jueves, agosto 03, 2006

LA IZQUIERDA ARGENTINA RECURRE FRIAMENTE A LA VENGANZA, por MARY ANASTASIA O'GRADY - IMPECABLE

LA IZQUIERDA ARGENTINA RECURRE FRÍAMENTE A LA VENGANZA

MARY ANASTASIA O’GRADY, Wall Street Journal, 28 Jul 2006.

"Si me preguntan lo que está sucediendo en CHILE, diría sinceramente que se está registrando un proceso revolucionario... Un proceso no es aún una revolución". FIDEL CASTRO, Universidad de CONCEPCIÓN, CHILE, 18 de noviembre, 1971.

Hace dos semanas, en las últimas horas de un martes, recibí una gran cantidad de mensajes electrónicos buscando confirmar la noticia que estaba circulando de que el dictador cubano FIDEL CASTRO estaba muerto. El anciano, que sufre presuntamente de Parkinson y algo de demencia, cumple 80 años el próximo 13 de agosto y no se lo ha visto en público por varias semanas. Su muerte parecía algo posible.

Sin embargo, resultó que CASTRO estaba todavía vivo y lo suficientemente bien como para viajar. La semana pasada, apareció en CÓRDOBA, ARGENTINA (en una cumbre de los líderes del Cono Sur) promoviendo su agenda revolucionaria lanzada hace cincuenta años. Lógicamente, no era el mismo hombre de antes. En esta oportunidad, su discurso duró solamente tres horas.

La decisión de CASTRO de emprender el largo viaje a ARGENTINA a pesar de su salud debilitada es instructiva. Después de VENEZUELA y BOLIVIA, la tierra de los gauchos es el país sudamericano con las mejores perspectivas de dar frutos después de la inversión que éste hiciera en la represión por más de 50 años. En estos últimos tres años, el presidente argentino NÉSTOR KIRCHNER y su gobierno, que incluye a ex – terroristas izquierdistas de la década de 1970, ha estado consolidando el poder y fomentando los odios sociales en la mejor de las tradiciones de CASTRO. VENEZUELA, aliada de CASTRO y país rico en petróleo, está respaldando ahora el esfuerzo. Los demócratas de la región tienen razón en estar preocupados.

No se trata de política de izquierda o de derecha. BRASIL y CHILE tienen presidentes de centro izquierda pero también tienen controles institucionales que limitan el poder del ejecutivo y preservan el pluralismo. En ARGENTINA, esas limitaciones han sido eliminadas gracias a la oportunidad de poder que se le presentó a KIRCHNER después del colapso económico del 2002. KIRCHNER ya apiñó el poder judicial argentino, y se espera que pronto aprobará una legislación que otorgará al ejecutivo un poder sin precedentes sobre el Congreso en las decisiones relativas a los gastos federales. Las presiones inflacionarias están aumentando a pesar del control de los precios, y como indicara el comentario de una investigación realizada por GOLDMAN SACHS EMERGING MARKETS del 18 de julio, "en lugar de tratar de restaurar su relación y su credibilidad frente a los amplios mercados de capital, el gobierno sigue dependiendo de VENEZUELA como su principal suministrador de crédito".

Sin embargo, lo que resulta más preocupante es el jihad lanzado por KIRCHNER contra los militares por el rol de estos en la "Guerra Sucia". En lugar de gobernar como alguien dedicado a curar las heridas, el presidente parece estar obsesionado con reavivar el conflicto y la violencia de la década de 1970. Al procesar a oficiales que lucharon contra la violencia inspirada por CASTRO hace 30 años, también está purgando a las fuerzas militares de aquellos que no están de acuerdo con el presidente.

Como observara esta columna el 25 de marzo de 2005, algunos camaradas políticos de KIRCHNER (en el gabinete, en el Congreso y otros en calidad de asesores) desempeñaron un papel directo o indirecto en los atentados, robos, matanzas y secuestros de civiles que provocaron la ocupación militar del gobierno el 24 de marzo de 1976. Entre mayo de 1973 y junio de 1975, hubo más de 5.000 ataques terroristas. El caos y el derramamiento de sangre eran tan atroces que a principios de 1975 el gobierno constitucional emitió la orden ejecutiva al ejército de "aniquilar" a los subversivos. Según informes periodísticos, cuando los militares asumieron el gobierno, la sociedad argentina sintió un gran alivio. Trágicamente, los militares recurrieron a medidas extremas para restaurar el orden. En 1983, el gobierno civil asumió nuevamente el mando.

Mientras ARGENTINA emergía de las cenizas de la guerra civil, el Presidente RAÚL ALFONSÍN aprobó una ley en 1986 proporcionando un estatuto de limitaciones para los crímenes militares cometidos durante la dictadura y una ley en 1987 que reconocía la "debida obediencia" de oficiales de menor grado. Más tarde, el Presidente MENEM emitió un perdón general a ambas partes.

El problema para CASTRO y el Sr. KIRCHNER es que su lado perdió. O para decirlo de otra manera, la democracia fue restaurada. Desde el 2003, KIRCHNER ha estado tratando de vengarse por los agravios sostenidos por sus aliados, los amigos de FIDEL.

Lo primero que hizo fue abrogar las leyes de 1986 y 1987. Según el abogado en derechos humanos argentino, ALFREDO SOLARI, los jueces federales de KIRCHNER han encarcelado desde entonces a 205 miembros de las fuerzas militares, la mayoría de los cuales eran oficiales de menor grado durante la dictadura. Sin embargo, el presidente nunca ha buscado justicia para las víctimas del terrorismo. Ni revirtió el perdón concedido por MENEM a los terroristas, incluyendo a MARIO EDUARDO FIRMENICH, fundador del grupo guerrillero de los Montoneros, cuyos ataques contra la población civil constituyeron crímenes obvios contra la humanidad.

Todo esto hace que ciertos elementos de la sociedad argentina se sientan disconformes y algunos se estén echando hacia atrás. Tanto la Asociación Argentina de Víctimas del Terrorismo como la Asociación Unidad Argentina han presentado sendos casos ante dos organismos internacionales de derechos humanos, exigiendo justicia por el terrorismo respaldado por los soviéticos, palestinos y cubanos que cobró la vida de más de 1.500 inocentes entre 1969 y 1979. La primera presentó su caso en GINEBRA ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU, mientras que la segunda lo hizo ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en WASHINGTON.

SOLARI, que es asesor legal de ambos organismos no gubernamentales, dice que es injusto procesar a los militares "como si el resto del país hubiera observado simplemente lo que ocurría desde la ventana". Los casos presentados dicen que la culpa es también de los grupos guerrilleros, los partidos políticos que los apoyaron, el gobierno civil que dio la orden de "aniquilarlos", y los Sres. ALFONSÍN y KIRCHNER, que han ignorado las leyes internacionales en lograr una paz duradera.

SOLARI pone en resalto que la reconciliación no puede lograrse cuando se le permite a una de las partes buscar "legalmente" la venganza. Tal injusticia no hará más que alimentar el continuo conflicto. En cambio, dice, el estado tiene la responsabilidad de acatar el Protocolo II de la Convención de GINEBRA, que estipula que una vez que "las hostilidades cesan, las autoridades en el poder tratarán de otorgar la amnistía más amplia posible a aquellos que participaron en el conflicto armado". SOLARI mantiene que bajo esas circunstancias, todos los argentinos deberían estar dispuestos a perdonar. "Los jóvenes argentinos ya no quieren represalias, odio, venganzas ni el legado de la guerra de sus padres", dice SOLARI.

Pero eso supone que KIRCHNER y CASTRO quieran la paz, la justicia y la democracia. Y a juzgar por su retórica, eso es difícil de imaginar.