jueves, febrero 26, 2015

EL PAIS” – TRIBUNA-- ESPAÑA

Alberto Nisman, víctima y síntoma

El fiscal fue víctima de una sociedad anómica, un sistema político disfuncional y un gobierno perverso, corrupto y desconectado de la realidad

Para escapar del Laberinto, donde habían sido encerrados por Minos, Dédalo fabrico alas para él y su hijo, Ícaro, y así volar hacia la libertad. Dédalo instruyó a Ícaro no volar cerca del sol, porque las alas estaban adheridas a su cuerpo con cera. Desoyendo a su padre, sin embargo, y ante la fascinación de ser capaz de volar, Ícaro voló tan alto y tan cerca del sol que el calor derritió la cera que sostenían sus alas. Las perdió y cayó al mar, donde murió.
La alegoría es por Alberto Nisman, quien voló demasiado alto para una sociedad resignada a que los poderosos queden siempre impunes y la verdad, oculta. Todos estos años siguiendo su investigación sobre el caso AMIA, cada vez más cerca del fuego, siempre pensé en la analogía de Ícaro. Nisman fue un Quijote dispuesto a llegar a la verdad hasta sus últimas consecuencias. Descubrió que el gobierno que le encomendó esa tarea, ahora, en la figura de la viuda y heredera política de quien lo nombró, era cómplice de los criminales que él mismo había identificado y acusado. Y eso por petróleo, así de insignificante.
Nisman se propuso exponer la simulación de un gobierno corrupto y ahora también criminal. Su fingida retórica de derechos humanos, de igualdad de género, tan progre y tan moderna, se desvanecería para siempre ese lunes en el Congreso Nacional, ese lunes al que Nisman nunca llegó. Ese lunes habría sido el momento más dramático de la historia política argentina desde 1983. Y, al final, el día más dramático fue el anterior, el domingo de su muerte, una muerte solitaria. Tan cerca del fuego, el calor derritió sus alas.
Ahora mártir de la democracia argentina, no puedo dejar de pensar en Nisman muriendo en un departamento de Puerto Madero, ese lugar horrible, barrio irreal sin historia, ni afecto, ni identidad, burda imitación de Miami Beach, pero más caro y sin sentido estético alguno. En ese lugar, arquetipo del exceso y la ostentación, bunker del kirchnerismo y aguantadero de sus más corruptos funcionarios, allí murió Nisman, en soledad.
Nunca sabremos la verdad. Tal vez se suicidó. No puedo evitar recordar a Favaloro, quien se mató porque Argentina era demasiado corrupta para alguien que solo aspiraba a curar. ¿Qué menos haría quien solo buscaba justicia al darse cuenta que el mismo gobierno que iba a la AMIA cada año a honrar a las víctimas del terrorismo, era cómplice de los terroristas? O tal vez lo asesinaron cualquiera de las mafias a las que desnudó, la de Irán y sus trasnochados socios locales, la de los servicios de inteligencia politizados, o la de un gobierno hundido en el barro de una corrupción de inimaginables proporciones. O las tres mafias juntas conspirando contra la verdad y la justicia prometida a los familiares de la AMIA.
Ahora Nisman es la víctima número 86 de aquel ataque, solo que a él no lo mataron los terroristas, a él lo matamos entre todos, de a poco. En realidad no importa demasiado quien apretó ese gatillo, porque Nisman es nuestra víctima, seamos sinceros, asesinado también por una sociedad anómica, un sistema político disfuncional y un gobierno perverso, corrupto y desconectado de la realidad al que votamos no una, no dos, sino tres veces. ¿Acaso no ha sido una verdadera crónica de una muerte anunciada?
Al mismo tiempo Nisman es un síntoma. Su muerte y el acoso sufrido en vida—siendo además fiscal federal—son el síntoma más feroz de toda esa patología colectiva. Tal vez empezamos a matarlo cuando asesinaron a José Luis Cabezas en 1997, un reportero gráfico que seguía pistas de corrupción entre contratistas del Estado, o cuando desapareció Jorge Julio López en 2006, querellante en un juicio por violación de derechos humanos por quien la justicia no hizo demasiado.
Tal vez lo matamos cuando gritamos “que se vayan todos”, acelerando la descomposición de un sistema político que jamás se recuperó de aquella crisis. Tal vez lo matamos con la fragmentación del peronismo, nunca más evidente que en 2003 cuando tres peronistas se disputaron la presidencia. Aquello transformó lo que había sido el partido político más importante de la Argentina en una mera confederación de jefes territoriales sin cohesión alguna, obligados entonces a negociar el control de sus distritos con toda forma de ilegalidad imaginable: el juego, el tráfico y las barras bravas del fútbol.
Esto importa porque de las ruinas de ese partido político nació el kirchnerismo, un proyecto que entendió la conveniencia de la fragmentación y se abocó a profundizarla, haciendo política siempre con la chequera en la mano, intimidando al crítico, centralizando todo el poder en el Ejecutivo y financiándolo con los precios internacionales más favorables que Argentina tuvo en al menos dos generaciones.
A ese tren se subió más tarde la actual Presidente, decidida a exacerbar ese modo de hacer política instalado por su pragmático esposo, pero ahora con un barniz pseudo ideológico presentado como moralmente superior, barniz tal vez extraído de pretender ser una intelectual de izquierda. Una Presidente que sonaba como Mafalda pero cuyos zapatos de Prada siempre le recordaron al país que en realidad es Susanita. Y digo sonaba porque parece haberse curado repentinamente de su crónica verborragia: ahora está muda.
Tal vez allí también comenzó a morir Nisman. Toda esa hipocresía ha sido el sello de una época que hoy concluye en una muerte trágica, y que transformó ese estilo de hacer política en algo aún más perverso y autoritario. La viudez le puso en bandeja la reelección, y usó la empatía popular para hacerse impune y, con un cierto fundamentalismo, justificar el acoso a la prensa crítica, la intimidación a los jueces y fiscales independientes, la politización de la inteligencia, las platas mal habidas y la pretensión (fracasada) de perpetuarse en el poder. En definitiva, ha sido un gobierno autoritario pero también psicópata, tan psicópata que ya ni sorprende que hayan dicho que el principal culpable de la muerte de Nisman ha sido el propio Nisman. Y cuando dejaron de hablar de suicidio para decir que fue asesinato, lo hicieron por las encuestas, preocupados por la imagen presidencial.
Esta tragedia nos marcará. Por ahora nos toca hacer introspección, hacer el duelo y hacer tripas corazón frente a la peor crisis de los últimos treinta años. Aunque tal vez haya algo más que podamos hacer: en el próximo octubre electoral no olvidemos nada de esto y votemos por quien haya estado más lejos de esta manera de hacer política, por aquel que se haya situado en las antípodas del fenómeno más perverso que la Argentina democrática haya conocido.
Ese será el candidato que tendrá mi voto. Ojalá que gane y haga sucumbir cualquier intento neo kirchnerista. Recién entonces esta pesadilla podrá quedar definitivamente atrás y seremos capaces de honrar a Alberto Nisman y las restantes ochenta y cinco víctimas.
Twitter @hectorschamis

Las piruetas del señor Parrilli

Del editor al lector
La denuncia del jefe de la ex Side contra quien hasta su llegada fue el hombre fuerte del aparato de inteligencia kirchnerista saca a luz varias cosas. La más importante es que bajo la pantalla de material secreto, los espías importaban de todo, sin controles y sin pagar impuestos.
Gracias a esta amplísima y excepcional prerrogativa, Jaime Stiuso pudo, según Oscar Parrilli, contrabandear “material médico oftalmológico, componentes y juguetes electrónicos”. Lo más notable es la metodología que aplicó el ex espía todopoderoso. Dijo Parrilli: “Las cosas llegaban casi siempre por avión a la Aduana de Aeroparque y la mercadería no era revisada ni se le cobraba aranceles porque era material secreto. Luego subían todo a un flete y no sabemos adónde iba”.
Si lo que cuenta Parrilli es cierto, salta que el sistema de controles era un colador. Por añadidura, lo que se conoce es apenas una muestra gratis. Existía o quizás aún exista una Aduana paralela manejada por los espías delante de las narices del personal de la Aduana oficial. El resultado: negociados y mucha plata.
También es notable que ninguno de los por entonces jefes de Stiuso, los pingüinos Icazuriaga y Larcher, hubieran sospechado que también era un contrabandista. Si nada de lo que pasaba les llamó la atención, eso solo habla de sus dotes o mejor sería decir de su falta de dotes para conducir a los espías. O tal vez habla de algo mucho más turbio.
Esto que ahora denuncia Parrilli ocurrió entre 2013 y 2014 y había sido revelado por Jorge Lanata el 13 de julio de 2013 en su columna de Clarín. La vida te da sorpresas: nada menos que en el diario del monopolio. Escribió Lanata ese día: “Ingresan al país mercaderías de contrabando y llevan dinero de una cartera de clientes fijos”. Lo mismo que denuncia Parrilli un año y medio después: contrabando y lavado de dinero.
En el medio, hubo otra denuncia sobre el tema que le llevó al propio Parrilli, cuando era secretario general de la Presidencia, el ex canciller Bielsa desde su cargo de presidente de Aeropuertos 2000.
Cosas que antes el Gobierno simulaba ignorar o las desmentía, las abren a la sociedad. O las abren en parte. ¿Cuál es la explicación que Parrilli le da a una demora que es imposible confundir con un descuido?: “Las cosas son como son y en el tiempo que tienen que ser”, dijo.
El tiempo que tiene que ser se llama la pelea con Stiuso y el intento de cargarle la factura de la muerte del fiscal Nisman para salir del brete en que se han metido. Es tan obvio que no hace falta ser un espía para descubrir la jugada.

Corrupción


El cementerio MENEM


Sin palabras....

NO ES CHISTE Y ES IMPRESIONANTE.

PARA ESO NO PERDAMOS LA MEMORIA Y PASEMOS ESTO PARA QUE SE ENTEREN AQUELLOS QUE ' MIRAN OTRO CANAL '

'El cementerio Menem'
Para no enterrar información en el galpón de la memoria y seguir lúcidos. Esta información nos permite recordar quien fue y es, el senador por La Rioja Carlos S. Menem.

LOS MUERTOS DE CARLOS MENEM

FALLECIDO: MARCELO CATTÁNEO
CAUSA: IBM-BANCO NACIÓN
MOTIVO: para la justicia fue suicidio. Era un hombre que estaba dispuesto a hablar sobre el escándalo. Su cuerpo apareció colgado de una antena, junto a la Ciudad Universitaria, con ropas que no le pertenecían y un recorte de LA NACIÓN sobre el caso, plegado dentro de su boca.

FALLECIDOS: MARIO PEREL Y SU MUJER
CAUSA: LAVADO DE DINERO - ARMAS
MOTIVO: 'Suicidio'. Un tiro en la cabeza a un metro de distancia. Habló demasiado. Le habría dado datos importantes a Elisa Carrió y a otros sobre las cadenas de lavado. Días después aparecieron las primeras denuncias contra Moneta y el grupo Menem, las cuales abrieron la conexión para el boom mediático de las armas. Carrió desmintió que le haya dicho algo.

FALLECIDO: CARLOS ALBERTO ALONSO
CAUSA: ARMAS
MOTIVO: 'Paro cardíaco'. Estuvo a cargo de los controles que la Aduana debería haber realizado durante la venta ilegal de armas.

FALLECIDO: GENERAL JUAN CARLOS ANDREOLI
CAUSA: ARMAS
MOTIVO: Murió al caer el helicóptero en que viajaba. Estuvo a cargo de Fabricaciones Militares.

FALLECIDO: RODOLFO AGUILAR
CAUSA: ARMAS
MOTIVO: viajaba con Andreoli en el helicóptero. Recibió un aviso en Perú sobre el envío de armamento argentino a Ecuador .

FALLECIDO: VICENTE BRUZZA
CAUSA: ARMAS
MOTIVO: 'Infarto'. Operario de la Fábrica Militar de Río Tercero. Denunció que hubo un 'maquillado' de armas.

FALLECIDO: FRANCISCO CALLEJAS
CAUSA: ARMAS
MOTIVO: 'Derrame cerebral'. Técnico de Fabricaciones Militares. Es el que viajó a Croacia para calibrar los cañones.

FALLECIDO: CAPITÁN DE NAVÍO HORACIO ESTRADA
CAUSA: ARMAS
MOTIVO: supervisó los envíos de armas que salieron de Ezeiza.
Lasnaud (traficante de armas detenido y ya liberado), dijo que se comunicó con el fallecido capitán Horacio Estrada - muerto en extrañas circunstancias- y que éste lo contactó con Palleros. Lasnaud dijo, además, que Palleros 'le manifestó que él poseía un decreto que autorizaba la exportación de armas', según consta en el acta de su declaración judicial, a la que Clarín tuvo acceso. Lasnaud dijo también que sólo tuvo contacto con Palleros. Un par de semanas antes, informó al diario suizo Le Temps, que Palleros le aseguró que Menem 'estaba al tanto'.

FALLECIDO: VÍCTOR MORÓN
CAUSA: ARMAS
MOTIVO: desaparecido. Conexión con Palleros.

FALLECIDO: BRIGADIER RODOLFO ETCHEGOYEN
CAUSA: ADUANA PARALELA
MOTIVO: para la justicia fue 'suicidio'. Era titular de la Aduana. 'Puedo tolerar todo, menos drogas', había dicho. Estaba enemistado con Alfredo Yabrán. Era diestro. 'Se disparó con la mano izquierda y el dedo pulgar'.

FALLECIDO: COMISARIO JORGE GUTIÉRREZ
CAUSA: ADUANA PARALELA
MOTIVO: lo mataron a balazos mientras viajaba en un tren.
Investigaba las irregularidades de los depósitos fiscales.

FALLECIDO: SUB COMISARIO DE LA POLICÍA BONAERENSE JORGE LUIS PIAZZA
CAUSA: ADUANA PARALELA
MOTIVO: investigaba la muerte del Sub Comisario Gutiérrez, tenía que declarar y contar lo que habían descubierto.

FALLECIDO: JOSÉ GUSSONI
CAUSA: ADUANA PARALELA
MOTIVO: denunció ilícitos en la compra del sistema informático María, que debía evitar el contrabando. Su auto se estrelló contra un camión. El Juez lo caratuló como muerte dudosa.

FALLECIDO: ALFREDO YABRÁN
CAUSA: CASO CABEZAS
MOTIVO: 'Suicidio-Desaparición'. Su exposición pública puso en riesgo la cadena de corrupción y las empresas vinculadas con la política. Sospechado de ser testaferro de Menem.

FALLECIDA: MARTA MEZA
CAUSA: MADRE DEL HIJO NATURAL DE CARLOS MENEM (Carlos Nair, que nació de su relación con la diputada formoseña).
MOTIVO: se 'suicidó' por 'depresión'... justo antes de las elecciones. Menem todavía era presidente cuando la revista Noticias en 1994 y 1995- publicó dos notas sobre su relación con Marta Meza y un supuesto hijo que tuvo con la mujer. Contrariado por los artículos, Menem inició una demanda que llego hasta las máximas instancias judiciales. En marzo de 1998, la Sala H de la Cámara Civil revocó un fallo de primera instancia y condenó a la editorial. La Corte Suprema convalidó la sentencia.
Fue una revocación con lo justo.
Cinco jueces votaron a favor de Menem: Julio Nazareno, Eduardo Moliné O' Connor, Augusto Belluscio, Guillermo López y Adolfo Vázquez.
Lo atípico fue que no hubo votos en contra: los otros cuatro jueces: Antonio Boggiano Gustavo Bossert, Enrique Petracchi y Carlos Fayt, se abstuvieron de pronunciarse.

FALLECIDA: LOURDES DI NATALE- CAUSA:  ARMAS-AMIA- CARLOS MENEN JUNIOR
MOTIVO
: debía declarar en la causa Armas y Posiblemente podría volver a hacer encarcelar a Menem. Nunca llegó. Murió cuando faltaban dos días para encontrarse con su hija, a la que hacía 8 meses no veía.
Le habían retirado la custodia de la Federal. Se está investigando la causa de su muerte: suicidio, accidente u homicidio. Existe una fuerte campaña para decir de ella que estaba loca o depresiva y así ahondar en el suicido o en el accidente.

FALLECIDO: LORENZO EPIFANIO SIRI
CAUSA: CARLOS MENEM Jr.
MOTIVO: cuidador del campo de la familia Sívori donde cayó el helicóptero de Junior. Siri dijo que había escuchado tres explosiones previas a la caída del helicóptero (disparos). Vio tres paquetes como de azúcar, y dinero. Y que, además, se le acercaron dos personas y le dijeron 'Viejito, vos te mandás a mudar de acá porque sos boleta, no viste nada'. A Siri lo emborracharon y le hicieron cruzar una y otra vez la ruta 9, hasta que lo atropellaron.

FALLECIDO: MIGUEL LUCOW
CAUSA: CARLOS MENEM Jr.
MOTIVO: Perito de la Fuerza Aérea, habló con la Fiscal Sívori por teléfono, Le dijo 'esto no fue un accidente'. Lo asesinaron a balazos en la puerta de su casa 'para robarle', según el informe, pero ni tocaron su billetera. Firmó tres meses después de muerto, según
denuncian, que 'el peritaje demostró que fue un acccidente'.

FALLECIDO: ÁNGEL DANIEL ANTAKLE
CAUSA: CARLOS MENEM Jr.
MOTIVO: fue el que mató a Lucow. Murió dos días después, sin declarar.

FALLECIDO: FÉLIX BONACHERA
CAUSA: CARLOS MENEM Jr.
MOTIVO: ayudante del perito Lucow, murió en extrañas Circunstancias. Su mujer le habría dicho a Zulema 'que se trató de un atentado'.

FALLECIDO: HÉCTOR BASSINO
CAUSA: CARLOS MENEM Jr.
MOTIVO: Comisario General de la Policía Bonaerense y Jefe de la División Helicópteros de la Fuerza, enviado por el Polaco Klodczyk, fue el primero en llegar y revisar el helicóptero. No declaró todo lo que vio. Dos años después, comenzó a escuchar disparos desde lejos, mientras esperaba a su esposa a la salida de una fábrica. Dos tipos en motos tiraban y tiraban. Este hombre ya era retirado de la Fuerza. La carátula fue 'presunto intento de robo'.

FALLECIDO: HUGO SÁNCHEZ TROTTA
CAUSA: CARLOS MENEM Jr.
MOTIVO: era un delincuente que sabía quién había robado el maletín de Carlitos que estaba en el helicóptero, el por qué y quién lo ordenó. A los dos días de salir de la cárcel y sin poder decir nada, fue acribillado por la policía. 'Atentado y resistencia a la autoridad, seguida de muerte'. Lourdes Di Natale afirmó luego que el maletín lo tenía la testaferro de Emir Yoma.

FALLECIDO: EMILIO EDUARDO MANCINI
CAUSA: CARLOS MENEM Jr.
MOTIVO: hermano del perito de Gendarmería, José Luis Mancini,  (peritaje que demostró la existencia de 5 esquirlas de balas). Lo llamaron y le dijeron: No te olvidés que algún integrante de tu familia puede sufrir un accidente'. Fue abordado por cuatro hombres que le dispararon en el cuello.

FALLECIDO: JORGE ARTONI
CAUSA: CARLOS MENEM Jr.
MOTIVO: secretario del Brigadier Antonietti. Artoni había asegurado que recibió un llamado de Anzorregui sobre la tercera persona en el helicóptero Y esto sale de los datos que afirman que 'Carlitos' hizo pasar personas por migraciones, sin control alguno. Lo mataron a balazos en la puerta de su casa.

FALLECIDO: HUGO RAÚL BOCOLINO
CAUSA: CARLOS MENEM Jr.
MOTIVO: camionero que, minutos antes de la caída de helicóptero, paró a cargar combustible en la ruta 9, kilómetro 211.5. Vio todos los detalles de la caída del helicóptero.
Telefoneó a su mujer: 'Beatriz, ha ocurrido algo terrible. Fui testigo de un hecho que me asusta. Ahora no puedo hablar pero el viernes, cuando regrese, te cuento'. Nunca volvió. Se 'suicidó' con un disparo en la cara.

FALLECIDO: CARLOS SANTANDER
CAUSA: CARLOS MENEM Jr.
MOTIVO: era un asaltante que aseguraba tener filmaciones de la caída del helicóptero. Lo mataron días después, en un tiroteo.

FALLECIDO: Dr. MARTÍNEZ
CAUSA: CARLOS MENEM Jr.
MOTIVO: médico de San Nicolás. Fue asesinado a cuchilladas pocos meses después de la caída del helicóptero. Fue el primer médico en atenderlo.

FALLECIDO: RODOLFO CORTESE
CAUSA: CARLOS MENEM Jr.
MOTIVO: agente de la SIDE, fue quien le acercó la casete a Zulema, donde pudo escuchar los gritos de Carlitos grabados por radio antes de caer. 'Me están tirando, me están tirando, escuchen huevones...'. Falleció de manera extraña y su cuerpo fue cremado sin autorización de la familia. Intentó vender la cassette, pero la cifra que pedía era muy alta.

FALLECIDO: ANTONIO PALERMO
CAUSA: DECLARÓ EN EL DIVORCIO DE ZULEMA
MOTIVO: lo asesinaron en su casa de una puñalada en el estómago, quince días después de declarar en el juicio de divorcio
.
FALLECIDA: SONIA ÁLVAREZ
CAUSA: CONFIDENTE DE CARLITOS
MOTIVO: fue su secretaria y amiga durante cinco años. Murió en 1994 en un accidente automovilístico, manejando una 4 x 4. En esa ocasión, Carlitos dijo llorando: 'Me mataron a Sonia'

martes, febrero 17, 2015

Brillantes Esculturas Exhibidas En Las Calles

El arte es fantástico, y es mejor aun cuando puede ser apreciado por todo el mundo. Muchos artistas del mundo han creado piezas únicas de esculturas que nos pueden enseñar acerca de la historia, la vida y la belleza. Cada una de estas piezas de arte callejero prueba que no existen límites para la creatividad, y que si una imagen puede valer más que mil palabras, seguramente, una escultura valdrá por mil y una.
Caballos Trotando, Texas, Estados Unidos
Esculturas
Fuera de Servicio, Londres, Inglaterra
Esculturas
Saliendo del Molde, Filadelfia, Estados Unidos
Esculturas
Hipopótamos, Taipéi Zoo, Taiwán
Esculturas
Homenaje de "Zapatos" sobre el Danubio, Budapest, Hungría
Esculturas
Expansión, Nueva York, Estados Unidos
Esculturas
Hombre Trabajando, Bratislava, Eslovaquia
Esculturas
Leones en la Torre de Londres, Inglaterra
Esculturas
El Toro Sentado, Barcelona, España
Esculturas
Plaza Pioneer, Cattle Drive, Texas, Estados Unidos
Esculturas
Once O Uno, Seaham Inglaterra
Esculturas
Una escena de la guerra mundial, Eceabat, Turquía
Esculturas
Transeúntes anónimos, por Wroclaw, Polonia
Esculturas
El monumento a los judíos del gueto de Cracovia, Polonia 
Esculturas
La langosta, Barcelona, España
Esculturas
El arma anudada, Sede de las Naciones Unidas, Nueva York, Estados Unidos
Esculturas
Metalmorfosis, Charlotte, Estados Unidos
Esculturas
Búsqueda de Utopía, Ámsterdam, Países Bajos
Esculturas
Dios padre en la bóveda del cielo, de Estocolmo, Suecia
Esculturas
Estatuas Charles La Trobe, Melbourne, Australia
Esculturas

Cristina Fernández se recluye en su retiro de la Patagonia

Tras su imputación, la presidenta recurre a Facebook para enviar un mensaje a sus rivales

 

 

 

Tras conocer la noticia de su imputación por el fiscal Gerardo Pollicita, por el supuesto encubrimiento de terroristas iraníes en el atentado contra una mutua judía, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, se ha recluido en su residencia de El Calafate, en la provincia de Santa Cruz. Se espera que permanezca allí hasta el 19 de febrero, el día de su cumpleaños. Un día antes está prevista una multitudinaria marcha en Buenos Aires para protestar por la muerte, en extrañas circunstancias, del anterior fiscal del caso AMIA, Alberto Nisman. La manifestación silenciosa convocada por los fiscales está provocando muchos nervios en el Gobierno por la posibilidad de que se convierta en una masiva protesta contra Kirchner y su círculo.
En la primera reacción tras su imputación, la viuda de Néstor Kirchner volvió a recurrir a las redes sociales para enviar un mensaje a la oposición sin referirse a la decisión del fiscal Pollicita: «¿Saben qué? El odio, el agravio, la infamia, la calumnia se los dejamos a ellos». Cristina Fernández de Kirchner (conocida por las siglas CFK), escribió ese breve mensaje en su cuenta oficial de Facebook, que iba acompañado de una imagen de un acto de esta misma semana y la enumeración de las últimas medidas sociales de su Ejecutivo.
Antes de conocerse su imputación, estaba previsto que la presidenta inaugurara este fin de semana varias obras públicas realizadas en El Calafate durante su gobierno. Por el momento, todo el Gobierno ha cerrado filas en torno a CFK a partir de la línea marcada por el jefe de gabinete de Kirchner, Jorge Capitanich, quien afirmó que la imputación es una estrategia de «golpismo judicial activo» para desestabilizar al Gobierno. En el mismo sentido, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, expresó a través de Twitter que «la denuncia de Nisman no tiene sustento». «Todos los juristas de prestigio dijeron en estas semanas que detrás de la denuncia no hay una configuración de delito. Por lo tanto, debería haber sido desestimada», aseguró Rossi.
El Ejecutivo argentino agita el fantasma del golpismo, según el diario «La Nación», con la clara intención de quitar fuerza a la manifestación de la próxima semana y evitar que la oposición saque provecho de la creciente indignación social. De ahí que intente también descalificar esta movilización haciendo delirantes asociaciones y vinculándola con sectores antisemitas, narcos y «apropiadores de bebés». La intención es denunciar que habría un intento de desestabilización golpista, muy en la línea de la estrategia seguida por el gobierno venezolano que, periódicamente, asegura que ha deshecho una intentona de golpe de Estado o un supuesto complot contra la vida del presidente para acallar así a la oposición.

«Gravedad institucional»

Por el contrario, la oposición argentina celebró la apertura de una investigación contra Fernández. «Estamos en los primeros pasos, pero el hecho de que Pollicita haya decidido abrir el procedimiento judicial es porque analizó que la causa tenía suficientes elementos para arrancar», señaló a Efe la diputada Patricia Bullrich, de Propuesta Republicana (Pro). «Creemos que el memorándum con Irán fue la punta de un iceberg de negociaciones secretas y oscuras», agregó. Para el diputado radical Julio Cobos, la noticia «confirma la gravedad institucional» que atraviesa Argentina, al contar con «la presidenta de la nación imputada y el vicepresidente (Amado Boudou) procesado».
El fiscal Nisman había preparado la imputación de Fernández como máxima responsable de un plan para encubrir a los iraníes sospechosos de ser los autores del atentado terrorista contra la mutua judía AMIA, en el que murieron 85 personas en 1994. Pollicita acusa a la presidenta y a sus colaboradores de «encubrimiento por favorecimiento personal agravado», según la presentación difundida en la página web de la Fiscalía argentina. Además, el fiscal considera que las acciones del Gobierno «podrían tener encuadre típico bajo las figuras de impedimento o estorbo del acto funcional e incumplimiento de los deberes de funcionario público», informa Efe.

El fuego a distancia de los arcabuceros castellanos y su resistencia numantina, con Figueroa, Don Juan de Austria, Alejandro Farnesio y otros ilustres soldados combatiendo en primera fila, forzó la derrota otomana en Lepanto

Lope de Figueroa, el héroe de los marines del siglo XVI (los Tercios embarcados)
La hoja de servicios de Lope de Figueroa es un monumento a la lealtad y al coraje. A diferencia de otros grandes capitanes de los tercios castellanos de origen humilde, este soldado granadino de Guadix sí procedía de alta cuna. Su padre era el capitán Francisco Pérez de Barradas y Atoguia, bien relacionada con la Orden de Santiago y, en tiempos de Fernando el Católico, destacado oficial de la corte. Como hijo segundo, a Lope de Figueroa –apellido que tomaba de su madre– le deparaban dos opciones: la carrera eclesiástica o la militar. Basta decir que a los 16 años Lope se fugó a Milán, donde acudió al virrey Fernández de Córdoba (nieto del célebre Gran Capitán) y le pidió ingresar en el Tercio de Lombardía. El granadino entregaría los siguientes 27 años de su vida a los tercios castellanos.
No es que Figueroa evitara pasar por la Guerra de Flandes, de hecho destacó en numerosas batallas allí –Maatrich, Jemingen, Mons–, pero, quizá motivado por su vinculación con la Orden de Santiago o por el espíritu de cruzada que todavía resonaba por su Granada natal, su auténtica vocación fue combatir al turco por mar y por tierra. De hecho, se doctoró en ello.
No en vano, su primera gran confrontación con los turcos empezó de la peor forma. En 1560, Felipe II había ordenado al duque de Medinaceli acometer la conquista de Trípoli, un nido de corsarios berberiscos. Después de un fracaso naval a las puertas de Trípoli, auspiciado por la timidez de Andrea Doria, Medinaceli arremetió la conquista de la isla de Gelves, al sudeste de Túnez, donde ordenó levantar un fuerte. Advertida la flota otomana, ésta se presentó en un plazo de 20 días, sorprendiendo a los españoles en los preparativos. Figueroa, ascendido a capitán por petición del virrey de Milán, participó del desastre de Gelves (con 10.000 muertos entre las filas cristianas) y fue llevado cautivo a Estambul junto a 5.000 prisioneros cristianos.

El capitán granadino participó del heroico rescate de Malta

Lope y su primo Rodrigo de Zapata, también capitán, permanecieron prisioneros hasta 1562 en la torre Negra de Estambul. Sin embargo, su breve cautiverio –finalizado con el pago de un elevado rescate– no rebajó ni un ápice su determinación, y el mismo año de su liberación tuvo tiempo de socorrer Orán, la principal ciudad española en África, que permanecía asediada por piratas argelinos. Al año siguiente colaboró en la toma del islote de Vélez de la Gomera liderada por García de Toledo.
El desastre de Gelves había espoleado el ímpetu cristiano hasta el punto de que el Imperio otomano se creía en la obligación de acallarlo con un golpe de entidad: la conquista de la Isla de Malta. Después de ser expulsada de Rodas, Carlos I había cedido a la belicosa Orden de los Hospitalarios la isla de Malta para que hostigara a la flota turca. En 1565, Solimán el Magnífico desplegó 175 galeras, 200 naos y 40.000 soldados con la intención de reducir a cenizas la base cristiana.
La heroica defensa orquestada por el gran maestre de la orden, Jean Parrisot de La Valette, retrasó la conquista lo suficiente como para que el virrey de Sicilia, García de Toledo, pudiera preparar una fuerza de socorro. Así, los tres meses que duró el sitio llevaron a la extenuación al mastodóntico ejército otomano. Solo en la toma del castillo de San Telmo, construido en roca viva, los turcos invirtieron un mes de asedio. Y con la isla cerca de claudicar, una escuadra de galeras a cargo de Álvaro de Bazán rompió el bloqueo marítimo y consiguió desembarcar a 10.000 españoles, dirigidos por Álvaro de Sande. Los castellanos cayeron sobre las filas musulmanas antes de que estas pudieran percatarse de su superioridad numérica. Lope de Figueroa se distinguió en el ataque a la torre Falca.
Lope de Figueroa, el héroe de los marines del siglo XVI (los Tercios embarcados)
El alcalde de Zalamea. Detalle del monumento a Calderón de Madrid
La imbatibilidad turca en el Mediterráneo empezaba a ponerse en cuestión pero, por el momento, las prioridades del Imperio español no pasaban por descubrir cuánto de profunda era la herida otomana. Las tropas españolas, con Lope de Figueroa a la cabeza de una compañía del tercio de Sicilia, tomaron camino a Flandes en 1568, donde el Duque de Alba planeaba lanzarlas con furia contra los rebeldes.
Aunque intensa, la primera estancia del capitán Figueroa en Flandes fue muy breve. Destacado en la victoria del Duque de Alba en Jemmingen, en su caso por capturar la artillería enemiga, el granadino fue mandado a Madrid a dar al Rey cuenta de la victoria. Hinchado de alegría por la noticia, Felipe II le recompensó con una pensión vitalicia de 400 ducados anuales. Con el favor real, Lope de Figueroa pidió un destino que le resultaba doblemente predilecto: la guerra de Granada.

Tiempos de cruzada Real

Desde 1567, Felipe II se había propuesto eliminar los resquicios musulmanes de «la diócesis menos cristiana de toda la cristiandad». Carlos I había otorgado una prórroga de 40 años a los moriscos de Granada para abandonar sus prácticas islámicas. Pero cerca de vencer el plazo, seguía predominando la costumbre árabe en ciertas regiones granadinas, y la connivencia con los turcos abría la posibilidad de un ataque en suelo patrio.
Las amenazas desde Madrid prendieron el levantamiento de los moriscos el día de Navidad de 1568, que se extendió por las escarpadas montañas granadinas. Además de prodiga en episodios de extrema violencia, la Rebelión de las Alpujarras tuvo una duración, dos años, mucho mayor de la prevista por el Monarca. El motivo estuvo en la descoordinación entre los marqueses de Vélez y de Mondéjar, así como en la escasa calidad de las tropas que residían en la península —las unidades de élite estaban en Flandes—. Precisamente para remediar estas carencias, Don Juan de Austria, junto a Luis de Requesens, fueron puestos al mando de tropas llegadas de Italia. Lope de Figueroa, «atendiendo a la experiencia que tiene de las cosas de la guerra», solicitó el mando de uno de esos tercios.
En enero de 1570, se puso al frente del asedio a Galera, en la Alpujarra. Al mes siguiente en Serón, el capitán granadino fue herido —un arcabuzazo en una pierna que le haría cojear el resto de su vida— mientras trataba de reagrupar las tropas. También Don Juan de Austria fue herido en esta refriega, y solo gracias al sacrificio de Luis de Quijada —su antiguo ayo— pudo salvar la vida. Pese a las complicaciones, en marzo el Tercio de Figueroa tomó Tíjola, y para agosto la guerra vivía sus últimos latidos. A la espera de un nuevo destino, Figueroa fue nombrado jefe de los presidios de la Costa de Granada con la misión de capturar y evitar la huida de los moriscos hacia África.
No obstante, un destino mayúsculo exigía su inmediata presencia en Italia. Tras el éxito en las Alpujarras, Don Juan de Austria fue puesto a la cabeza de la Santa Liga (formada por España, Venecia y el Papa), que se proponía hacer frente a la flota otomana. Un enfrentamiento directo, impensable 20 años antes, para el que Lope llevaba preparándose toda su vida militar. Su heroica actuación dejaría profundo recuerdo en la bahía de Lepanto.

Figueroa viajó a Madrid a anunciar la victoria a Felipe II

La batalla de Lepanto tuvo su episodio álgido en el centro de las escuadras. La capitana turca (la Sultana) embistió, proa con proa, a la de Don Juan de Austria (la Real), donde se encontraba Lope de Figueroa a la cabeza de su tercio, llamado de Granada, dejando unido a un grupo de embarcaciones en una plataforma de 110 metros. El fuego a distancia de los arcabuceros castellanos y su resistencia numantina en el cuerpo al cuerpo, con Figueroa, Don Juan de Austria, Alejandro Farnesio y otros ilustres soldados combatiendo en primera fila, forzó la derrota otomana. En su tercio combatió como soldado Miguel de Cervantes. Tras finalizar la batalla, el joven Austria envió a Figueroa a Madrid a anunciar la victoria a Felipe II. Allí, la víspera de Todos los Santos de 1571, entregó al Rey el estandarte de la galera Sultana y cantó los pormenores de la batalla.
Lope de Figueroa, el héroe de los marines del siglo XVI (los Tercios embarcados)
Pintura de la batalla de Lepanto
Constituido como «Tercio de la Sacra Liga», la unidad liderada por Figueroa, integrada por 2.456 soldados, continuó con escasos resultados su actividad en el Mediterráneo bajo las órdenes de Don Juan de Austria. No en vano, los intereses siempre oscilantes del Imperio Español volvieron a mirar hacia Flandes. Don Juan de Austria, el nuevo gobernador de Flandes, ordenó el regreso de los tercios castellanos y Figueroa partió de Milán el 22 de febrero de 1578, llegando cerca de Namur el 13 de abril.
Tras vencer en la batalla de Gembloux a las tropas de Guillermo de Orange, el capitán se pasó los siguientes tres años combatiendo a los holandeses. Pero lo hizo bajo el mando de Alejandro Farnesio, ante la muerte el 1 de octubre de 1578 del hijo de Carlos I. Lope portó el féretro de su amigo Juan de Austria con los demás jefes militares, entre ellos el capitán Sancho Dávila, mientras que sus soldados encabezaron el cortejo fúnebre arrastrando sus picas por el suelo flamenco en señal de respeto.
A estas alturas de su vida, el maestre de Campo granadino era una auténtica leyenda, vinculado a la victoria de Lepanto y al difícil arte de combatir sobre galeras. Su dominio de las operaciones anfibias y de los combates navales no encontraba igual en el planeta.

La última gesta, el San Mateo

En 1582 se presentó un nuevo reto para el que nadie parecía preparado: combate entre galeones. Con la conquista de Portugal –«heredada, comprada y conquistada» por Felipe II– se abría un frente en el Archipiélago de las Azores contra el Prior de Crato, apoyado por Francia e Inglaterra, que se negaban a reconocer la autoridad española. Don Álvaro de Bazán dirigió 25 naves de gran tonelaje al encuentro de una flota hostil de 40 naves (la mayoría de menor tamaño) dirigida por Felipe Strozzi, almirante florentino al servicio de Francia.

El San Mateo recibió más de 500 proyectiles y la carga de tres barcos enemigos

Lo ocurrido al inicio de la batalla todavía hoy es motivo de polémica. El galeón San Mateo, con Figueroa –jefe de toda la infantería embarcada– y sus mejores hombres a bordo, se adelantó al resto de la flota. Nadie sabe decir si de forma involuntaria o por audaz iniciativa de Lope. Los franceses aprovecharon la ocasión para arrojar tres barcos contra el aislado San Mateo. A pesar de sufrir dos horas de abordaje francés y recibir más de 500 proyectiles, los 250 soldados castellanos, arcabuceros y piqueros, aguantaron imperturbables las acometidas hasta el punto de que el maestre Figueroa tuvo que reprender a los españoles a que no abandonaran su galeón para lanzarse ellos al abordaje. Una vez llegados los refuerzos, con el San Mateo aún trabado, la batalla se situó en la posición que Strozzi había querido evitar: una enorme maraña de barcos luchando cuerpo a cuerpo. La superioridad de la infantería española hizo el resto.
La victoria de la Isla Terceira fue su última gesta. En 1585, tras 27 años de servicio militar, Lope de Figueroa falleció en Aragón víctima de un brote de peste. Recordado por la inmortal Lepanto y por la célebre obra de teatro «El Alcalde de Zalamea», donde su autor Calderón de la Barca –que también combatió en los tercios– le refleja como el clásico capitán gotoso y de humor amargo, fue el héroe de una generación entregada a la milicia y de una población que empezaba a perder el miedo al Mediterráneo.

El Gobierno se tendió su propio cerco

En foco
Alberto Nisman.
Alberto Nisman.
Hay una señal inconfundible que trasunta la magnitud del golpe recibido: Cristina Fernández resolvió refugiarse en El Calafate hasta después del miércoles, cuando fiscales y jueces realicen la marcha en memoria del fiscal Alberto Nisman. Ese desafío podría convertirse en un dato secundario, a lo mejor, comparado con la novedad de ayer: el fiscal Gerardo Pollicita resolvió imputar a la Presidenta, a Héctor Timerman, al ex piquetero Luis D’Elia y al diputado Andrés Larroque, por la denuncia de presunto encubrimiento terrorista por el atentado en la AMIA que había detonado Nisman, precisamente, días antes de su muerte misteriosa. Aquel refugio, la soledad, el aislamiento, fueron la constante de los Kirchner cuando debieron enfrentar en su larga década los trances más complicados.
El recurso podría ser un reflejo natural producto del impacto. Pero nunca convendría desdeñar las enseñanzas de la historia. Cristina y el kirchnerismo acostumbraron a regresar de esos retiros con alguna réplica. Con decisiones que apuntaron a tensionar más la realidad. Alcanza con el ejemplo del prolongado conflicto con el campo. Un ex ministro kirchnerista suele recurrir a un dicho: ”Cuando Cristina se agacha no significa que va a retroceder. Se prepara sólo para dar otro salto”, remarca. Sucede que el presente se avizora mucho más delicado que el pasado por un cúmulo de razones. El agotamiento del Gobierno, la objetiva mengua del poder presidencial, un hastío social que parece ahondarse, un clima de convivencia política intoxicado, el ajetreado trámite electoral cuyo puerto figura recién a fines de octubre. Un escenario, entonces, donde predomina la incertidumbre y el riesgo.
La Presidenta cargaría ahora con tres reveses sucesivos que se hilaron desde aquel nefasto domingo 18 de enero. La muerte de Nisman, todavía envuelta en nubarrones. La guerra que declaró contra el Poder Judicial, que derivó en el malestar de fiscales y jueces que no comulgan con la militancia K. La imputación de Pollicita que incineró la estéril defensa oficial de descalificar al fiscal muerto y exhibir el contenido de su denuncia como basura pura.
La determinación de Pollicita tendría dos caras. En el plano jurídico, parece claro que el fiscal consideró que las pruebas reunidas por Nisman poseerían la valía suficiente para impulsar una investigación. Le solicitó al juez de la causa, Daniel Rafecas, más de un centenar de verificación de pruebas. También podría rastrearse un sentido político. Pollicita no habría reparado en la jerarquía de las figuras que imputó. Sería lo mismo, de acuerdo al formato de la denuncia, Cristina que D’Elia. Eso podría estar anticipando dos cosas: la consistencia de ciertos argumentos de Nisman y la gravedad de la materia en cuestión. Vale recordarlo: se menciona presunto encubrimiento por el atentado en la AMIA de 1994, que dejó 85 muertos. El atentado terrorista más grande que conoció hasta ahora nuestro país.
¿Qué otro camino pudo haber recorrido Pollicita? Empezado, tal vez, con la imputación de los nombres de menor talla. Dejar para el final a la Presidenta y al canciller. Puede que el hilo conductor de la denuncia le haya imposibilitado esa disección.
También es necesario ser precisos. La imputación no representa ninguna culpabilidad ni sospecha previa. Sólo la notificación a los denunciados de que una investigación se pone en marcha. Fuera de la frialdad de la interpretación jurídica, el efecto político sería enorme.
La tarea inmediata quedará a cargo de Rafecas. De ser necesario, el magistrado podría llamar a declaración indagatoria a alguno de los imputados.
Pero primero estarían las pruebas solicitadas por Pollicita. Demandarán su tiempo. Que no será breve. Tampoco podría ignorarse la realidad del juez. Llegó a su cargo de la mano kirchnerista. Pero fue condenado ni bien resolvió avanzar contra Amado Boudou por el escándalo Ciccone. Quedó a tiro de juicio político. La causa por enriquecimiento ilícito contra el general César Milani, el jefe del Ejército, resultó su salvavidas. Se desempeña sobre un terreno cenagoso.
El Gobierno conoció que la tormenta se avecinaba. Sus reacciones fueron las de siempre. Envió por la mañana, antes de la decisión de Pollicita, a la Procuración del Tesoro a difundir una declaración en la cual afirmó que “no existe ninguna prueba válida” contra quienes después resultaron imputados. Una línea idéntica a la que trazó Aníbal Fernández, el secretario de la Presidencia.
También Aníbal Fernández junto a Jorge Capitanich recurrieron para explicar el compromiso al viejo manual kirchnerista de las confabulaciones. El jefe de Gabinete –imputado ayer en Chaco por la muerte de un Qom– denunció la existencia de un “activismo judicial golpista”. El ex senador agregó otros condimentos de su pésimo gusto. Sostuvo que la marcha de fiscales y jueces estaría siendo convocada por “narcotraficantes y antisemitas”. El kirchnerismo ni siquiera demuestra capacidad de adaptarse a los tiempos. Esas denuncias rimbombantes suelen surtir algún efecto en momentos de bonanza, de cierta expectativa social, cuando emergen como una cuestión novedosa. En los diez años, el Gobierno hizo más de una veintena de esas advertencias. Ninguna tuvo un registro en la realidad. En un final de ciclo, como el kirchnerismo recorre ahora, aquella práctica se volvería en contra. Tampoco serviría derramar el miedo. La piquetera jujeña Milagro Sala hizo rumorear que dispondría de 10 mil militantes armados para el hipotético caso que hubiera que defender a Cristina. ¿De quién?
El Gobierno se encontraría en esta estación política destemplada, en verdad, producto de sus repetidos y graves errores. El origen de la tragedia Nisman habría que remitirla al Memorándum de Entendimiento con Irán. Jamás supo explicar por qué motivo fue firmado. El régimen de Teherán se desentendió desde el primer día de la justificación de la Presidenta de buscar la verdad sobre el atentado en la AMIA. La muerte del fiscal también recae como una sombra pesada sobre el Gobierno por el modo en que resolvió enfrentarlo cuando resolvió presentar su denuncia por encubrimiento. Se agregó la indiferencia posterior que, sobre todo Cristina, dispensó a la víctima y a su familia.
La guerra dentro del Poder Judicial también nació con en una reforma arbitraria que pretendió imponer el Gobierno. La ausencia de tacto político de Alejandra Gils Carbó profundizó la crisis. En simultáneo, llegó la desarticulación de la Secretaria de Inteligencia y la cesión de espionaje interno al Ejército, que conduce Milani.
No parece exagerado afirmar, ante ese panorama, que el Gobierno ha sido arquitecto de su propio cerco. Habrá que ver si le queda una pizca de imaginación política para sortear la trampa.

Adolf Hitler calificó a los divisionarios de «banda de andrajosos», hombres impávidos que desafiaban a la muerte, valientes, duros para las privaciones e indisciplinados. Reconociendo que sus hombres se alegraban de tenerlos cerca

La última batalla de la División Azul, los «andrajosos» e impávidos de Krasni Bor
A miles de kilómetros de su tierra, en una guerra que en realidad nada tenía que ver con ellos, armados con fusiles ligeros incapaces de hacer más que rasguños a los tanques soviéticos, e intimidados por un frió que dejaba el de Ávila, Guadalajara y otros glaciares castellanos en una agradable brisa veraniega. Bajo estas duras condiciones y vestidos con uniformes nazis reducidos a harapos, los 4.500 españoles pertenecientes a la 250ª División de Infantería de la Wehrmacht (conocida popularmente como la División Azul) resistieron honrosamente la ofensiva de 45.000 hombres y 80 tanques enviados por el Ejército Rojo a Krasni Bor. Más allá de las ideologías y de proclamar héroes o villanos, los divisionarios que intervinieron en el sitio de Leningrado, la liberación de París a manos de una compañía francesa formada en su mayoría por republicanos españoles o los espías que, como Joan Pujol, influyeron fuertemente en el transcurso del conflicto, se empeñan en desmentir a quienes siguen sosteniendo que nuestro país no jugó un papel reseñable, para bien o para mal, en la II Guerra Mundial.
La División Azul fue una unidad de voluntarios españoles, en total formada por cerca de 47.000 hombres, que combatió junto al Tercer Reich en el Frente Oriental. Pese a que las exigencias alemanas pasaban porque el contingente estuviera formado íntegramente por soldados profesionales, se acordó finalmente que el grueso estuviera alimentado por voluntarios civiles –muchos de ellos opositores al régimen que se alistaron ante la posibilidad de limpiar sus antecedentes, como en el caso del director de cine Luis García Berlanga, con familia republicana–, pero comandados por oficiales experimentados del Ejército español como Agustín Muñoz Grandes o Emilio Esteban-Infantes. La buena disposición al combate y la sobriedad española no tardaron en atraer los elogios de los oficiales nazis.

Muchos se alistaron para limpiar sus antecedentes, como García Berlanga

Durante sus operaciones militares en la región de Voljov, junto a la ciudad histórica de Novgorod, la División Azul acometió algunas de las acciones más célebres en la trayectoria de esta unidad. Cuando a principios de 1942 una ofensiva soviética –que perseguía restablecer las comunicaciones entre Leningrado y Moscú– engulló a la 18º División alemana, el general de infantería nazi von Chappuis designó a la Compañía de Esquiadores españoles para socorrer a sus hombres. Este mismo general había guardado dudas en el pasado sobre las capacidades de la unidad, pero ahora recurría a ella para acometer un desesperado rescate. Los esquiadores españoles atravesaron un lago helado a costa de su salud, con temperaturas de 52 grados bajo cero y sin apenas provisiones, para hallar once días después a los escasos supervivientes de la 18º División alemana. A una veintena de ellos fue necesario amputarles ambas piernas a causa del frío extremo.
La altura de sus acciones condujeron a Adolf Hitler, desde «la Guarida del Lobo», a calificar ese mismo año a los divisionarios de «banda de andrajosos», hombres impávidos que desafiaban a la muerte, valientes, duros para las privaciones e indisciplinados. Reconociendo, asimismo, que sus hombres se alegraban de tenerlos cerca.

45.000 rusos caen sobre Krasni Bor

Envueltos en cierta aureola de inexpugnabilidad a ojos de la Wehrmacht –lo que casaba difícilmente con los postulados racistas del nazismo–, la División Azul alcanzó en 1943 su tercer y último año de existencia. De la defensa en la región de Voljov pasaron al asedio de Leningrado. Allí, las tropas españolas fueron desplegadas al sur del lago Ladoga, desde donde hicieron frente a «la Operación Iskra», enésima ofensiva para liberar Leningrado del cerco nazi. El sábado 16 de enero, 550 divisionarios al mando del capitán Manuel Patiño Montes acudieron a una región boscosa al sureste de Posselok para frenar la acometida ordenada por Stalin.
Según explica el historiador Xavier Moreno Juliá en su libro «La División Azul: Sangre española en Rusia», los españoles se distribuyeron en forma de abanico y se parapetaron con troncos, ramas y nieve. Bajo el fuego de los morteros y los organillos de Stalin, brilló la actuación del capitán Salvador Massip que, tras ser sucesivamente herido en una ceja, en un ojo y en una pierna, murió con su fusil ametrallador todavía agarrado a sus manos sin haber cedido un centímetro de terreno. En total, la lucha en los bosques de Posselok causó la muerte de cerca del 70% de los miembros del batallón, lo que forzó a Esteban-Infantes a solicitar el regreso de sus hombres a posiciones menos expuestas. Una petición que tardó semanas en aprobarse.
Mientras los españoles se lamían sus graves heridas les aconteció su día más negro, el 10 de febrero de 1943. En Krasni Bor, situado en un arrabal de Leningrado (hoy, San Petersburgo), 5.900 españoles equipados con armamento ligero hicieron frente durante varias horas a la sacudida imparable de 38 batallones del Ejército Rojo, repartidos en 4 divisiones, y apoyados por una gran cantidad de artillería y tanques. No era, sin embargo, una acción inesperada. Los españoles sospechaban que los rusos planeaban tomar Krasni Bor desde hace diez días y concentraron todas sus fuerzas en esta posición. No en vano, saber el lugar de un ataque solo es el primer paso para rechazarlo.
La última batalla de la División Azul, los «andrajosos» e impávidos de Krasni Bor
Un grupo de divisionarios avanza por los helados bosques rusos
A las 6:45 cayó la mole soviética sobre los españoles. «La línea primera estaba casi machacada; los carros rusos, primero rechazados, habían vuelto a dirigirse a Krasni Bor, abriendo una brecha en el Ferrocarril de Octubre; nada se sabía del Primer Batallón al mando del comandante Rubio; y se desconocía la situación del Batallón 250, aunque se suponía muy delicada», describe en clave de catástrofe uno de los combatientes de la batalla. Sin el armamento necesario para frenar a los tanques rusos –salvo por un puñado de minas magnéticas–, la situación delicada era, en realidad, desesperada. En pocas horas, un millar de españoles resultaron muertos en una embestida como nunca antes había sufrido la División. El Ejército Rojo dispararó ese día decenas de miles de obuses, con una cadencia aproximada de un disparo cada diez segundos por cada pieza.

Varios oficiales reclamaron que bombardearan sus propias posiciones a riesgo de su vida

Convencidos de que el brutal bombardeo artillero había arrasado cualquier amago de vida, la infantería soviética avanzó contra las líneas españoles, que abrumados por la superioridad enemiga se agazaparon en sus improvisados agujeros a la espera de una oportunidad para contraatacar. Cuando el Ejército Rojo estaba encima de ellos, los supervivientes montaron sus ametralladoras MG 34 y se atrincheraron en los cráteres que habían producido los obuses soviéticos. A continución se desató un sangriento cuerpo a cuerpo entre ambos bandos bajo la atenta y remota mirada de los francotiradores rusos, quienes mataron sin piedad a un centenar de españoles en esa jornada. Rodeados de enemigos, varios oficiales divisionarios reclamaron por radio que bombardearan sus propias posiciones a riesgo de su vida.
Tras nueve horas y 45 minutos luchando en solitario, los infantes alemanes socorrieron a los españoles a las 16:30. Pero la ayuda era tardía. Desde el principio del ataque, los mandos españoles llevaban reclamando unos refuerzos que no acudieron hasta que la aviación alemana, la Luftwaffe, hubo asegurado el terreno. Mientras el grueso de la División Azul se replegaba hasta Sablino, un Grupo de Artillería al mando del comandante Guillermo Reinlein, todavía aguantó en su posición hasta la mañana del día 12 cuando fue relevado.
El Ejército ruso había desalojado el sector de Krasni Bor y extendido su frente cerca de seis kilómetros. Las bajas divisionarias contaban, al final de la jornada: 1.125 muertos, 1.036 heridos y 91 desaparecidos. No obstante, el botín cosechado por Stalin era demasiado escaso como para estimarlo un triunfo. Había perdido entre 7.000 y 9.000 hombres a consecuencia de la numantina resistencia de los divisionarios. La ambiciosa «Operación Estrella Polar» había fracasado por el elevado coste de arrebatar Krasni Bor a los españoles. Ignorando la letra pequeña de la victoria rusa, la BBC inglesa presentó al mundo la batalla como la tumba de la División Azul.
En las siguientes semanas, la velada lucha por hacerse con el control de la orilla occidental del río Ishora –objetivo que consiguió finalmente el Ejército alemán– costó a la División Azul un goteo diario de 30 bajas. El 19 de marzo, la unidad de voluntarios sufrió un asalto directo que le valió 80 bajas más. Y pese a tal sangría, el verdadero golpe final a la División Azul se lo iba endosar el contexto político. La orden de Francisco Franco de retirar la División Azul, fechada el 12 de octubre de 1943, coincidió con el cambio de la posición española en la II Guerra Mundial.

El Tata yofre destapando ollas.

Juan Bautista “Tata” Yofre, ex titular de la Secretaría de Inteligencia en épocas de Carlos Menem, estuvo en el programa Hora Clave que conduce Mariano Grondona. Allí habló sobre los cambios en la ex SIDE, el caso Nisman y hasta su valoración sobre Cristina Kirchner. “Estamos en manos de una guaranga”, aseguró, al tiempo que confesó que “a mí me da mucha vergüenza tener a esta presidenta, es vulgar”. Luego, a la hora de hablar sobre la fortuna de la presidenta, sentenció: “Yo fui embajador en Panamá y conozco la cifra que pasó por ahí, Cristina se robó 10 mil millones de euros”. Finalmente, arriesgó: “El forúnculo que es este gobierno, ha explotado”. Mirá el video completo de la entrevista:


lunes, febrero 16, 2015

La primera mujer que ciñó la Corona en estas tierras fue Doña Urraca, y no lo tuvo nada fácil; la Princesa de Asturias está llamada a ser la próxima

Cuando la Reina gritaba: «El Rey soy yo»
La Princesa de Asturias, Leonor, está llamada a convertirse en la cuarta Reina de España, si contamos a Isabel la Católica, a Juana I, conocida como Juana la Loca (que reinó muy poco tiempo) y a Isabel II. Pero antes de que existiera lo que hoy llamamos España, otras mujeres ciñeron la Corona en estas tierras.
La primera que ejerció la soberanía como Reina, en un hecho completamente revolucionario en aquella época, fue Urraca de Castilla y León (1081-1126), que no sólo se convirtió en la primera Monarca titular de la península ibérica sino también de toda Europa.
Hasta entonces, en Castilla se aceptaba la sucesión de las mujeres a falta de Herederos varones, pero el ejercicio del poder quedaba reservado para su marido o hijo. Sin embargo, Doña Urraca ejerció la soberanía plenamente, algo que hizo con muchas dificultades en aquella sociedad medieval y machista. Ni los cronistas de la época ni los historiadores trataron bien a Urraca, de quien transmitieron una imagen muy negativa que en los últimos tiempos se está revisando.
A Urraca la casaron cuando tenía diez años (1091) con su primo Raimundo de Borgoña, de 21 años, con el que tuvo dos hijos, Sancha y Alfonso, y vivió una larga etapa de felicidad. Pero en tres años consecutivos, la vida le dio tres mazazos que cambiaron su destino: en 1107 murió su marido, en 1108 murió su único hermano varón, Sancho, cuando tenía catorce años, en la batalla de Uclés contra los almorávides, por lo que su padre la nombró Heredera de los Tronos de Castilla y León. Y en 1109 falleció su padre, Alfonso VI.
Cuando su progenitor reunió a los nobles del Reino en Toledo para comunicarles que Urraca le sucedería, éstos exigieron a la nueva Reina que contrajera matrimonio y la casaron con Alfonso el Batallador, Rey de Aragón y de Navarra. El matrimonio fue un estrepitoso fracaso para la pareja y para sus Reinos: fueron casi cinco años de traiciones, enfrentamientos, malos tratos personales y humillaciones. A veces llevaban sus diferencias al campo de batalla, donde enfrentaban a sus ejércitos, y de pronto se reconciliaban. Urraca no renunciaba a ejercer su soberanía frente al dominio que trataba de imponer su marido y, para reafirmar su autoridad, gritaba: «El Rey soy yo».
El Papa Calixto acabó declarando nulo aquel matrimonio, después de que Alfonso repudiara a Urraca, y la Reina siguió reinando en sus territorios, donde aún le aguardaban tragos muy amargos, antes de transmitir la Corona a su hijo, Alfonso VII, llamado el Emperador.
El 8 de marzo de 1126, embarazada de su amante, el conde Pedro González de Lara, al que amo profundamente, Urraca murió durante el parto. Tenía 45 años. Pero el niño se salvó y recibió el nombre de Fernán Pérez «Hurtado», del que al parecer desciende el linaje de los Hurtado de Mendoza.

MAS ABAJO ESTA COPIADO EL ARTICULO:

ES  ESTA  DEMOCRACIA

Hugo Esteva


Nada cambia. Todo sigue su curso hacia lo peor. Y va a seguir así, a menos que un sacudón drástico reoriente la historia de la mitad del mundo a la que pertenecemos y de la que somos un Finisterre a veces olvidado, a veces demasiado presente, a veces hasta anticipatorio.
Pero el asunto es que nadie –por lo menos entre quienes se supone deben tomar las decisiones- quiere hacer el diagnóstico de esta enfermedad grave. Y si lo hace, se cuida de averiguar la etiología, es decir la causa.
Es así como uno ha oído pronósticos terribles provenientes de todo el espectro político –salvo de los circunstanciales gerentes del poder mientras están en sus puestos, claro-; pero ninguno se atreve a señalar a esta democracia, agente causal de la desgracia colectiva. Al contrario, todo el mundo se ocupa de ponderarla, todo el mundo se cuida de no caer en el “delito”, hoy codificado, de hacerle la crítica. Y, si somos honestos, deberemos reconocer a esta “democracia” detrás de cuanta postura pueda haber hecho daño a la patria desde antes de su fundación.
Valga para mostrar cómo se ha abusado desde siempre de la sagrada palabra, la siguiente abreviada cita del magnífico libro de Francisco Hipólito Uzal sobre Martiniano Chilavert, “El fusilado de Caseros” (Ed. La Bastilla, pág. 337): “Una última consideración sobre esta carta (de Alberdi a Chilavert): de ella también se desprende que los adversarios de  Rosas –aunque los hechos demostraron que lo fueron más de la Confederación Argentina- se apoyaron fundamentalmente en la ayuda exterior. Y que esta ayuda del extranjero provenía de dos grandes naciones monárquicas –Inglaterra y Francia- y del Imperio del Brasil… Pero la historia oficial ha llamado siempre “democráticos” a los adversarios de Rosas… Aunque en importantes casos, sus más destacados representantes… hayan sido aristocráticos y hasta monárquicos. Y como si no fuera posible, asimismo, la existencia transitoria de una dictadura democrática. Porque eso fue aquel Gobierno, de ancha base popular.”
Lo grave ahora es que a ninguno de los que tiene cierta capacidad de decisión se le pasa por la cabeza que pueda existir otra forma de gobernar a una nación que no sea esta cerrada democracia de partidos. Y, si por error se le ocurre, “calla para siempre” para evitar caer en el denuesto o en el delito con que se sanciona a los herejes de la religión democrática. Porque –y más todavía desde el atentado contra Charlie Hebdo- hay permiso para blasfemar contra todo, salvo contra la diosa del liberal-laicismo.


Cuando asomaban los años setenta del siglo anterior, dos hechos que hoy son parte inseparable de la hipocresía que nos dirige me llamaron la atención con novedad. Por un lado, casi de golpe, los mismos “zurdos gorilas” que hasta un minuto antes hablaban de proletariado y de campesinado con manifiesto acento foráneo en sus cabezas, empezaron a hablar de trabajadores, de pueblo, y hasta de pueblo peronista, con evidente artificialidad, pero con repetitiva frecuencia que los hizo acostumbrarse y que nos robó hasta las palabras. Por otra parte –y especialmente desde bocas radicales- se empezó a oír el término institucionalización. Yo no lo entendía, porque instituciones había, aunque muchas estuviesen manejadas por militares ineptos y/o por civiles vendepatria. Hasta que aprendí que institucionalización es sinónimo de puestos públicos bien pagos y negocios de privilegio con el Estado para los políticos de los partidos, sus cómplices y sus testaferros. He aquí el “combo” –robo en alma y cuerpo, mentira e instalación- de la democracia que fue derrotando al país desde entonces y, como vimos, desde antes.
A partir de eso todo está claro. Y la evolución de la Universidad de Buenos Aires es un ejemplo vivo aunque moribundo: dominada por democráticos “representantes” de los diferentes claustros, que habitualmente poco y nada saben de sus respectivas profesiones, ha ido cayendo en las más prácticas y vivarachas manos de los gremialistas locales, de quienes los profesores son hoy dependientes. Pero, lástima, no todos los gremialistas están en condiciones de instalar un puente, de elucubrar una ley, de investigar la ultraestructura, de operar un enfermo… Y mucho menos de enseñar todo eso como es debido. 
Por supuesto, si sucede semejante cosa con una institución que se supone debería estar a la cabeza del conocimiento, ya puede deducirse lo que pasa con el resto: la enorme mayoría de los políticos y sus funcionarios acomodados –expertos sólo en calentar sillas durante discusiones inútiles- no tiene idea de lo que debería ser su trabajo, y el resultado está a la vista. Tan mal funciona todo que la “gestión” se ha transformado en una bandera que reemplaza a las ideas. Porque, claro, a río revuelto, ganancia para quien por lo menos sepa “gestionar” un barquito salvavidas. Sí, eso mismo: pasa a ser primordial lo que debería darse por añadidura.


La democracia tiene su base en una mentira reconocida como tal, pero aceptada por todos: la voluntad de la mayoría es ley o, dicho de otro modo, la mayoría tiene razón. Esto, que podría ser una referencia para situaciones muy generales, es habitualmente un disparate cuando se trata de lograr soluciones específicas a problemas puntuales (ejemplos hay miles, pero seamos intelectualmente groseros y quedémonos con el de quién debe tomar decisiones en un avión averiado: la tripulación entrenada o la democrática mayoría de los pasajeros autoconvocados). Así, groseramente, sucede cuando se acepta que vale lo mismo el voto del que sabe que el voto del que no, el del burro que el del gran profesor; pero así somos también de groseramente democráticos.
Más en los tiempos que corren, cuando los medios de comunicación y el dinero necesario para acceder a ellos se han hecho imprescindibles moldeadores de los candidatos democráticos, “et si non, non”. Estoy seguro de que los teóricos dieciochescos del liberalismo no podrían haber imaginado que el sistema según el cual pretendían dirimir ideas iba un día a transformarse –tecnología comunicacional mediante- en un balance de tinturas, maquillajes, peluquines y cejas depiladas. Aun cargando con todo el error de su pensamiento “humanista”, difícilmente lo hubieran aceptado.


De todos modos, en nuestro país como en el mundo, la línea sigue su marcha: el centralismo borbónico nos impidió ser provincia y nos transformó en colonia, después el centralismo unitario frustró la reacción y destruyó la posibilidad de una república federal. Hoy vivimos la máxima expresión de ese centralismo unitario bajo un sistema de partidos políticos que paraliza a las provincias fundadoras y busca sojuzgar a la propia “capital federal”.
No seamos estrechos: las cosas no son diferentes fuera de nuestras fronteras. Ni siquiera las naciones más viejas se salvan de este embate que borra las particularidades porque quien dirige el embate es el poder centralizador del dinero.
Tras él, el hombre va cada vez desnaturalizándose. Baste el desorientado vaivén de las artes que cada vez tienen menos que decirnos. O baste saber que una civilización que mata como no lo ha hecho ninguna –incluyendo una inconmensurable matanza de inocentes-, sólo apunta su mirada “humanista” a la preservación de los animales y el ambiente; como si alguno fuera a salvarse mientras se pierde el hombre, que debería ser señor prudente de la Creación.
De todos modos –para que se entienda que no hago llamados a ninguna solución estúpidamente totalitaria de las cuales hemos tenido tanta muestra- estoy seguro de que aquí tenemos valores como para organizar una república genuina, que se nutriera desde lo particular a lo general, con lo cual ya se habría dado un gran paso hacia la independencia. Pero eso no es fácil ni está cerca. Sépase por ahora que el camino no pasa sólo por el diagnóstico. Hace falta eliminar la causa de tan grave entidad anemizante, y esa es esta falsa “democracia” pacientemente elaborada por los enemigos de la patria y de nuestra civilización.