miércoles, febrero 06, 2008

Patrimonio

Miércoles 6 de febrero de 2008

EDITORIAL
Patrimonio

La exorbitante medida del enriquecimiento personal que muestra la última declaración jurada de bienes de Néstor Kirchner no plantea incógnitas más serias ni menos embarazosas que el destino, jamás aclarado, de los millones fiscales habidos por regalías petroleras en su provincia durante la época de su gobernación. El mismo país que no le pidió cuentas por lo segundo, cuando el ápice de su poder apenas despuntaba en el horizonte, difícilmente querrá pedírselas ahora, cuando ha llegado a ser el político más influyente del país.
¿Quién se atrevería, desde la función pública o la justicia a reclamar y mucho menos a hacer una investigación a fondo sobre el tema? ¿Qué hacer a continuación de que no resulten convincentes las explicaciones de quien, simultáneamente al ejercicio del más atareado de los cargos, multiplicó por ocho su haber patrimonial? ¿Alguien se lo imagina preso?
Mas nótese que una fortuna puede edificarse tanto ganando mucho como erogando poco. Dado su presente estado de apogeo rentístico, el ex presidente debería, según un cálculo experto, haber pagado 1,5 millones de pesos sólo en impuesto a las ganancias en 2007, y un poco menos en 2006. Sin embargo, todos sus beneficios económicos fueron a parar a incrementos patrimoniales, así que no ha habido margen para el pago de impuestos.
Todo esto a menos, desde luego, que cierto poder subyugador emanado de su personalidad convenza a quienes hacen negocios con él de que no importa perjudicarse ellos con tal de que Kirchner se beneficie. Explíquesenos, sino, cómo pudo haber adquirido tierras por $ 1,50 por metro cuadrado en El Calafate, donde los valores de mercado ascienden a $ 50. Haciendo negocios como ése, no es de extrañar su bonanza. El punto es, ¿con quién los hace?
Si en la Argentina funcionasen las instituciones, el señor Néstor Kirchner debería explicar tamaño incremento patrimonial demostrando su inocencia. Claro que eso no sucederá jamás, al menos mientras sea el hombre más poderoso del país.