viernes, octubre 12, 2007

Enrique Díaz Araujo.2da. parte

De Enrique Díaz Araujo : “MARITAIN Y LA CRISTIANDAD LIBERAL “. Su Introducción. 2da parte y final. El Director.

Situación que los católicos debían saber y asumir. De aquí que en 1880, al fin del Cardenal Pie exhortara a sus feligreses con estas palabras:

Vosotros todos, mis hermanos, si estáis condenados a ver el triunfo del mal, no lo aclaméis jamás. No digáis nunca al mal; eres el bien, a la decadencia: eres el progreso; a la noche: eres la luz; a la muerte: eres la vida.

Esa era, y es , la conducta propia del cristiano frente al triunfo pasajero del Liberalismo. No obstante como dijimos, hubo cristianos que pactaron con el enemigo. S.S. PÏO IX , que los conocía bien, emitió una serie de “ Breves “, entre 1871 y 1876, poniéndolos al descubierto. Así en el Breve al Comité Católico de Orleáns ( 1873) definía esa tendencia como una “ doctrina equívoca que, aunque rechaza las consecuencias extremas de los errores, mantiene y nutre obstinadamente su germen primero “. En el Breve el Presidente de los círculos católicos de Bélgica ( 1873 ) añadía que estaba ante un “ error insidioso, que es más peligroso que una enemistad abierta, pero se cubre con el velo espacioso del celo y loa caridad “.Aclarando : “ Aprobamos tanto más vuestra muy religiosa empresa cuanto que os oponéis absolutamente, según se nos asegura, a los principios católicos-liberales, y estáis dispuestos a emplear toda vuestra influencia para desarraigarlos de los espíritus “ Y de la forma más categórica, advertía al Circulo Católico de Milán ( 1873 (:

Aunque los hijos del siglo sean más hábiles que los hijos de la luz, sus engaños y sus violencias tendrían sin duda menos éxitos si un gran número de personas que llevan el nombre de católicos no les tendiesen la mano amiga. Sí, desdichadamente hasta católicos que marchan de acuerdo con nuestros enemigos, que se esfuerzan por establecer una alianza entre la Luz y las tinieblas, un acuerdo entre la justicia y la iniquidad, por medio de esas doctrinas llamadas “ católico-liberales…como si ignorasen por completo que está escrito que nadie puede servir a dos señores. Pues bien , estos católicos liberales son, sin dudas ,más peligrosos y funestos que los enemigos declarados , porque secundan los esfuerzos de éstos sin llamar la atención, tal vez, incluso, sin percatarse de ello, y porque manteniéndose por así decirlo en el límite extremo de las opiniones formalmente condenadas, conservan la apariencia de una verdadera probidad y de una doctrina sin tacha, que seduce a los amantes imprudentes de la conciliación y engaña a la gente honesta, que estaría dispuesta a rechazar un error manifiesto-. De esta suerte, dividen los espíritus, desgarran la unidad, y debilitan las fuerzas que habría que reunir en su totalidad contra el enemigo-P. Sáenz Alfredo, El Cardenal Piecit.ps.468-470; y Gambra Gutiérrez, Andrés, Los cató0licos y la democracia ( Génesis histórica de la democracia cristiana ) ,en: Los católicos y la acción política , Madrid, Speiro 1982, ps. 207-208; completamos ambas versiones.-

De modo más sintético, definió al liberalismo católico como : “ Un pie en la verdad y un pie en el error, un pie en la Iglesia y una pie en el espíritu del mundo, un pie conmigo y un pie con mis enemigos “.-cit por: Jedin, Hubert, Manual de la Historia de la Iglesia . Barcelona, Herder,1878, t.VII,p.867-

La tentativa colaboracionista- de Montalembert, Dupanloup, de Broglie, Cochin,, Falloux, etc- había sido puesta en descubierto, y abortada a tiempo A fin de cortar de raíz los intentos de Lamennais, S.S. PÍO IX otorgó el 8 de diciembre de 1864, la Encíclica QUANTA CURA , seguida del SYLLABUS , o catálogo de errores modernos, específicamente y dogmáticamente anatomizados. En Cuanta Cura , el romano Pontífice subrayaba que “ los reinos descansan sobre los fundamentos de la fe “, es decir del principio religioso de la autoridad civil. Lo acentuaba “ en virtud de la institución y del mandato de su divino fundador “. Consiguientemente censuraba la “ falsa y perversa opinión “ de quienes buscan “ destruir la amigable concordia mutua entre el sacerdocio y el imperio que siempre fue tan beneficiosa para la Iglesia y para el Estado “. Concordia cuyo fundamento reposaba en los fines últimos de la potestad civil: “ el poder real no ha sido dado únicamente para el gobierno de este mundo, sino por encima de todo , para la protección de la Iglesia “.Luego no era posible el laicismo. O “ libertad de perdición “- como lo había denominado su antecesor Gregorio XVI- que aplica al Estado “ el impío y absurdo principio del naturalismo “.

Y en el Syllabus condenaba sin atenuantes el Liberalismo , en especial con estas proposiciones anatomizadas:

55. La Iglesia debe estar separada del Estado, y el Estado debe estar separado de la Iglesia.

76.La supresión del poder civil que posee la Santa Sede Apostólica contribuiría mucho a la libertad y prosperidad de la Iglesia.

77.En la época actual no es necesario ya que la Iglesia sea considerada como la única religión del Estado, con exclusión de todos los demás cultos.

79.Porque es falso que la libertad civil de cultos y la facultad plena, otorgada a todos, de manifestar abierta y públicamente sus opiniones y pensamientos sin excepción alguna conduzcan con mayor facilidad a los pueblos a la corrupción de las costumbres de las inteli-gencias y propaguen la peste del indiferentismo.

80. El Romano Pontífice puede y debe reconciliarse y transigir con el progreso, el liberalismo y la sociedad moderna.

El carácter definitorio en doctrina quedaba asentado con estas palabras:

Todas y cada una de las perversas opiniones y doctrinas mencionadas en el presente catálogo, las proscribimos y condenamos en virtud de nuestra Autoridad Apostólica, y queremos y ordenamos que sean tenidas como reprobadas, proscriptas y condenadas para todos los hijos fieles de la Iglesia Católica

Condenación inconmovible; no simple condenación pastoral. Entonces como diría el canónico Sardá y Salvany “ el liberalismo es pecado “. Por otra parte como lo enseñaría S.S.León XIII : “la integridad de la verdad católica no puede en manera alguna compaginarse con las opiniones tocadas de naturalismo o racionalismo, cuyo último fin es arrasar los cimientos de la religión cristiana y establecer en la sociedad la autoridad del hombre independizado de Dios “ ( Inmortale Dei ) En particular, no sería compatible con la integridad de la verdad católica ni el liberalismo extremo, ni el liberalismo moderado, ni el liberalismo –católico( encíclica Libertas, 20-6-1888).Es decir todas esas tendencias ideológicas que ansiaban separa la Iglesia del Estado. Cual lo indicaría S.S.PÍO X, en su encíclica Vehementer Nos:

Que sea necesario separar el Estado de la Iglesia es una tesis absolutamente falsa y sumamente nociva. Porque, en primer lugar, al apoyarse en el principio fundamental de que el Estado no debe cuidar para nada la religión, infiere una gran injuria a Dios, que es el único fundador y conservador tanto del hombre como de las sociedades humanas, ya que en materia de culto a Dios es necesario no solamente el culto privado sino el público. En segundo lugar, la tesis de que hablamos constituye una verdadera concordia entre dos sociedades, la religiosa y la civil. Porque ambas sociedades, aunque cada una dentro de su esfera, ejercen la autoridad sobre las mismas personas, y de ahí proviene necesariamente la frecuente existencia de cuestiones entre ellas…Ahora bien, si el Estado no vive de acuerdo con la Iglesia fácilmente surgirán de las materias referidas motivos de dis-cusiones muy dañosas para entrenabas potestades que perturbarán el juicio objetivo de la verdad, con grave daño y ansiedad de las almas.

Como se advierte, el Magisterio Romano de la Cátedra de Pedro cortó de cuajo cualquier forma de aproximación de los cristianos al espíritu del Mundo Moderno. El citado Papa Santo en su encíclica Pascendi (8-9-1907), arrancó la “ máscara” a esa doctrina “ insidiosa y pérfida “ que tramaba “ desde dentro la ruina de la Iglesia “,definiendo como “ colección de todas las herejías “ al Modernismo. Corriente teológica y filosófica que prodigaba “ estupendas alabanzas al progreso humano “. Y con su carta Notre charge apostolique ( 25-8—1910 ), condenó el movimiento progresista francés de “ Le Sillon “, orientado por Marc Sangnier, que había postulado al democratismo como “ una especie de religión que tendía a sustituir al catolicismo “ El modernismo y el progresismo eran juzgados por la Iglesia como una misma cosa, y como “ un miserable afluente del gran movimiento de apostasía “Se observaba en él : “un error inadmisible y un peligro de enfeudar, por principio , el catolicismo a una forma de gobierno…ese error y ese peligro serán tanto más graves cuando se identifica la religión como un género de democracia cuyas doctrinas son erróneas”, esto es ,: “ como una democracia perversa que atribuye a la sociedad la soberanía del pueblo “ Tal “ agitación tumultuosa y estéril “ era considerada como más dañina cuanto que apela “ al Evangelio interpretado a su manera”, con una “ aproximación blasfema” a un Cristo desfigurado y mutilado “.En suma, que se rechazaba toda “ promiscuidad de católicos y heterodoxos “.

Quienes malgastaron en ese esfuerzo de conciliación con lo inconciliable, desparramaban. La Iglesia reafirmaba su “ derecho de intervenir “ en los asuntos políticos para evitar que se conculcaran “ los derechos de Dios sobre el Estado “( encíclica Ubi arcano Dei, S.S.PÏO XI, 23-12-1922)

Además se recordaba la obligación de los poderes públicos de “ restablecer el Reino de Cristo “. O sea: el poder de Cristo “ sobre todas las cosas temporales “, del cual se deriva el derecho de la Iglesia “ de dar leyes, de gobernar a los pueblos “. No se admitía un resquicio doctrinal para el laicismo.

Y en esta extensión universal del poder de Cristo no hay diferencia alguna entre los individuos y el Estado porque los hombres están bajo la autoridad de Cristo tanto considerados individualmente como colectivamente en sociedad…No nieguen, pues los gobernantes de los Estados el culto debido a la veneración y obediencia al poder de Cristo, tanto personalmente como públicamente, si quieren conservar incólume y mantener la felicidad y grandeza de la patria…Porque la realeza de Cristo exige que todo el Estado se ajuste a los mandamientos divinos “ ( encíclica Quas Primas, de S.S. PÍO XI, 11-12-1925 ).

He aquí el claro sentido de la doctrina política de la Iglesia. Doctrina que “ es obligatoria, ya que nadie puede separarse de ella sin peligro para la fe y para la moral” ( S.S. PÏO XII, alocución al Congreso de Acción Católica Italiana, 29-3-1945 ). Decimos “ política “, y no el usual eufemismo de “ social “, porque, como lo esclareció S.S. PÏO XI, en diciembre de 1927, ése es su terreno propio.

El terreno de la política que mira los intereses de toda la sociedad entera, y que a este respecto es el campo de la más vasta caridad, de la caridad política, del que se pueda decir que ningún otro le es superior, salvo el de la Religión ( Mensaje a la Federación Universitaria Italiana )

No es ,pues la llamada “ cuestión social” ( de patrones y obreros ) la principal. Esa es una visión reductiva de la Doctrina Católica Orgánica- Hernández, Héctor R., Derechos humanos y tomismo. Notas sobre el modo de entender la Doctrina Social de la Iglesia, Bs. As. Cursos de Cultura católica, 1989,ps.1-4-

Desde que : “ninguna actividad humana, ni siquiera en el dominio temporal, puede substraerse al imperio de Dios “ Concilio Vaticano II, Constitución Lumen Gentium ,nº 36 ).Esto es, que no valen los argumentos pseudo – espiritualistas, que , en el decir de S.S. PÏO XII, desearían confiar a la Iglesia “ ciega y muda, en el retiro del santuario “ ( La elevatezza ) .Por lo cual : la obra redentora de Cristo, aunque de suyo se refiere a la salvación de los hombres, se propone también la restauración de todo orden temporal ( Decreto Apostolicam actuositatem, Concilio Vaticano II )

Sintéticamente, con el lema de San PÏO X , un programa simple : OMNIA INSTAURARE IN CHRISTO “ ( Instaurar todo en Cristo ).

Bien,. Si nos hemos visto obligado a establecer esta breve recapitul ación de la muy conocida concepción católica de los fundamentos políticos ( y que cualquiera puede compulsar en Doctrina Pontificia.Doctrina Política. Madrid, BAC, 1958 ) es por una obvia razón .Ella no es otra cosa que la de tener muy presentes tales postulados a la hora de ponerse a examinar la moderna teoría del modernismo o progresismo llamada la “ Nueva Cristiandad “. Tesis cuyas bases echara el notable filósofo tomista contemporáneo Jacques Maritain ( 1882-1973 ).

Asunto que pudo haber quedado resuelto desde el siglo pasado, y que, lamentablemente no lo está. Ya que ,maguer todas las precisiones doctrinales, subsiste en un tipo de mentalidad conciliacionista con el espíritu del Mundo Moderno.. Mentalidad que el filósofo político español Leopoldo Eulogio Palacios describe con la figura de las “ doncellas pudorosas que se casan sin entregarse “. Que, conforme a este escritor, radicaría en el pudor humanista que trata de salvar al hombre contra los derechos de Dios. De un “ humanismo católico ( que ) regatea sus favores a Cristo, coquetea, está siempre disponible, pero nunca acaba por entregarse del todo. Y el que se entrega a medias es el que peor lo pasa, dice una frase ascética, porque no tiene ni los consuelos de Dios ni los del mundo “ –Palacios, Leopoldo Eulogio, El Mito de la Nueva Cristiandad,3ª.ed., Madrid, Rialp, 1957, ps.102,103.-

El Director.