despreciable y repugnantemente serviles para con la izquierda. Gracias a estos mismos medios la izquierda llegó al gobierno y se mantiene en él sin mayores sobresaltos.

Para ser enteramente franco, debo decir que, en verdad, nada de lo que diga o haga este gobierno en general y su presidente en particular me merece confianza. Si dice que brilla el sol, hay que abrir el paraguas.

Pero, si ninguna confianza merece sus dichos, alguien podría increparme: ¿para qué quiere usted entonces que se le reclame definiciones públicas sobre la guerrilla?

La respuesta obliga a tomar en cuenta los efectos de opinión pública que esa respuesta o, inclusive, el silencio traería consigo. Sin duda, contribuiría a poner en evidencia la verdadera identidad ideológica de quien gobierna con apariencia de predicador, poniendo cara de bueno, fingiendo moderación y utilizando máscara de bienintencionado. Diciendo querer la paz y actuando en sentido contrario al que proclama, Vázquez siguió reavivando pasiones que venían atenuándose, reabrió casos cerrados, continúa interpretando arbitrariamente la ley y así, lejos de cicatrizar heridas, machaca sobre ellas provocando más y nuevos dolores para lucrar propagandísticamente. Especialista en hacer doble juego, impulsa la revancha al tiempo que hace transmitir mensajes anestésicos.

Deben apreciarse los hechos y no las intenciones que se alegan en los discursos demagógicos repletos de ambigüedad deliberadamente hipócrita. En todo caso, es a través del obrar concreto que se ponen en evidencias las intenciones. A esta altura de los acontecimientos, habría que calificar de ingenua (para decir lo menos) la creencia acerca de la sinceridad y honestidad del propósito oficialista de reencuentro y reconciliación.

Lo cierto es que, en la izquierda, el afán de venganza es insaciable. Irán hasta donde puedan o, mejor dicho, hasta donde se les permita.

Véase por ejemplo que, mientras los jueces no dan abasto para atender los crímenes de la delincuencia que hoy golpea como nunca a la población honesta, con ese modo arbitrario de interpretar la ley, el presidente obliga a esos mismos jueces a reabrir episodios ocurridos hace más tres décadas a partir de lo que se le antoje decir a los ex guerrilleros, a sus familiares y compañeros de ruta. Así, el macabro show mediático se nutre casi todos los días con el invento de nuevos procedimientos judiciales que obligan a desfilar por los juzgados a más y más uniformados para el festín de los sedientos de venganza.

En estos temas, el gobierno y la izquierda toda (ya no es creíble el cuento del sector "moderado") van fomentando resentimientos y odios para canalizar la venganza político-judicial de los que fueron militarmente derrotados pero resultaron triunfadores en el campo propagandístico. Como ha dicho un jurista y periodista de prestigio, se ha dado "luz verde a la venganza". Es la continuación de la aquella guerra por vías psicológicas, mediáticas, políticas y jurídicas en las que el componente clave es dramatizar para captar en los diversos sectores de opinión una adhesión más emotiva que racional. Es la manipulación del luto para ponerlo al servicio de las acciones propagandísticas en lo ideológica.

Inescrupulosamente, la izquierda lucra con el dolor ajeno. Cabalga montada en el sufrimiento que la propia guerrilla provocó al tomar la iniciativa de la violencia homicida. Los cadáveres nutren su propaganda. Actúa como ave rapaz y carroñera que se alimenta de todo lo que esté en estado de descomposición.

¿No estamos ante una estrategia revanchista que busca exacerbar y utilizar la sensibilidad de la población que está desinformada, confundida y aturdida?

¿No estamos presenciando una maniobra psicopolítica, orquestada alrededor de cadáveres que se usan como instrumentos de propaganda?

¿El rencor y el revanchismo no son acaso los motores de la campaña mediática que se despliega?

Está en marcha la venganza disfrazada de afán de justicia. Es "el antifaz judicial de la venganza" del que habla con claridad un prestigioso analista que recuerda a Max Scheler definiendo al resentimiento como una "venganza diferida". Los guerrilleros y sus compañeros de ruta, hoy en el gobierno, hace tres décadas que vienen alimentando ese resentimiento

Hipócritas y permanentes invocaciones a la ética y a los derechos humanos se suman a reclamos de supuesta equidad para servir de maquillaje a la peor forma de venganza encubierta que es aquella capaz de obtener resoluciones judiciales que sean consecuencia directa de decisiones políticas.

Así, la agresión del terror guerrillero que sufrió nuestra sociedad sigue hoy cobrando víctimas y causando bajas. En el recorrido de este calvario mediático y político-judicial, hay presos, extraditados y muertos. Una política despiadada de persecución, una intensísima campaña difamatoria y un verdadero acoso personalizado, indujo al suicidio a uno de los hombres-símbolo de la guerra antisediciosa. Tras esa muerte, nueva bofetada del presidente con un verdadero insulto que fue designar nada menos que a la principal figura del Partido Comunista para referirse al hecho. También ella está aprendiendo a poner cara de buena ante las cámaras de televisión.

Mientras el gobierno y sus dependientes despliegan su show cambalachero;

mientras LA IZQUIERDA CARROÑERA avanza, en su FURIOSA VENGANZA, a través de ese negocio macabro de quienes lucran propagandística y materialmente con las muertes ocurridas en circunstancias que ellos mismos provocaron;

mientras los que integraron las organizaciones terroristas y sus cómplices, ahora estratégicamente ubicados en puestos claves, siguen buscando aparecer como víctimas inocentes cuando, en realidad, han sido verdugos inescrupulosos;

mientras los historiadores mercenarios del gobierno siguen fabricando una "historia oficial" que convenga a la izquierda para justificar la guerrilla y condenar a quienes lucharon contra ella;

mientras los medios de comunicación nos imponen esa cadena nacional cotidiana de radio y TV los 365 días del año al servicio de la izquierda,

NOSOTROS, mientras todo eso sucede, debemos acompañar a la población sana en su silencio, teniendo presente a las víctimas inocentes del terrorismo marxista.

Está muy extendido el grave error de trastocar causas y efectos, confundiendo la apariencia con la realidad y equiparando a víctimas y verdugos. Con ese fondo de cuadro erróneo y arrastrados por el injusto igualitarismo imperante, algunos repiten el yerro de afirmar "Todos los muertos son iguales". Eso es FALSO. No es igual la muerte de una víctima inocente de un atentado terrorista que la muerte del propio terrorista a quien le explota en sus manos una bomba por él fabricada.

No es justo igualar al guerrillero que cobardemente asesina a traición con quien muere al enfrentarlo. No es igual la muerte del verdugo que la de su víctima inocente.

La izquierda, en su vengativa campaña, llena de odio y de rencor, ha llevado hasta el hartazgo su discurso poblado de cadáveres y de sepulcros. Pero debemos evocar y recordarle a nuestros compatriotas que existen verdaderas víctimas –ingratamente olvidadas por causa de tanta tibieza y cobardía- que son aquellos civiles, policías y militares asesinados por la guerrilla marxista.

Especialmente en estos días, es justo y oportuno recordar "una tumba olvidada": la del modesto peón rural, Pascasio BÁEZ MENA, asesinado por la guerrilla autotitulada defensora de los humildes porque, precisamente, al día siguiente del show mediático que el gobierno prepara, cuando todos los medios masivos estén repitiendo como papagayos el mensaje que la izquierda quiere, se estará cumpliendo un nuevo aniversario de la exhumación de sus restos, que fueron enterrados clandestinamente por los crueles homicidas al servicio del marxismo. Sí, se trata de los mismos asesinos inescrupulosos que hoy, travestidos en periodistas, gobernantes, educadores, poetas, etc. dicen buscar la justicia y defender los derechos humanos. Repugna tanta hipocresía.-

Prof. Alexander TORRES MEGA

< FlashesCulturales@adinet.com.uy>

LA LUCHA CONTRA LA GUERRILLA CRIMINAL FUE JUSTA Y NECESARIA.

NUNCA MÁS al TERRORISMO SUBVERSIVO.


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