martes, septiembre 04, 2007

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Bahía Blanca • República Argentina jueves 30 de Agosto de 2007
OTRAS VOCES

Una terrible parodia

Por estos días, se está exhibiendo un verdadero paradigma de la postración institucional. El "ajusticiamiento" del reverendo padre Christian von Wernich, un sacerdote elegido para denigrar simultáneamente, en una persona, a las fuerzas de seguridad y la Iglesia Católica. Es preciso aclarar (sobre todo, para el público sofocado por la propaganda) que el padre von Wernich era capellán de la Policía, en cuyo ámbito le tocó desempeñarse por los años 70, cumpliendo su ministerio espiritual. Nada más fácil ha sido, entonces, que aprovechar esa circunstancia para cargarle gruesos infundios (los más rebuscados) reclutando, a tal fin, la friolera de 126 "testigos".

El caso se está desenvolviendo en el ambiente que preside el Dr. Rozansky. Encima, enrarecido con el bramar de los medios vendidos o cobardes. Así como los testimonios tendenciosos y llenos de inquina, que, por supuesto, no son tachados de oficio Testigos animosos aunque sólo "de oídas", o conocedores (no se sabe cómo) de íntimos secretos de confesión; o de vendas caídas oportunamente para poder ver y acusar. Una farsa.

Al concurrir a la audiencia con explicables prevenciones, se agolpaban recuerdos oficialmente borrados, de las monstruosidades inauditas perpetradas por los terroristas. Como arquetipo de perversidad, las torturas feroces, el encierro hermético en una caja rodante o el entierro en vida. El asesinato de mujeres y de la criatura inocente; las bombas en cualquier sitio (oficina, bajo la cama, en el cine, comedor o bar), la metralla en las calles; la muerte a traición de militares y policías, del magistrado y los filósofos.

Pero ha quedado firmemente establecido que los delitos de esa especie no atropellan los derechos humanos. En cambio, sí los vulneran unos crímenes inverosímiles, inventados contra el padre Christian von Wernich y repetidos groseramente por la radio, la televisión o los diarios "serios". Porque, de este modo, además, quieren remachar que ellos no fueron agresores, sino víctimas del "terrorismo de Estado", conforme lo establecido por decreto y proclamado por el ministro del ramo, al lanzar la ley nacional de Educación.

Alea jacta est

La cantinela contra el sacerdote es repetida al modo soviético de aplastamiento mental: 7 homicidios, 31 casos de torturas y 42 privaciones ilegales de la libertad. Sólo faltarían las "horas extras" empleadas en el robo de niños o el envenenamiento de las aguas. Y todo va demostrando que, para este religioso, la suerte está echada.

Han trascendido graves circunstancias consignadas en un artículo del señor Pablo Dorfman, titulado "Causa Etchecolatz: impactante relato del juez". Se trata de expresiones del Dr. Norberto Lorenzo, que involucran igualmente al Dr. Carlos Rozanski, presidente del Tribunal Oral Nº 1 de La Plata. En un encuentro organizado por la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, el juez Lorenzo produjo importantes precisiones. Más, si cabe, por haber recordado que, en el tribunal, se había decidido no hacer declaraciones públicas y ser muy cuidadosos, porque estaban llegando otras causas "como la del "cura" von Wernich". Y aquí viene lo más lapidario. Casi sobre el final, dijo: "Cuando nosotros comenzamos el juicio, sabíamos que teníamos una responsabilidad enorme y así lo tomamos. Jurídicamente, teníamos algunos problemas, pero, por primera vez, logramos incluir la figura jurídica para condenar a alguien en la Argentina como genocida y eso fue muy importante".

Como se ve, no pudo ser más clara la confesión de una voluntad previa (desde el comienzo del juicio) empeñada en condenar, superando los problemas jurídicos. Ello de por sí demuestra la predisposición a la condena (resuelta a adaptar las leyes a tal designio) absolutamente contraria a la imparcialidad de los jueces. Pero, además, revela cierta transformación sutil, consciente o inconsciente, espontánea o imperada. De ese modo, el tribunal dejó de actuar como estrado judicial, para convertirse en una comisión especial de juzgamiento.

Falso testimonio

Hay algo más. Como es sabido, hubo un testigo clave que anteriormente declaró contra el P. von Wernich, pero luego se desdijo en forma categórica ante la Cámara en lo Criminal de la Capital Federal y el Consejo Supremo de las FF.AA. En tales ocasiones, el hombre confesó que antes había declarado falsamente contra el sacerdote bajo presión de gente de la CONADEP y con la promesa de una importante suma de dinero que nunca recibió. Al poco tiempo, este sujeto apareció asesinado de un tiro en la cabeza.

Las respectivas constancias de su rectificación debieron incorporarse al juicio actual, pero una "demora" en llegar hizo que el día 13 de agosto último quedara liberado para los sucesivos testimonios contra el P. von Wernich. Aquellos que precisamente se hubieran evaporado por insostenibles con dicha documentación. De tal manera, seguía en pie la declaración maliciosa elaborada por la CONADEP, que inicialmente suscribió el testigo falso. Algo suficiente para fogonear el ajusticiamiento mediático del padre Christian von Wernich.

Juan E. Olmedo Alba Posse es abogado y docente universitario.