sábado, octubre 20, 2007

RECORDANDO a nuestra SANTA TERESA DE JESÚS...III parte.

El Director.

III.El Inmanentismo (*) contemporáneo-

Inversión de la mística cristiana.

a) La tinieblas exteriores

¿ Podemos recorrer-o descender- el camino inverso ? Si retomo aquí la alegoría terciana, es posible imaginar una suerte de madriguera que desciende ( especie de “ castillo “ invertido cada vez más tenebrosa hasta un último fondo en el cual se carece absolutamente de luz. Así como en el alcaucil de Santa Teresa, por un proceso cada vez más y más interior, se va ascendiendo por la oración y la contemplación hasta el Centro muy interior que es la Luz incandescente de la unión con Dios, así en la madriguera que imagino es posible ir descendiendo por la “ exteriorización “ creciente hasta el foso más exterior creciente hasta el foso muy exterior “ de la tiniebla total donde reina el “ odio absoluto “, como dice Cioran.

Este regresivo ingreso a las tinieblas parece cumplir condiciones inevitables que van como lubricando las galerías, cada vez más “ exteriores “ y más “ oscuras “ hasta el fin del Foso. Noli foras ire , exhortaba San Agustín ; aquí la exhortación se invierte: el verterse cada vez más “ fuera “ y más abajo va preparando la inmersión en la tiniebla .Ya dije que este regreso tiene sus condiciones : en el orden que, con cierta impropiedad, podría llamar “ especulativo “, la condición primera es la negación de la objetividad de la inteligencia( no hay ser ), de la objetividad de la memoria ( no hay bien ); por eso., el todo, que implica la corporeidad sensible, es pura negatividad. Este verterse fuera …donde no existe la verdad, ha sustituido la interioridad por la subjetividad y no puede no desencadenar ( contradictoriamente ) el “ relativismo “ absoluto que conlleva la negación más absoluta de la libertad humana ; relativismo “ absoluto “ equivale a proclamar ( también contradictoriamente ) el nihilismo “ absoluto. En el plano de la “ vida “ espiritual ( o pseudo espiritual ) el hombre no sólo no puede ser ya ( con criterio teológico ) potencia obediencial ( ¿ respecto de qué ?) sino que cae en cierta impotencia hermética, causa, impenetrable. Nada más opuesto a la Revelación cristiana y a la naturaleza en cuanto naturaleza .

Por eso, retomando la alegoría teresiana, el foso del castillo ( un foso sin fondo ) está rodeado de bestias y sabandijas ( que simbolizan las pasiones, el espíritu del mundo ( **) y el pecado ) y está situado “ fuera “ del castillo ; he aquí el primer paso hacia el “ exterior “ y así el hombre regresa a la primera anti-morada ( tramo primero de la degradación ) de la tenebrosa madriguera. Es un regreso al primer Adán después de la caída y por lo tanto, un rechazo del nuevo Adán que salva ; “ gusano “ pringoso que ha comenzado a perder la vista y que puede alcanzar en su “ descenso “ la ceguera total del “ vampiro “.

Utilizo el término “ tinieblas “, propio de la “ madriguera “ exterior y exteriorista, en sentido bíblico. Este sentido se esboza ( a pesar de su obvia significación cósmica ) en el Génesis cuando alude a las “ tinieblas ( que ) cubrían la faz del abismo” ( Gn.1,2 ) hasta que Dios dijo que “ haya luz “( Gn. 1,3 ); es claro que predomina el sentido espiritual, pues a causa del pecado ,el pueblo elegido “ caminaba en las tinieblas (Is.9,2 ); el mismo pecado “ es obra de las tinieblas “ ( Rom 13,12 ); el Apóstol aclara que los demonios “ son poder de las tinieblas “ ( Ef 6.12 ); antes de la redención ( Cristo es la luz preparada ) éramos tinieblas ( Ef 5,8 ) y gracias al mediador, hemos pasado de las tinieblas a la luz; por eso rechazar a Cristo que nos ha hecho hijos de la luz (Jn 123, 35 ) nos transforma en esclavos de las “ tinieblas exteriores “..

La “ tiniebla “ que arrastra hacia el Foso, clausura al hombre más y más volviendo imposible toda comunicación conmigo ( porque quien camina en las tinieblas ni siquiera sabe donde va, Jn. 12,25 ); toda comunicación contigo ( Caín odió a su hermano Abel, figura de Cristo, y “ andaba cabizbajo “ Gn 4,5 ) ; toda comunicación con Dios a quien odia desde el principio de su rebelión (Sap 2.24 ).Por eso, regresar a la exterioridad de las “ tinieblas ” es penetrar en el “ desierto “ y comenzar un tenebroso, activo, anti -contemplativo, des-alojamiento en la madriguera que conduce al “ fondo “ del Foso. Llegados aquí, es , inevitable la pregunta acerca de los niveles de degradación, hasta lo que, en su momento llamaré el adulterio absoluto.

b) La degradación del hombre hasta el adulterio absoluto.

En lugar de “ moradas “, emplearé el término “ tinieblas “ para ir describiendo el proceso de “ regreso “ al “ exterior “ ; es decir , al proceso de degradación del hombre como contra-mística a partir del “ foso “ de fuera del castillo. Corresponde al ámbito al ámbito del pecado mortal por el cual el alma muere sobrenaturalmente quedando reducida a lo que San Agustín llama el “ arca vacía “ ( inanis arca ) .No es el ámbito del tiempo interior sino de la temporaneidad extrínseca cuyos momentos mueren. En términos más próximos a San Juan de la Cruz pero invertidos , tratase de una suerte de “ tiniebla activa del sentido “ por la cual comienza, por iniciativa de la libertad personal, la adhesión desordenada a lo bienes temporales como fines en sí mismo. Este estado ( primera tiniebla ) equivale a la pérdida de la gracia y al crecimiento del apetito de las cosas del mundo; es también el comienzo de la vida de la impenitencia ( por oposición a la vía purgativa ), porque el alma, ofuscada y “ oscurecida “, se niega a la penitencia; esta negación es activa y propia de los pecadores habituales: es el comienzo de los vicios como hábitos operativos malos que van adquiriendo el carácter de cómo una segunda naturaleza. También en el alma pecadora comienzan a abrirse paso los pecados capitales; algunos, fuertemente ( lujuria , ira, gula ) y otros insinuados como preparando su plenitud ( soberbia, avaricia, envidia, acedia )Triste vía de la impenitencia, verdadera infidelidad al amor esponsal de Cristo.

( Continuaremos con el final de éste capítulo.

(* ) Este Director lo entiende como “ el espíritu del mundo “

(** ) aquí aparece el inmanentismo en lo que nos describe el autor.

El Director.