martes, octubre 02, 2007

MASONERIA Y COMUNISMO mueven los hilos del inicuo juicio contra el Padre von Wernich. - El Papa y la masonería.

AMIGOS DE LA LIBERTAD
- Se anuncia por los medios que el 9 de octubre se dictará el fallo contra el Padre von Wernich como Capellán de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, un anuncio sin sentido porque todos vimos y oímos las palabras del presidente Kirchner condenándolo por anticipado.
- Habrá algún ingénuo bajo la capa del sol que pudiere pensar que este tribunal sitiado por las disfrazadas de madres de plaza de mayo y otros compinches podría dar una fallo de inocencia?
- Por supuesto que no, para eso ya gastaron bastante dinero y hasta trajeron gente del exterior para fortalecer el teatro que montaron cual si fuera un coliseo romano para echar el reo a los leones por orden del "emperador".
- La declaración pública que se inserta abajo pertenece al Episcopado de hace unos años pero tiene absoluta y real vigencia.
- Cuando los Obispos suscribieron este documento en febrero 1959, hacía pocos días que en Cuba había asumido un gobierno surgido de una revolución, pero nadie sabía que trás su careta se ocultaban el comunismo y la masonería y que en ese mismo país, años despues se recibiría a comunistas argentinos para aleccionarlos en terrorismo para paralizar a la población y a sus instituciones con el objetivo de tomar el poder y transformar a la nación en satélite de la URSS.
- Esos jóvenes aleccionados en Cuba, lanzaron la guerra y trás una década de luchas y miles de muertos fueron vencidos por las fuerzas armadas argentinas con mandato de su gobierno y beneplácito de su pueblo, pero hoy lamentablemente sobrevivientes y herederos de esa delincuencia subversiva ostentan el poder y han llevado a prisión a más de 300 militares por haberlos combatido con éxito.
- Sus deseos de venganza también se han ensañado con un Capellán policial: el RP. Christian von Wernich. Lo demás ya lo saben ustedes porque en internet hay mucha información al respecto en estas horas cruciales de la consumación de la venganza.
- Los argentinos debemos reaccionar, si no lo hacemos a tiempo, perderemos lo ganado y se nos transformará en esclavos de ideologías superadas en el mundo pero vigentes aquí que buscan la permanente reivindicación.
gm


MAS INFORMACION EN:

MASONERIA Y COMUNISMO: mueven los hilos de este inicuo juicio contra el Padre von Wernich.

October 2 2007 at 11:31 AM
ES SU NATURALEZA





DECLARACIÓN DEL EPISCOPADO ARGENTINO
SOBRE LA MASONERÍA


«El Episcopado Argentino en su Reunión Plenaria, ante las diversas manifestaciones hechas en la prensa por la masonería, se siente en la obligación de hacer una pública declaración en cumplimiento de la recomendación de S.S. León XIII: “Lo primero que procuraréis hacer será arrancar a los masones sus máscaras para que sean conocidos tales cuales son” (Encíclica “Humanum Genus”).


Los Papas, pilotos supremos e infalibles de la civilización, comprendieron el peligro que amenazaba al mundo a través de las sectas y lo señalaron desde la primera hora declarando palmariamente la conjuración satánica que se cernía sobre la humanidad.


Desde Clemente XII, en su Encíclica “In Emminenti” de 1738, hasta nuestros días, reiteradamente los soberanos Pontífices han condenado las sectas masónicas, y el Código de Derecho Canónico señala: “Los que dan su nombre a la secta masónica o a otras asociaciones del mismo género incurren en excomunión” (Canon 2335).


El 24 de julio de 1958 (en la Octava Semana de Formación Pastoral), S.S. Pío XII señaló como “raíces de la apostasía moderna, el ateísmo científico, el materialismo dialéctico, el racionalismo, el laicismo, y la masonería, madre común de todas ellas ”.



--------------------------------Doctrina y fines de la masonería-----------------------------------


El inmortal Pontífice León XIII, en la carta Encíclica “Humanum Genus” –condenatoria de la masonería- al afirmar que “junto al reino de Dios en la tierra, que es la verdadera Iglesia de Cristo, existe otro reino, el de Satán, bajo cuyo imperio se encuentran todos los que rehusan obedecer a la ley divina y eterna y acometen empresas contra Dios, o prescinden de El”, nos advierte que “en nuestros días todos los que favorecen al segundo de estos bandos parecen conspirar de común acuerdo y pelear con la mayor vehemencia, siéndoles guía y auxilio la sociedad que llaman de los masones.


Audazmente se animan –continúa el Papa- contra la Majestad de Dios y maquinan abiertamente y en público la ruina de la Santa iglesia, y esto con el propósito de despojar enteramente a los pueblos cristianos de los beneficios que les granjeó Jesucristo Nuestro Salvador”.


Más adelante dice León XIII: “Entre los puntos de doctrina en que parece haber influído en gran manera la perversidad de los errores masónicos se hallan las enormidades sostenidas por los socialistas y comunistas y los ataques contra la verdadera y genuina noción de la familia cristiana, la cual tiene su origen en el matrimonio uno e indisoluble; y contra la educación cristiana de la juventud y la forma de la potestad política modelada según los principios de la sabiduría cristiana.


Por eso, a ejemplo de nuestros Predecesores, hemos resuelto declararnos de frente contra la sociedad masónica, contra el sistema de su doctrina y sus intentos y manera de sentir y obrar, para más y más poner en claro su fuerza maléfica e impedir así el contagio de su funesta peste. Hay varias sectas –anota el Papa- que si bien diferentes en nombre, forma y origen, se hallan sin embargo unidas entre sí por cierta comunión de propósitos y afinidad entre sus opiniones capitales, concordando de hecho con la secta masónica: especie de centro de donde todas ellas salen y adonde todas vuelven”.


“Su último y principal intento no es otro que el de destruir hasta los fundamentos todo el orden religioso y civil establecido por el cristianismo; levantando, a su manera, otro nuevo fundamento y leyes sacadas de las entrañas del Naturalismo , el cual sostiene que la naturaleza y la razón humana ha de ser en todo maestra y soberana absoluta”.


Luego, el Papa enumera algunos intentos masónicos por los cuales los sectarios “niegan toda divina revelación, atacan con saña a la Iglesia Católica, cuyo deber propio es guardar y defender en incorrupta pureza el depósito de las doctrinas reveladas por Dios; propugnan la separación de la iglesia y el Estado, fomentan el indiferentismo religioso, sostiene la igualdad de todos los cultos, privan a la Iglesia de su libertad, propician la educación laica obligatoria, con exclusión de toda idea religiosa, el matrimonio civil, el divorcio absoluto y el ateísmo de estado” (Encíclica “Humanum Genus”).



----------------------------Medios recomendados en la actualidad por la masonería-------------------------------



En 1958, en la cuarta conferencia Interamericana de la Masonería, realizada en Santiago de Chile, se manifestó que, “La Orden presta ayuda a sus adeptos para que puedan alcanzar altas jerarquías en la vida pública de las naciones”; y luego se desarrolló el temario titulado: “Defensa del laicismo”.


Señalóse a continuación la nueva táctica de la masonería con la que coinciden también las últimas consignas del comunismo internacional.


Los masones deben procurar el laicismo en todos los órdenes y los comunistas la subversión del orden social como terreno apto para sus intentos finales. La consigna es la siguiente: “

Intensificar la campaña laicista por intermedio de los diversos partidos políticos influenciados.

Tratar de apaciguar la alarma de la Iglesia Católica contra la masonería evitando la acción masónica directa.

Incrementar la acción conducente al quebrantamiento de la unidad de los movimientos obreros, para apresurar luego su copamiento.

La masonería y el comunismo persiguen momentáneamente el mismo objeto en América latina; por lo cual debe procurarse la mayor armonía en la acción, sin que aparezca públicamente su alianza”.

Segundo Congreso Internacional por la Fraternidad Universal

Una prueba de todo esto tenemos en el “Segundo Congreso Internacional por la Fraternidad Universal”.


La masonería mundial y el comunismo se aprestan a realizar en la ciudad de Montevideo, el denominado “Segundo Congreso Internacional por la Fraternidad Universal”. Es éste un congreso masónico de inspiración comunista que aspira a hacer servir los fines masónicos de “fraternidad universal” a la expansión del comunismo soviético internacional.


Se realizará este congreso en los días de la próxima Semana Santa (del 26 al 28 de marzo) y se propone aprestarse para “ luchar por la confraternidad humana y la paz del mundo ”. Dos lemas en que ocultan sus perversas intenciones la Masonería y el Comunismo.



--------------------------------------Masonería y Comunismo------------------------------------------


“El Marxismo y la Masonería tienen el ideal común de la felicidad terrestre.

Un masón puede aceptar enteramente las concepciones filosóficas del marxismo.

Ningún conflicto es posible entre los principios del marxismo y de la masonería”: lo afirma el gran Maestre de la Masonería de París.

Para lograr sus fines, la masonería se vale de la Alta Finanza, de la alta política y de la prensa mundial; el marxismo se vale de la revolución en lo social y económico contra la patria, la familia, la propiedad, la moral y la religión.

Los masones cumplen su fin con medios secretamente subversivos; los comunistas con medios abiertamente subversivos. La masonería mueve a las minorías políticas sectarias; el comunismo se apoya en una política de masas, explotando los anhelos de justicia social.



---------------------------------------------A los jóvenes------------------------------------------------



Todo argentino, pero principalmente la juventud, debe saber que Catolicismo y Masonería son términos que se contradicen y excluyen absolutamente como el Cristo y el Anticristo. Y también debe saber que el liberalismo o laicismo, en todas sus formas, constituyen la expresión ideológica propia de la masonería.


Poco importa que muchos liberales no sean masones; hay instrumentos lúcidos e instrumentos ciegos.

Lo importante es que unos y otros colaboran objetivamente en la destrucción de la Iglesia de Cristo y del orden católico de la República.

Lo que mueve toda la acción de la masonería es, en última instancia, el odio a Cristo y a todo lo que lleva su nombre en las almas y en las instituciones humanas. Su objetivo final es la destrucción de lo católico y de todo lo que se fundamenta o inspira en su doctrina.

La Iglesia de Cristo ha presidido todas las funciones de la patria misma. Ella está presente –vigilante y actuante- en todos los hechos trascendentes y decisivos de nuestra historia. Católico es el origen, la raíz y la esencia del ser argentino . Quiere decir que atentar contra lo católico es conspirar contra la Patria.

Más todavía, la disminución de la fe en el pueblo argentino comporta a la vez una disminución de su patriotismo.

De ahí que la defensa de la Fe Católica y la restauración de la Patria en Cristo sea la forma más pura y plena de servir a la Patria. La impiedad masónica, por el contrario, es causa de indiferencia, desprecio y deslealtad hacia la Patria.


---------------------------------------A los padres y madres de familia-----------------------------------------


A los padres y madres de familias cristianas, asociados por Dios a su divina paternidad, que tienen en sus hijos la prolongación de sus vidas, les exhortamos a cuidar celosamente la educación de sus hijos, que son también hijos de Dios.

Frente a las insinuaciones del mal y del engañoso y falso modo de proceder de las sectas, ejerzan la patria potestad y cumplan sus sagrados compromisos contraídos cuando presentaron sus hijos a la Iglesia para que fueran hechos hijos de Dios por el Bautismo.


------------------------------------------------A todos los argentinos----------------------------------------


A cuantos sienten en su pecho el amor a la Patria les señalamos como enemigos de nuestras tradiciones y de nuestra futura grandeza, la masonería y el comunismo que aspiran a la destrucción de cuanto hay de noble y sagrado en nuestra tierra.

Dado en “Villa San Ignacio”, San Miguel, a veinte días del mes de febrero y año del Señor de mil novecientos cincuenta y nueve.


Antonio Cardenal Caggiano, Obispo de Rosario y
Presidente de la Asamblea Plenaria del Episcopado Argentino ;
Fermín E. Lafitte, Administrador Apostólico de Buenos Aires S.P. ;
Nicolás Fasolino, Arzobispo de Santa Fe ;
Zenobio L. Guilland, Arzobispo de Paraná ;
Roberto J. Tabella, Arzobispo de Salta ;
Audino Rodriguez y Olmo, Arzobispo de San Juan ;
Antonio J. Plaza, Arzobispo de La Plata ;
Germiniano Esorto, Arzobispo de Bahía Blanca ;
Juan Carlos Aramburu, Arzobispo de Tucumán ;
Ramón J. Castellano, Arzobispo de Córdoba ;
Leopoldo Buteler, Obispo de Río Cuarto ;
Carlos F. Hanlon, Obispo de Catamarca ;
Froilán Ferreyra Reynafé, Obispo de La Rioja ;
Francisco Vicentin, Obispo de Corrientes ;
Enrique Muhn, Obispo de Jujuy ;
Anunciado Serafini, Obispo de Mercedes ;
José Weimann, Obispo de Santiago del Estero ;
Alfonso Buteler, Obispo de Mendoza ;
Emilio Di Pasquo, Obispo de San Luis ;
Silvino Martínez, Obispo de San Nicolás de los Arroyos ;
Manuel Marengo, Obispo de Azul ;
Enrique Rau, Obispo de Mar del Plata ;
José Borgatti , Obispo de Viedma ;
Agustín A. Herrera, Obispo de Nueve de Julio ;
Miguel Raspanti, Obispo de Morón ;
Carlos M. Pérez, Obispo de Comodoro Rivadavia ;
Jorge Kemerer, Obispo de Posadas ;
Jorge Chalup, Obispo de Gualeguaychú ;
Jorge Mayer, Obispo de Santa Rosa ;
Antonio M. Aguirre, Obispo de San Isidro ;
Alberto Deane, Obispo de Villa María ;
Pacífico Scozzina, Obispo de Formosa ;
José Marozzi, Obispo de Resistencia ;
Juan José Iriarte, Obispo de Reconquista ;
Alejandro Schell, Obispo Coadjutor de Lomas de Zamora
.......................-



compatriota
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Nota completa en:
http://www.laeditorialvirtual.com.ar/Pages/Ratzinger/Ratzinger_02.htm#C7

Declaración sobre la masoneria

Se ha solicitado que se altere el juicio de la Iglesia sobre la masonería por el hecho de que en el nuevo Código de derecho canónico no se hace mención explícita de ésta, tal como se hacía en el Código anterior.

Esta S. Congregación juzga a bien responder que tal circunstancia se ha debido a un criterio redaccional seguido también para las otras asociaciones igualmente no mencionadas por el hecho de estar incluidas en categorías más amplias.

Se mantiene, por tanto, inmutable el juicio negativo de la Iglesia respecto a las asociaciones masónicas, ya que sus principios han sido considerados siempre inconciliables con la doctrina de la Iglesia y por ello la adscripción a las mismas permanece prohibida. Los fieles que pertenecen a las asociaciones masónicas están en estado de pecado grave y no pueden acceder a la Santa Comunión.

No le compete a las autoridades eclesiásticas locales pronunciarse sobre la naturaleza de las asociaciones masónicas, con un juicio que implique la derogación de cuanto ha sido arriba establecido, según el parecer de la declaración de esta Congregación dada el 17 de febrero de 1981.

El Sumo Pontífice Juan Pablo II, en el curso de la audiencia concedida al infrascrito Cardenal Prefecto, ha aprobado la presente declaración, formulada en la reunión ordinaria de esta S. Congregación, y ha ordenado su publicación.

Roma, en la sede de la S. Congregación para la Doctrina de la Fe, 26 de noviembre de 1983.

Joseph Card. Ratzinger
Prefecto

Fr. Jérôme Hamer, O.P.,
Secretario

Imposibilidad de conciliar Fe cristiana y Masonería

Reflexiones sobre la Declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Publicación de L´Osservatore Romano edición en italiano, 23 de febrero de 1985, p. 1.

El 26 de noviembre de 1983 la Congregación para la Doctrina de la Fe publicaba una declaración sobre las asociaciones masónicas. Poco más de un año de su publicación puede ser útil ilustrar brevemente el significado de este documento.

Desde que la Iglesia comenzó a pronunciarse acerca de la Masonería, su juicio negativo sobre ésta ha estado inspirado en múltiples razones, prácticas y doctrinales. La Iglesia no ha juzgado a la Masonería solamente por ser responsable de actividad subversiva en contra suya, sino que desde los primeros documentos pontificios sobre la materia, en particular en la Encíclica Humanum genus de León XIII (20-4-1884), el Magisterio de la Iglesia ha denunciado en la Masonería ideas filosóficas y concepciones morales opuestas a la doctrina católica. Para León XIII se trataba esencialmente de un naturalismo racionalista, inspirador de sus planes y de sus actividades en contra de la Iglesia. En su carta al pueblo italiano Custodi (8-12-1892) escribía: «Recordemos que el cristianismo y la Masonería son esencialmente inconciliables, al punto de que inscribirse en una significa separarse del otro».

No se podía, por tanto, dejar de tomar en consideración las posiciones de la Masonería desde el punto de vista doctrinal, cuando en los años 1970-1980 la S. Congregación mantenía correspondencia con algunas conferencias episcopales particularmente interesadas en este problema, con motivo del diálogo sostenido entre personalidades católicas y representantes de algunas logias que se declaraban no hostiles o incluso favorables a la Iglesia.

Un estudio más a fondo ha llevado a la S. Congregación para la Doctrina de la Fe a reafirmarse en la convicción de la imposibilidad de fondo para conciliar los principios de la Masonería y los de la fe cristiana.

Prescindiendo, por lo tanto, de la consideración del comportamiento práctico de las diversas logias, de la hostilidad al menos en la confrontación con la Iglesia, la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, con su declaración del 26-11-83, ha intentado colocarse en el nivel más profundo y, por otra parte, esencial del problema: esto es, en el plano de la imposibilidad de conciliar los principios, y lo que ello significa en el plano de la fe y de sus exigencias morales.

Partiendo de este punto de vista doctrinal, en continuidad con la posición tradicional de la Iglesia - como lo testimonian los documentos de León XIII arriba citados -, se derivan seguidamente las necesarias consecuencias prácticas, que valen para todos aquellos fieles que eventualmente estuvieren inscritos en la Masonería.

En algunos sectores se ha dado por objetar, respecto de las afirmaciones sobre la imposibilidad de conciliar los principios, que sería esencial a la Masonería precisamente el hecho de no imponer ningún «principio», en el sentido de una posición filosófica o religiosa que sea obligatoria para todos sus miembros, sino por el contrario de acoger a todos, más allá de los límites de las diversas religiones y visiones del mundo, hombres de buena voluntad basados en valores humanos comprensibles y aceptados por todos.

La Masonería constituiría un punto de cohesión para todos aquellos que creen en el Arquitecto del universo y se sienten comprometidos en la lucha por aquellos ordenamientos morales fundamentales que están definidos por ejemplo en el decálogo; la Masonería no alejaría a nadie de su religión, sino por el contrario constituiría un incentivo para un mayor compromiso.

Los múltiples problemas históricos y filosóficos que se esconden en tales afirmaciones no pueden ser discutidos aquí. Después del Concilio Vaticano II ciertamente no es necesario subrayar que la Iglesia Católica alienta una colaboración entre todos los hombres de buena voluntad. Sin embargo, asociarse a la Masonería va evidentemente más allá de esta legítima colaboración y tiene un significado de mucha mayor relevancia y especificidad.

Antes que nada se debe recordar que la comunidad de los «Liberi Muratori» y sus obligaciones morales se presentan como un sistema progresivo de símbolos de carácter extremadamente impositivo. La rígida disciplina del secreto que allí domina refuerza a la postre el peso de la interacción de signos e ideas. Para los inscritos este clima reservado comporta, entre otras cosas, el riesgo de terminar siendo un instrumento de estrategias para ellos desconocidas.

Incluso si se afirma que el relativismo no se asume como un dogma, sin embargo se propone de hecho una concesión simbólica relativista, y por lo tanto el valor relativizante de tal comunidad moral-ritual, lejos de poder ser eliminado, resulta por el contrario determinante.

En tal contexto, las diversas comunidades religiosas a las que pertenecen los miembros de las logias no pueden ser consideradas sino como simples institucionalizaciones de un anillo más amplio e inasible. El valor de esta institucionalización se muestra, por tanto, inevitablemente relativo, respecto a esta verdad más amplia, la cual se manifiesta más fácilmente en la comunidad de la buena voluntad, esto es en la fraternidad masónica.

Aun así, para un cristiano católico no es posible vivir su relación con Dios de una manera doble, es decir, escindiéndola en una forma humanitario-supraconfesional y en una forma interior-cristiana. Éste no puede cultivar relaciones de dos tipos con Dios, ni expresar su relación con el Creador por medio de formas simbólicas de dos especies. Ello sería algo completamente distinto a aquella colaboración, que le es obvia, con todos aquellos que están comprometidos en la realización del bien, aunque partan de principios diversos. Por otro lado, un cristiano católico no puede al mismo tiempo participar de la plena comunión de la fraternidad cristiana y, por otra parte, mirar a su hermano cristiano, desde la perspectiva masónica, como a un «profano».

Incluso si, como ya se ha dicho, no hubiese una obligación explícita de profesar el relativismo como doctrina, aún así la fuerza relativizante de una tal fraternidad, por su misma lógica intrínseca, tiene en sí la capacidad de transformar la estructura del acto de fe de un modo tan radical que no sea aceptable por parte de un cristiano «que ama su fe» (León XIII).

Este trastorno en la estructura fundamental del acto de fe se da, además, usualmente de un modo suave y sin ser advertido: la sólida adhesión a la verdad de Dios, revelada en la Iglesia, se convierte en una simple pertenencia a una institución, considerada como una forma representativa particular junto con otras formas representativas, a su vez más o menos posibles y válidas, de cómo el ser humano se orienta hacia las realidades eternas.

La tentación de ir en esta dirección es hoy tanto más fuerte cuanto que ésta corresponde plenamente a ciertas convicciones predominantes en la mentalidad contemporánea. La opinión de que la verdad no puede ser conocida es característica de su crisis general.

Precisamente considerando todos estos elementos, la declaración de la S. Congregación afirma que la inscripción en la masonería «permanece prohibida por la Iglesia» y los fieles que se inscriben en ella «están en estado de pecado grave y no pueden acceder a la Santa Comunión».

Con esta última expresión, la S. Congregación indica a los fieles que tal inscripción constituye objetivamente un pecado grave y, precisando que los que se adhieren a una asociación Masónica no pueden acceder a la S. Comunión, quiere iluminar la conciencia de los fieles sobre una grave consecuencia a la que deben llegar en caso de adherirse a una logia masónica.

La S. Congregación declara, finalmente, que «no le compete a las autoridades eclesiásticas locales pronunciarse sobre la naturaleza de las asociaciones masónicas, con un juicio que implique la derogación de cuanto ha sido arriba establecido». Con este fin el texto hace también referencia a la declaración del 17 de febrero de 1981, que ya reservaba a la Sede Apostólica todo pronunciamiento sobre la naturaleza de estas asociaciones que implicase la derogación de la ley canónica entonces vigente (can. 2335).

Igualmente, el nuevo documento emitido por la S. Congregación para la Doctrina de la Fe en noviembre de 1983 expresa idénticas intenciones de reserva en relación a pronunciamientos que no coincidan con el juicio aquí formulado sobre la imposibilidad de conciliar los principios de la masonería con la fe católica, sobre la gravedad del acto de inscribirse en una logia y sobre la consecuencia que de ello se derive para el acceso a la Santa Comunión. Esta disposición indica que, no obstante la diversidad que pueda subsistir entre las obediencias masónicas, en particular en cuanto a su postura declarada hacia la Iglesia, la Sede Apostólica vuelve a encontrar en ellos principios comunes que piden una misma valoración por parte de todas autoridades eclesiásticas.

Al hacer esta declaración, la S. Congregación para la Doctrina de la Fe no ha pretendido desconocer los esfuerzos realizados por quienes, con la debida autorización de este dicasterio, han buscado establecer un diálogo con representantes de la Masonería. Pero, desde el momento en que existía la posibilidad de que se difundiese entre los fieles la errada opinión de que ahora ya era lícita la adhesión a una logia masónica, ha considerado como su deber hacer de su conocimiento el pensamiento auténtico de la Iglesia sobre este asunto y ponerlos en guardia ante una pertenencia incompatible con la fe católica.

En efecto, sólo Jesucristo es el Maestro de la Verdad y sólo en Él pueden los cristianos encontrar la luz y la fuerza para vivir según el designio de Dios, trabajando por el verdadero bien de sus hermanos.