martes, octubre 09, 2007

Diaz Araujo.De Martain..

Este Director, considera indispensable presentar del gran escritor y camarada Enrique Díaz Araujo , en su libro : “ MARITAIN Y LA CRISTIANDAD LIBERAL “ , su introducción donde se demuestra perfectamente las “ contradicciones con el cristianismo que es el Liberalismo “

En homenaje a la memoria del Padre Julio Meinvielle.

No os unáis en yunta desigual con los infieles,

¿ Qué consorcio hay entre la justicia y la iniquidad ?

¿ Que concordia entre Cristo y Belial ?.

San Pablo, II Cor. 6, 14-16.

INTRUDUCCIÓN.

Sabemos que Cristo es el “ Hijo de Dios vivo “, como dijo Pedro. Ya sabemos que Pedro es el portero de Cristo; y que él tiene las llaves para abrirnos la puerta del reino, en los cielos y en la tierra. La Roca inquebrantable contra la cual no prevalecerán las puertas del infierno.

Nuestra fe y nuestra esperanza nos permiten confiar en que las puertas del Averno no predominarán en definitiva.

Lo cual, por algún modo, significan que no intentarán aventajar al cristianismo y liquidar la Iglesia. La historia es testigo de ese empeño, que no cejará hasta el final de los tiempos. Con tal propósito, lucharán, sí, los hijos de Caín hasta la Parusía.

Lo han hecho ya, de modo paradigmático, durante la Modernidad. Inventando una y mil formas de desacreditar la Edad de la Fe, la Cristiandad Medieval. Al fin de que los cristianos no se reconozcan en su pasado histórico.

Se trata de una obstinación vana, antiescatológica . Pero no por ello desdeñable. Si la vida del hombre es combate en la tierra, el plantar frente a los Hijos de las Tinieblas , es un buen combate- Digno de los milicianos de Cristo, de los apologistas católicos, de los testigos de la Verdad-

Y una, entre tantas, es esas cosmovisiones contradictorias con el Cristianismo es el Liberalismo.. Aquella noción antropocéntrica que sostiene que el hombre es un fin en sí mismo. Y por tanto, que nada adeudad al orden objetivo de la Creación, ni al orden salvífico de la redención.

Tres siglos de prevalecía, cultural y estatal, dan buena cuenta de la importancia de este enemigo del cristianismo. Perduración actual que nos inclina, por tendencia opuesta, a sobrestimarlos. Porque, para algo, nosotros contamos con la fe.

De ahí que el cardenal Louis Billot nos previniera :

EL LIBERALISMO POSEE LAS LLAVES DE LA MUERTE NO SÓLO PARA ESTA VIDA PRESENTE, SINO TAMBIÉN PARA LA FUTURA- Billot, Louis, El error del Liberalismo. Bs.As, Colección de Clásicos Contrarrevolucionarios Católicos.1978.p.35.-

Es la civilización de la muerte. Contrapuesta a la cultura de la vida, que nos trajo Cristo. Bien entendido esto, tal y como lo aclara: tenemos San Agustín que elegir entre una vida mortal o una muerte inmortal “. Entre la vida en el tiempo , que desemboca en la muerte, o la vida eterna, perdurable fuera del tiempo.. El Liberalismo se cierra a la trascendencia y vive en el y parta el mundo temporal. Sin recordar aquello de Platón de que el Tiempo es el peor enemigo del hombre. Al ser cronólatra el Liberalismo pretende edificar sobre la arena de la clepsidra. Por ello, la futilidad de su proyecto antropológico, que muere a cada instante con el hombre mortal.

Consciente de su condición pasajera, el Liberalismo quiere anonadar a los cristianos, machacando con su triunfo moderno..Ignora que los cristianos disponemos de una Esperanza contra toda esperanza humana. Y como dijera Gilbert K. Chesterton, “ No hay verdadera esperanza que no haya comenzado por ser una esperanza desesperada “ ( Pequeña historia de Inglaterra ). O, como agrega Joseph Pieper : “ De la pérdida de las ilusiones diarias nace la auténtica esperanza “. La Esperanza “ esa cosita de nada “ que mentara Charles Péguy, es la virtud teologal que ,según el Salmo, “ Esperan en el Señor los que le temen “. Los Liberales no temen a la justicia divina y, por lo tanto no pueden entender que los cristianos pertenezcamos, bajo su férula momentáneamente, inaccesibles al desaliento.

Las apuestas, de las que hablara Blas Pascal, están hechas. Aquí, en este tiempo, en ellos. Allá, en todos los tiempos, y para la Eternidad, nosotros .Ya se verá quien gana.

Esto es, sucintamente, el cuadro de la situación.

Deslindados los campos, no cabría equívoco posible.

Sin embargo, no podemos desconocer nosotros que son muchos, tal vez demasiados, los cristianos que se han dejado y se dejan amedrentar por las argucias historicistas del enemigo liberal. Al no cultivar con el cuidado suficiente la virtud de la Esperanza, se sienten perplejos ante el avance constante del Liberalismo. Y se dejan atrapar por el deseo de fabricar utopías que limiten, humanamente las fuerzas del adversario. No mencionamos acá la resistencia debida a tales ofensivas, deber inexcusable del cristiano. Resistir es nuestra primera obligación. Claro está. Pero al modo, y con estilo que aconsejara Don Juan Vázquez de Mella :Cuando no se puede gobernar desde el Estado, con el deber, se gobierna desde afuera, desde la sociedad, con el derecho ¿ Y cuando no se puede, porque el poder no lo reconoce ? Se apela a la fuerza de mantener el derecho y para imponerlo. ¿ Y cuando no existe la fuerza ?.¿ Transigir y ceder ? No, no ,entonces

se va a las catacumbas y al circo, pero no se cae de rodillas, porqué estén los ídolos en el capitolio.

Tales las formas de la resistencia legítima

Mas, no sólito que en los intelectuales brille la valentía. Ni que tengan vocación de mártires. Es más común que prefieran adecuar su pensamiento a los “ ídolos del Capitolio “. Que entreguen al César la moneda que acuñó, junto con los derechos de Dios. Cobardía física o cobardía moral. Y afán de vanagloria. Para que los servidores del pretorio no los persigan y hasta lo premien. Todavía, sin llegar a esos extremos de ruindad, hay cristianos que pecan de ingenuos. Que sueñan con restablecer los puentes que comunicarían la verdad con el error. Olvidando que el abismo que los separa no es de contrariedad, sino de contradicción. Y que las pasarelas que se dibujan en el aire, son puros artificios verbales, no construcciones reales y hacederas. Logomaquias que se diseñan al calor de palabras ambiguas. Ejemplos clásicos de equívocos del lenguaje resultan ser voces como “ Humanismo “, “ Derechos Humanos “, y “ Libertad “. Anfibologías que producen la ilusión de un diálogo entre quienes otorgan a tales expresiones significados distantes y opuestos.

El Liberalismo apaña estos intercambios sofísticos, desde que conviene a sus objetivos el sembrar confusión en el campo cristiano adversario. Divulga la especie de que la Modernidad no sería un mal en sí, sino sólo un malentendido. Conversando , pues , a partir de aquellas indefiniciones se podría hallar una solución pacífica a la controversia abierta entre el Cristianismo y el Mundo Moderno. Luego, como ese cimiento de aguas turbias, se erigiría el monumento al pluralismo y la tolerancia recíproca. Bello ideal que, cual el discurso del método lógico-matemático de René Descartes, contiene un único error: su punto de partida..

Ya que el exclusivo principio consistiría en la carencia de principios; que es precisamente, el cogito, ergo sum “ del Liberalismo.Un diálogo propuesto desde la base de la duda modernista y no sobre la certidumbre cristiana, con el fundamento del subjetivismo inmanentista y no del objetivismo trascendente.

El Liberalismo sustituye a la religión del Verbo Encarnado, por la religión del Hombre Divinizado por sus solas fuerzas naturales y racionales. A tal efecto, emite como mitos la Libertad y el Progreso; hace del culto del hombre y de su “vida “( la terrenal, como única ) el primero de sus ídolos; colocas a la Historia profana como el juez del hombre. Se trata de idolatrías y Fábulas impías y cuentos de viejas que, según el Apóstol de los Gentiles los cristianos debemos desechar ( I Corn.10,14; Ef 4, 19; Tim 4,7 )Aquella concepción antropocéntrica, fundada en el espíritu de la rebeldía ante Dios y el orden querido por ËL, se trasunta públicamente en el Estado Laico , relativista o indiferentista en materias religiosas, cuando no en el ateísmo militante. Si así son las cosas: ¿ de que modo cabría para un cristiano conciliarse con el Liberalismo….

El Liberalismo decía Monseñor Freppel en 1881, se ha caracterizado por la guerra a Dios,, al cristianismo y a la Iglesia “.” Sus instrumentos de combate más estimados han sido el racionalismo, el naturalismo, el laicismo y el secularismo..ñ Que no son inventos suyos, puesto que arrastran detritus de antiguas herejías cristianas. Ya San Agustín en el siglo V ,d de C. ,al atacar el pelagianismo- que subestimaba la gracia divina en beneficio de la libertad natural ( propiedad metafísica de la voluntad, que jamás puede ser el fin del hombre )- , escribía : “ si el caudal de las fuerzas naturales con el libre albedrío, basta para conocer cómo se debe vivir y para vivir bien, entonces Cristo murió en vano; entonces no tiene razón de ser el escándalo de la Cruz “-cit por Caturelli ,Alberto. Examen crítico del liberalismo como concepción del hombre ,en revista Gladius, Bs.As., n 3,1985.p.66-

Desorbitado el radio del libre albedrío el Liberalismo moderno lo instituyó como fin humano, con esa Liberté encabezó su famosa “ Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano “ “ de la revolución Francesa..Proclamación que obtuvo la inmediata condenación eclesiástica. El 23 de abril de 1791, el papa Pío V , expidió un Breve en el que señalaba que aquellos diecisiete artículos eran “ derechos contrarios a la religión y a la sociedad “ ( “ Jura illa religión et societatis adversantia )

Quedaban los terrenos delimitados. Acá el Catolicismo perseguido ; allá el Liberalismo en auge.

( Continuaremos con “ Situación que los católicos…”.El Director.