lunes, diciembre 24, 2012

El Papa perdona a su mayordomo

Día 23/12/2012 - 17.00h

Paolo Gabriele ya se encuentra en su casa del Vaticano junto a su familia

Benedicto XVI visitó la cárcel del Vaticano para entrevistarse con su exmayordomo, Paolo Gabriele y comunicarle personalmente la concesión de la gracia que le puso en libertad al término de un encuentro de un cuarto de hora, celebrado desde las 12.15 a las 12.30 del sábado en la sala de visitas a los detenidos. Es el punto final al caso «Vatileaks», que trajo de cabeza al Vaticano durante la primera mitad de este año.
Una hora después del encuentro en la cárcel, el portavoz Federico Lombardi daba la noticia de la visita y confirmaba que “Paoletto” estaba ya con su familia en su casa, a tan sólo unos veinte metros del cuartel de la Gendarmería Vaticana donde ha cumplido una parte mínima de la condena a dieciocho meses de cárcel por «robo con agravantes» de millares de documentos. Lombardi añadió que Paolo Gabriele seguirá disfrutando de un empleo y una vivienda de la Santa Sede pero, naturalmente, fuera del territorio del Estado del Vaticano.
En un comunicado oficial, la secretaria de Estado del Vaticano afirma que la visita a la cárcel ha sido «un gesto paterno hacia una persona con la que el Papa ha compartido, durante algunos años un ambiente de familia».
A la medida de gracia concedida por Benedicto XVI a Paolo Gabriele se añade otra similar en favor del técnico informático Claudio Sciarpelletti, quien había sido condenado a tres meses de cárcel por «favorecimiento» pero que nunca llegó a ingresar en prisión. De hecho, llevaba ya dos semanas trabajando normalmente en su oficina después de una temporada de descanso. La gracia papal borra sus antecedentes penales, por lo que su carrera profesional puede continuar sin manchas.
El perdón del Papa al mayordomo había sido considerado inminente por el portavoz del Vaticano al término del juicio el pasado 6 de octubre. Pero Benedicto XVI prefirió esperar a que terminasen los plazos de recurso y el proceso a su cómplice. Posteriormente prefirió dejar transcurrir una parte de la pena, visto que la mayor parte de las personas que trabajan en el Vaticano consideraban escandaloso poner inmediatamente en libertad a un colega que había causado un daño gravísimo al Vaticano y que había violado también la privacidad de docenas de personas cuyas cartas confidenciales al Papa terminaron publicadas en un libro el pasado mes de mayo.
Benedicto XVI prefirió no hacer ninguna mención al caso «Vatileaks» el viernes en su discurso de Navidad a la Curia romana, que incluye la recapitulación de los principales acontecimientos del año. En ese momento su decisión estaba ya tomada: visitar al exmayordomo al día siguiente y poner punto final a esta historia tan lamentable. El Vaticano confía en que el arrepentimiento de Paolo Gabriele sea sincero y que se abstenga de caer en otra tentación muy fuerte: divulgar más información confidencial sobre el Papa o acudir a las televisiones a contar su rocambolesca aventura. Invitaciones y propuestas millonarias no le van a faltar.