viernes, abril 06, 2007

Malvinas, 25 años despues.-

Del Cte Grl (R) Gen Nac D Ricardo Spadaro
Estimados: Sepan que la miseria y maldad sin limites, llego al periodismo.
Quienes estuvimos en Malvinas, mas allá de los desencuentros personales de KasanZew con algunos veteranos,no merece -. por su dignidad como persona y entrega en aquellos días- la actitud deplorable de habérsele negado la pensión civil otorgada a los veteranos, por imputársele deformar la información durante la guerra, con la visión enana de estos días.
También recibo hoy la mala noticia de que mi segundo Jefe en Malvinas,un heroico comando, deberá comenzar el calvario en Córdoba, por su presencia como Subalferez en esa provincia , en tiempos de la guerra civil de los 70. El 10 marchara a una indagatoria notificada ayer. Como aquella vez, en que al quedar yo prisionero de guerra y al momento de darle la orden de conducir la unidad al continente, reacciona exhibiendo su grado de oficial jefe ante el oficial británico para solicitar permanecer al lado de su comandante, y quedar por ello prisionero en San Carlos, lo acompañare hoy como letrado y jefe en la historia, del escuadrón Alacrán o Ca de tropas especiales 601,activada por el EA con esa denominación y magnitud.
Como soldado, no abandono a mis hombres. Como abogado, tal como lo expresara en el congreso de Filosofía en esa querida Córdoba hace dos años, anuncié que la Justicia Tardía es solo venganza y que el derecho penal no puede rescribirse ni mudar, según la fortuna de los vientos. El daño brutal que se ha efectuado a la Republica y al Sistema Jurídico, solo ha progresado por la actitud esquiva y cobarde de quienes consentimos cotidianamente, sin levantar una sola voz, para - con ajuste estricto a los valores republicanos- defender la libertad de conciencia y de expresión. Prevalece a veces, el silencio ante la idea de perder todo.
Es cierto; pero ni siquiera Espartaco acepto esa regla propia de los mercenarios que cuidan sus pagas, por encima de sus valores.-
La década del 70 no tiene defensa posible, desde una perspectiva de racionalidad; mucho menos desde la axiología del derecho
Yo no defiendo esa etapa cruel, pero afirmo que ni siquiera sentando a montoneros asesinos, 30 años después,se lograra la Justicia hipocrita. Algunos de ellos, que promueven esta vindicta atroz, con manos ensangrentadas por otros conciudanos a quienes ejecutaron sin juicio, deberían revisar también , como argentinos que son , el Quo Vadis!!!
Los jueces, como todos los hombre de leyes, sabemos que esto es asi.Necesariamente,es así; porque el derecho es una ciencia y jamás, un ariete para destruir. Los jueces que actúan según el viento de la fortuna, saben también que no ejercen ese sagrado magisterio y, de seguro, ocuparan mañana el banquillo en que sientan hoy a sus acusados.de hecho, son los responsables directos e inexcusables de lo que ocurre. No nos equivoquemos. Cuando no hay Justicia, todos estamos en libertad condicional!!!!
Estamos condenando a nuestros hijos y nietos, a repetir la historia. El odio jamás construyo ni edifico estructuras solidarias en la sociedad. El miedo, como ya advertí en el citado Congreso - publicado por esta prestigiosa Sociedad Argentina de Filosofía- no sirve y jamás termina de imponerse.
Hoy encuentro una nueva razón para expresarme, profundamente dolorido a 25 años de Malvinas y cuando observo que un nuevo manto de neblinas, nos cubre... ya no solo a las amadas Islas, sino a la Nacion.
Pensé vivir otro escenario en estos días de tanta emoción y no, estas reflexiones que acabo de mencionar y que lastima a dos ciudadanos veteranos.-
No adscribo a ninguna ideología, que como tales son coartadas a la verdad .Me expreso con el simple titulo de veterano de Malvinas en el irrenunciable grado de Comandante General, abogado inscripto en la Matricula Federal y docente universitario.
No obstante: Felices Pascuas y el 2 de abril, elevad una oración por aquellas cruces blancas y nuestros soldados insepultos en el Mar; también por los que volvimos, con llagas abiertas hasta el DIA final de nuestras vidas. José Ricardo Spadaro