[Red de Catequistas] Ha nacido la Navidad laica (para reflexionar)
Ha nacido la Navidad laica
29.08.05 @ 09:33:53. Archivado en Navidades
JOSE MANUEL VIDAL.- Primero fueron los sacramentos civiles (bodas, bautizos, primeras comuniones y hasta entierros). Ahora amenazan las navidades sin Navidad. O una Navidad por lo civil. Algo así como el circo sin leones. El belén sin nacimiento. En aras de una laicidad mal entendida y de la modernez de lo políticamente correcto, se extiende por todo el país lo que algunos llaman ya «la peste blanca»: la Navidad laica. Desde Asturias a Barcelona, pasando por Navarra y Madrid. La Iglesia, como es lógico, pone el grito en el cielo y llama a sus fieles a defender los símbolos de la tradicional Navidad cristiana.
Hace unos años se estrenó una película en la que un monstruito con aspecto de ogro se dedicaba a robar la Navidad a los niños.Aquí y ahora, los ogros que quieren robar la Navidad son directores de colegios o guarderías y alcaldes de prestigiosos ayuntamientos.
La chispa saltó a finales de noviembre en el colegio público Palacio Valdés de Avilés, donde la dirección suprimió el tradicional festival de villancicos porque tres padres se quejaron de las «connotaciones religiosas» de ese tipo de cánticos. Y es que lo de «la burra cargada de chocolate», según quien lo interprete...
Como por contagio, la misma especie surgió en otros muchos colegios de diversas partes del país. En uno de Castejón, en la otrora pía Navarra, tierra feraz de frailes, curas y monjas, solían celebrar un festival navideño en el que se incluía un belén viviente.Este año, el director prohibió el festival y cualquier simbología que huela, siquiera de lejos, a cristianismo. Porque, según él, la escuela es un «espacio público» en el que hay que evitar la discriminación.
Algo parecido está pasando en Barcelona, donde diversas guarderías municipales han sustituido el tradicional belén navideño por lo que se define como «paisajes de invierno»: ríos de papel de plata, laderas de musgo y espliego y montañas de corcho. Todo más o menos como siempre, pero sin el nacimiento.
Y tampoco se cantan villancicos. «Como una forma de respetar todas las culturas y tradiciones religiosas», dicen. Tanto para CiU como para el PP, más que una forma de respetar la diversidad en las aulas, la decisión de acabar con pesebres y villancicos es «una ridícula manera de esconder las propias tradiciones».Xavier Trías, jefe de filas convergente en el Ayuntamiento de Barcelona, recuerda que «el nuestro es un país aconfesional, pero de tradición cristiana». Y Alberto Fernández del PP, apunta que «la diversidad religiosa no puede ser sinónimo de exclusión de nuestras propias tradiciones».
Pero el caso es que la Navidad laica se impone hasta en las calles de la capital. La decoración navideña que este año cuelga en Madrid, con todas esas palabras ahorcadas como piratas, pretende ser una emancipación de la Navidad de su tradición religiosa.Y en vez de angelitos, campanas, paz y bien, las palabras navideñas son modernas: estrupo, canuto...
El ejemplo cunde y cruza nuestras fronteras en un viaje de ida y vuelta. Otro de los iconos de la Navidad laica de 2004 fue (hasta que alguien lo destrozó a patadas) el belén de cera instalado en el célebre Museo Madam Tussauds de Londres, en el que San José y la Virgen María estaban representados por Beckham y su esposa. El mundo entero adora ya a Beckham, icono publicitario mundial.
La idea se plagió en España, con el Bisbal de los ricitos haciendo de Niño Jesús. Y es que en la nueva religión el mensaje navideño es la publicidad, el portal de belén es El Corte Inglés o Carrefour y rezar es comprar.
Como era de esperar, la Iglesia se subleva ante estos ejemplos de comportamiento políticamente correcto llevados al absurdo.Por eso, Fernando Sebastián, el líder natural del episcopado español que las ve venir de lejos, denuncia la pretensión de imponer una «Navidad laica», despojada de toda referencia religiosa.
A juicio del arzobispo de Pamplona, «el modelo laicista y consumista lo está devorando todo». Por culpa de «quienes quieren eliminar las referencias religiosas de la vida pública y construir una sociedad estrictamente laica, sin tiempos ni lugares para Dios.Una sociedad en la que todos hablemos, actuemos, vivamos y muramos como si Dios no existiera».
Para monseñor Sebastián, esto no es moderno ni pluralista. O en todo caso, se trata del «pluralismo del rodillo, de la uniformidad y del silencio preventivo» y de los «pequeños caciquismos de quienes quieren aplicar estas ideas para ser más progresistas que nadie».
En un ejercicio de infrecuente autocrítica, el prelado católico reconoce también que la Navidad se está tornando laica por «la fiebre del consumismo y la debilidad religiosa de muchos cristianos».Por eso, invita a los creyentes a poner un belén en casa, «mucho mejor que la figura de Papá Noel o el árbol de Navidad», rezar antes de la comida de Nochebuena o Navidad e ir a la Misa del Gallo.
«Esto es lo moderno, conservar nuestra fe, conocerla y vivirla mejor, y ser capaces de dar testimonio de ella con tranquilidad y espontaneidad, sin molestar a nadie, ni tener miedo de nada ni de nadie», concluye el prelado navarro.
EL MITO DE LA MUERTE
Pero a pesar de las protestas de los obispos, la Navidad laica parece que tiene futuro. Al menos eso creen los expertos. Para Manuel Mandianes, antropólogo del CSIC, «la Navidad tiende a perder su sentido cristiano para convertirse en fiestas de consumo.Ya hay mucha gente que sabe qué es Navidad sólo por los adornos, pero no conoce su contenido profundo. Un contenido que incluso muchos cristianos están perdiendo».
A su juicio, «tanto laicos como creyentes necesitan símbolos, mitos y ritos. La Navidad es el mito de la muerte y resurrección del sol. Para los cristianos, Jesús encarna esta simbología».El problema está a la hora de celebrar estas fiestas respetando a los no cristianos y fieles de otras confesiones. Para el profesor Mandianes, «respetar a las minorías no implica discriminar a la mayoría. El diálogo de civilizaciones no será auténtico, si se renuncia a la propia identidad».
El propio Papa está preocupado por la galopante descristianización de las fiestas navideñas. Hasta en el cine. La potente industria cinematográfica norteamericana ha sustituido, desde hace tiempo, los iconos cristianos por el Papa Noel, los renos y el árbol.Ni rastro de pesebre en Hollywood. Eso sí, mensajes de «espíritu navideño» sin referencia alguna al cristianismo, sino a la new age universal de los buenos sentimientos.
Por eso, el Papa clama para que «no se pierda el auténtico sentido de la Navidad», que consiste en «acoger al Redentor». Y su vicario para Roma, cardenal Camilo Ruini, invita a los creyentes a «no desterrar los símbolos navideños ni la tradición cristiana de bondad». Para que no cundan las navidades sin Navidad.
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