miércoles, diciembre 19, 2012

Verbitsky confirmó "la ira de Cristina" contra Alperovich y Beatriz Rojkés | Informador Público

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Verbitsky confirmó “la ira de Cristina” contra Alperovich y Beatriz Rojkés

diciembre 17, 2012
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La Presidente enfureció por la foto con la Chancha Ale y los dichos de “la incomprensible vicepresidente del Senado”, que sería eyectada de la línea sucesoria.
En su columna dominical en Página 12, el periodista Horacio Verbitsky, una de las personas más cercanas a la presidente Cristina Kirchner, confirmó “la ira” de la primera mandataria contra el gobernador José Alperovich y su esposa Beatriz Rojkés.
Verbitsky remarcó que la foto de Alperovich con la Chancha Ale y las afirmaciones de Rojkés sobre la prostitución enfurecieron a la Presidente, y desde Buenos Aires se les dieron instrucciones para disculparse con Susana Trimarco, y para remover de inmediato al ministro de Seguridad Ciudadana, Mario López Herrera.
También aludió a vínculos de un sector de la política con las redes de ilegalidad.
Confirmando lo que se anticipa como su salida de la línea sucesoria presidencial, Verbitsky calificó a Beatriz Rojkés como “la incomprensible vicepresidente del Senado”.
Veamos lo que escribió Verbitsky:
CFK captó con una notable sensibilidad para los temas populares la repercusión de ese veredicto y lo vinculó en forma inobjetable con el desempeño que le preocupa de la Justicia en lo cautelar federal civil y comercial.
Se comunicó de inmediato con Susana Trimarco, le prometió acompañarla en su reclamo e incluyó en sesiones extraordinarias del Congreso la reforma a ley de trata, que ya tiene media sanción de la Cámara de Senadores.
Esta saludable reacción toma nota de la vinculación de la Justicia con las redes de ilegalidad de las que también participan las instituciones de seguridad y un sector de la política.
En ese sentido el gobierno provincial se colocó a la defensiva: José Alperovich, cuando se difundió una foto suya con La Chancha Alé, sindicado como el máximo jefe de la cosa nostra tucumana; su esposa Beatriz Rojkés, al referirse en forma complaciente o al menos resignada a gravísimos delitos que, dijo, siempre existieron y seguirán existiendo.
Ante la ira presidencial ambos tuvieron que retroceder: el gobernador visitó a Susana Trimarco y aceptó su solicitud de relevar al ministro de gobierno y la incomprensible vicepresidente del Senado debió disculparse ante la madre de la víctima.
Opinar sobre el fallo es difícil, cuando sólo se ha difundido el veredicto absolutorio.
Pero la instrucción policial y judicial fue desastrosa, esa etapa había concluido en 2004 y desde entonces la causa podría haber pasado al juicio oral. Algunas víctimas tuvieron que declarar a lo largo de tres días, algo que ni siquiera ocurrió en el juicio a los ex comandantes de 1985. El maltrato incluyó la interrupción de sus dramáticos testimonios porque los jueces querían irse a almorzar.
El día de la lectura, la madre de Marita debió esperar afuera cuatro horas mientras los acusados festejaban su absolución antes de la lectura del veredicto. Sería comprensible que entre los trece imputados hubiera varias absoluciones, pero por lo menos ocho testimonios de otras víctimas demostraron que Marita había pasado contra su voluntad por varios prostíbulos de esa organización, por lo que el fallo parece más bien una absolución eclesiástica.
La actitud de ambas Cámaras tiene un punto decisivo en común: en ambos casos se trata de una justicia cómplice de los poderosos. (Contexto)