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Pide Larrabure se cite a prestar declaración a Terroristas y Dirigentes Políticos de los 70
Arturo Larrabure solicitó en la causa abierta por el asesinato de su padre, el Cnel Argentino del Valle Larrabure,-secuestrado, torturado y asesinado por el ERP- se cite a prestar declaración testimonial a Juan Manuel Abal Medina, Italo Luder, Miguel Bonasso, Eduardo Luis Duhalde, Carlos Kunkel, Horacio Sueldo, Héctor Sandler y Carlos Cazes Camarero, haciendo hincapié en la actuación que les cupo en las jornadas del 25 y 26 de mayo de l973, en que se liberara a los guerrilleros sin desarmarlos, se suprimiera la Cámara Federal en lo Penal, eliminándose la pena de reclusión perpetua para quien matara a un juez o un militar.
El pedido de declaración de Miguel Bonasso, fue fundado en párrafos que el primero volcara en su obra“El Presidente que no fue,”donde relata minuciosamente las citadas jornadas. Recuerda allí Bonasso – que entonces militaba en Montoneros- que debía llevarse a la práctica la consigna: “El Tío Presidente Libertad a los combatientes” reiteradamente proclamada durante al campaña electoral.
“Catorce horas después de jurar en el Congreso, se cumplía la principal promesa electoral y el “Tío Presidente liberaba a los combatientes”… “En Rawson se vivían escenas similares”. Hacia allá habían partido los abogados Ortega Peña, Duhalde y Mario Hernández, y los diputados Diego Muñiz Barreto, Carlos Kunkel, Nicolás Jiménez, Enrique Sversek, de la JP, para participar en la liberación y el traslado a la capital de los ciento sesenta y seis detenidos políticos que también tomaron el penal sureño…”, relata Bonasso revelando que el Presidente Cámpora lo vio de esta manera:“la sesión terminó con los parlamentarios de pie y rubricando con aplausos la sanción de la ley. En pocas horas habíamos avanzado en el camino, dejando atrás como una pesadilla viejos agravios, antiguas diferencias, persecuciones estériles. El futuro se presentaba promisorio”.
Nilda Garré ¿Incompetente o Cómplice del Delito? Por María Cecilia Pando
El sorpresivo pase a retiro obligatorio del Gral Montero, Jefe de Inteligencia del Ejército, pone de manifiesto el desconocimiento de la ley o la complicidad manifiesta con el delito por parte de la Ministro de Defensa, Nilda Garré. Prácticamente todos los medios periodísticos, sin confirmación o negación de los involucrados, atribuyeron la medida tomada, a una presunta deslealtad del militar de carrera, oportunamente detectada por una escucha telefónica desarrollada por agentes de la Secretaría de Inteligencia.
Al respecto, creo conveniente destacar que el artículo 5 de la Ley de Inteligencia establece que: “Las comunicaciones telefónicas…, son inviolables en todo el ámbito de la República Argentina, excepto cuando mediare orden o dispensa judicial en sentido contrario”, mientras que el Artículo 18 confirma: “Cuando en el desarrollo de las actividades de inteligencia... sea necesario realizar interceptaciones o captaciones de comunicaciones privadas de cualquier tipo, la Secretaría de Inteligencia deberá solicitar la pertinente autorización judicial”.
Dejando de lado el desprecio por la ley que siempre ha evidenciado la ministro cuestionada, llama poderosamente la atención el destino de los fondos que todos pagamos para el funcionamiento de la inteligencia nacional. Mientras los delincuentes gozan de tierra liberada, nuestros “servicios” siguen preocupados en operar contra los presuntos opositores políticos.
A propósito de la demolición de la Cárcel de Encausados de Buenos Aires Por El Alcalde
Mintió Kirchner en su ostentosa parodia ante la prensa en el acto simbólico de demolición de la ya desactivada Unidad Penitenciaria de Encausados del Servicio Penitenciario Federal.
Lejos de haber sido construida para reprimir o torturar extremistas y terroristas, se erigió mucho antes del golpe de estado de 1976, y con los conceptos mas actualizados en materia penitenciaria, vigentes al momento de su diseño. Yo asistí como Jefe de Compañía a la formación militar que se hizo sobre la calle Pichincha, el día en que se inauguró la nueva «Cárcel de Caseros».
Uno de los primeros ocupantes de la Unidad Nro 1 fue Saul Ubaldini, junto con un grupo de sindicalistas. Yo era Cadete de 2do. año, durante un gobierno constitucional, cuando nos llevaron a visitarla y estaba en construcción, de modo tal que un artificio que haya sido obra delomentira y falso que la haya construido el Proceso.
Cuando fui destinado a esa Unidad, no salía de mi asombro por lo moderno de su concepto y por los tres sistemas de comunicaciones, música funcional y alerta sonora electrónica, por su Control Operacional, por su magnífico Hospital Penitenciario Central ~que contaba con dos quirófanos totalmente equipados~, por sus ascensores controlados, por su Cocina Central de medidas descomunales y con maquinaria desconocida en otras unidades en esa época.
Cada dúplex tenía una nutrida biblioteca y su patio de recreos, con su sistema celular tan requerido por los internos que podían resguardar su privacidad y vivir su vida, sin la constante agresión de las concentraciones por pabellones que existían en otras Unidades Penitenciarias antiguas, donde estaban expuestos a la violencia carcelaria de otros procesados.
Pero mas allá de estos detalles, me acuerdo perfectamente de los dos pisos que alojaban a los delincuentes terroristas, que conformaban un gran grupo de 500 o 600 divididos en montoneros y erpianos, ya que los montos eran villeros y los erpianos intelectuales y no se soportaban mutuamente.
Mientras los montoneros eran una banda indisciplinada, los militantes del ejército revolucionario del pueblo parecían más soldados, pues guardaban una disciplina muy particular y hasta su aspecto higiénico era superior. Todos tenían causa formada y jueces, y solían conversabar sobre su estúpida candidez cuando fueron captados para la guerrilla.
Recuerdo a un Suboficial Mayor de Fuerza Aérea que ~llorando~ me relató cómo su hijo lo tentó a integrar su célula y ~en su especialidad de armero~ preparó un sistema para que se produjera la explosión del depósito de trotyl y gelinita que ocasionó la muerte de muchos inocentes, lo que perturbaba su arrepentida conciencia.
Cómo podría olvidar a un jovencito ~de apellido Toledo~ que se suicidó en un descuido de la vigilancia, sobre quien hoy mienten sobre su muerte. Toledo era un arquitecto de mediana estatura, con los bigotes que se utilizaban en aquellos años. Pidió varios días no salir a caminar ni ejercitarse en el recreo, para poder leer en su celda. Una triste mañana, muy deprimido, tomó la drástica determinación y con una sábana se hizo una cuerda y ~pese a la baja altura de las celdas~ se dejó colgar de los barrotes con las piernas recogidas para matarse, falleciendo por asfixia.
Yo lo abracé y descolgué en presencia de los jueces y el director. Me dio mucha pena porque no había llegado ni al promedio de su vida, y ya la había arruinado a través de su aventura guerrillera contra el Estado Argentino, desperdiciando un genio que hubiera sido útil para la Patria o para su familia.
Me acuerdo de un terrorista misionero ~un «menchito»~ a disposición del P.E.N., que por ser de la misma provincia que yo, conversaba a menudo conmigo sobre nuestra patria chica, y trataba de explicarme ante mi asombro, de cómo fue seducido para incorporarse a montoneros. Hoy anda dando vueltas por ahí como un "dirigente", de acaudalada fortuna gracias a las indemnizaciones y sus negocios con la política.
Nunca vi torturar a nadie. Todos los alojados en la Unidad estaban a disposición de algún juez que controlaba estrictamente su tratamiento para readaptarlo a la sociedad. Es una falacia perversa esa falsa victimización que abunda entre esos pretendidos héroes terroristas.
La verdad es que vivieron en la Unidad más limpia, ordenada, con servicio médico en el lugar, con un hospital de primera a tan solo unos pisos más abajo, con equipo de cama y vestuario limpio, ya que esa unidad contaba con modernísimo lavadero automatizado, con carros térmicos que llevaban la comida caliente, recibían los diarios, tenían un modernísimo gimnasio, al que accedían regularmente, vivieron en las condiciones más dignas que cualquier otro detenido en el país.
No los teníamos en una caballeriza, como mantienen en cautiverio hoy a los Oficiales del Ejército Argentino y la Marina ~en Campo de Mayo~ la fuerza de ocupación montonera.
El Servicio Penitenciario Federal, jamás salió a buscar guerrilleros ni subversivos, su tarea fue la de alojarlos, contenerlos y mantenerlos seguros, tanto es así que hoy andan cacareando y bastardeando la verdad.
La demolición de tan magnífica Unidad, no deja de ser una pena para unos, una alegría para otros, tan sólo es un capítulo más del libre juego de intereses económicos y políticos.
Como Oficial Jefe que fui en esa Unidad, me siento honrado de haber caminado sus pasillos, y cómo me gustaría debatir con algún subversivo alojado allí en esa época para desnudar la verdad de esos días y la mentira de éstos.
Como recuerdo, nada más esto va dirigido a vos: Sergio Mauricio Shocklender, homicida de tus padres. Te refresco la memoria. Soy el Jefe que te sacó de abajo de la cama cuando explotó y se incendió el Comando de Sanidad, ¿te acordás? Yo me encargué de salvarte. No me arrepiento, ayudado por mis hombres: era mi deber. ¿Te acordás el miedo que tenías a los otros detenidos?
Corriendo te pasé al otra Área donde te puse a resguardo. Muchos te la tenían jurada, tus modales de príncipe ofendido y el imperdonable crimen que cometiste, te hacían insoportable para tus compañeros.
¿No te acordás? ¿Y vos Dante Gullo? ¿Ya te olvidaste de lo diferente que era esta unidad del celular en el que estabas en Devoto? ¿Acaso no utilizabas cobardemente a los menores para armar disturbios? ¡Que época querido hermano! ...Si parece mentira que tengas semejante desvergüenza.