GLADIUS Nº 66. De la soberbia...
GLADIUS Nº 66.
De la soberbia a la ideología
El espíritu capital de la soberbia en el orden individual y social.
P. Ramiro Sáenz.
( Ante este magnífico artículo de docencia formativa para la Gracia y Revelación en nuestras almas, me he tomado el atrevimiento de irlo transmitiendo a todos mis próximos –prójimos- que no han tenido la suerte de leerlo. El Director. )
Siempre me ha impresionado la facilidad con que, en los tiempos de epidemia marxista, se fabrica un zurdo. Especialmente en medios estudiantiles, en pocos días y con un par de slogans se amasaba ya un militante. Más aún, había personalidades que todos podíamos adivinar serían presa de la ideología. Me refiero a las personas resentidas, soberbias, envidiosas, o con otras pasiones del estilo. Por supuesto que ninguno se veía en la necesidad de leer ni una letra de Marx, Lenín o el Che. Por otro lado .¡ cuántas razones, pruebas, dificultades, explicaciones hay que dar para lograr y mantener a un cristiano.¡ He llegado a la conclusión de que hay en el hombre algo enfermizo y deforme, que lo dispone a esta postura tan contraria al orden natural. Y que esa armazón ideológica interpreta, sostiene, cultiva y fija esa inclinación interior. Hay una secreta afinidad que une ambas cosas: ese tipo de sujeto y ciertos contenidos doctrinales. En otras palabras, hay hábitos viciosos de orden espiritual que son como la causa dispositiva para la ideología..Es la base antropológica, mucho más que el contenido específico doctrinal, lo que funda esa cosmovisión, esa actitud ante la vida. Si bien hay varias pasiones de fondo, como la envidia o el resentimiento, una de ellas es como su sustrato principal: la soberbia.
Probarlo es el intento de este trabajo.
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La inteligibilidad y comprensión del hombre y la historia no es fácil. ¿ D e qué es capaz en el orden del bien o del mal ?.. ¿ Como se explican los grandes movimientos históricos ? ¿ Que camino puede seguir el hombre y la humanidad ?. Las repuestas últimas a esta preguntas sólo son posibles a la teología, que se basa en la Revelación de Dios.
. Ello tanto para conocer en profundidad al hombre como, si se trata del futuro, para conjeturar los hechos libres o conocerlos con certeza por la profecía.
De diversa manera y con dispar participación, hay tres protagonistas de la historia : Dios, el hombre y el demonio. Desconocer alguno de ellos es ignorar algo fundamental de los acontecimientos históricos del pasado, del presente o futuro. Pero como la historia es la proyección del hombre en el tiempo ,el hombre será el lugar propio donde debemos indagarla. Allí en el corazón humano, que es el centro de las decisiones, en donde confluyen la acción de Dios y del mal espíritu. Pero ambos obran según su propias posibilidades y según el modo del sujeto, es decir, el hombre. De allí que si Dios omnipotente mueve a cada ser según su naturaleza ( tanto al racional como al irracional ) , el demonio , lleno de limitaciones, sólo podrá limitarse a tentar o persuadir al espíritu humano..
Es decir que conociendo el corazón humano podemos indagar su capacidad para el bien y el camino que seguirá así como el del mal y sus posibilidades. La antropología teológica es uno de los conocimientos fundamentales para comprender la historia y el presente.
La tradición cristiana ha profundizado en el conocimiento del hombre, tanto en lo que San Pablo llama el “ hombre viejo “ como el “ hombre nuevo “ , el hombre caído ,como el hombre restaurado en Cristo. O sea, lo que el hombre es en su naturaleza, su corrupción y su plenitud. Desde muy temprano logró precisar tanto el orden del organismo natural- sobrenatural que lo plenifica ( virtudes teologales, cardinales, y dones ) como los ocho móviles o apetencias más fuertes que solicitan desordenadamente el corazón humano y lo corrompen, Estos últimos son los llamados “ espíritus “ o “ vicios capitales “- Es mejor llamarlos así, al modo de hábitos, que “ pecados “; estos los engendran o proceden de ellos-.Uno de ellos, el más espiritual y perjudicial de todos, es la soberbia, denominado también orgullo o arrogancia. Pecado del demonio, de Adán, y del Anticristo.
Vamos a indagar por lo tanto en este pecado y sus consecuencias sociales.
I.La Soberbia en el Hombre y la Sociedad.
Las inclinaciones humanas, buenas o malas, admiten una gama ilimitada de grados. En la medida en que los hábitos crecen, se va configurando toda una psicología dominada por esos hábitos. Así podemos hablar del hombre ” económico “, “ ambicioso “, “ lujurioso “ ,” ambicioso”, “ soberbio “, etc., en el orden del mal; como del “ religioso”, “ paciente “ ,” creyente “ ,, en el del bien. Cuando toda una sociedad peca, se originan “ hábitos sociales “, con una naturaleza análoga al del hombre individual. Vamos a analizarlos en ambos órdenes.
1 La soberbia, “ regina omnium vitiorum”.
Naturaleza. La tradición cristiana lo ha definido como el “ apetito desordenado de la propia excelencia”- Inordinatus appetitus propiae excellentiae. Santo Tomás, Suma Teológica II, III, 162,2.- o “ apetito perverso de exactitud “- Pervesae celsitudinis appetitus. San Agustín, De civitate Dei, XIV, 13- Apetito que significa amor, deseo, complacencia, gozo de sí en lo que más es capaz de seducir al espíritu humano que son los bienes espirituales.. Este amor desordenado de sí, profunda inclinación enfermiza producida por el desorden del pecado original, no tiene límites porque el hombre anhela la felicidad sin límites y allí piensa encontrarla.
(continuaremos….)