martes, noviembre 26, 2013

 

Gente&Estilo

Sugerencias: Tranquilidad y buena comida en Ávila

Día 22/11/2013 - 08.06h

La capital abulense es para los foráneos sinónimo de chuletón y de murallas. Ninguna de las dos cosas defrauda, pero la ciudad castellana es mucho más

La capital abulense es para los foráneos sinónimo de chuletón y de murallas. Ninguna de las dos cosas defrauda, pero la ciudad castellana es mucho más. Sobre todo, un destino ideal para pasar un fin de semana para todos aquellos que, viviendo en el centro de la Península, deseen encontrar un lugar cercano, acogedor, hermoso, repleto de historia y, sobre todo, tranquilo, para poder desconectar del ajetreo de la vida cotidiana. Y, por supuesto, un lugar magnífico para aquellos que quieran disfrutar de una estupenda gastronomía a precios relativamente moderados.
«La del Rey, de Los Leales, y de Los Caballeros», según reza el blasón de su escudo, fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1985 por su casco histórico medieval. Destacan en especial sus murallas, que poseen dos tramos visitables —accesibles por la Puerta del Alcázar, Carnicerías y el Puente del Adaja— previo pago de cinco euros y que son una de las protecciones medievales mejor conservadas de toda Europa. El precio incluye una audioguía narrada por la gran Santa abulense Teresa de Jesús, que desgrana al paso del caminante los principales eventos históricos acaecidos en la ciudad.
Tras encaramarse al adarve de las murallas es turno de pasar a conocer la ciudad propiamente dicha. Una buena opción es comenzar la ruta por la Basílica de San Vicente, una de las obras más destacadas del románico español y está categorizada como monumento nacional desde 1882. Siguiendo el lienzo de la muralla hacia el sur bordearemos el cimorro, el particular ábside de la catedral del Salvador que, al estar integrado en el sistema defensivo de la ciudad, más parece el muro de una fortaleza que el de un templo religioso.
Tras superarlo el visitante llega a la puerta —o arco— del Alcázar, que da a la plaza de Santa Teresa. La estructura, formada por dos grandes torreones unidos por un puente, no deja de impresionar, y supone el mejor punto para penetrar al casco antiguo de la ciudad. Una vez dentro, no deberá perderse ni la catedral —considerada el primer gran templo gótico de España— ni el convento y museo de Santa Teresa.

Buen comer

Si tanto paseo le abre el apetito, no desespere. Hay ciudades en donde se come bien y Ávila es, sin la menor duda, una de ellos. Desde el aclamado «El Almacén» hasta los lugares de tapeo próximos al Ayuntamiento, la capital abulense ofrecerán una inmensa variedad de sitios a elegir cuyo plato estrella es, por supuesto, el chuletón. Un lugar muy recomendable para probarlo es «El Buen Yantar» (Calle de Vallespín, 1), donde por 19 euros le servirán un plato que impresiona y hace salivar al más pintado. Sin embargo, para no entrar directamente en materia, podrá calentar el estómago con unas deliciosas patatas revolconas o unas croquetas de matanza.
Sugerencias: Tranquilidad y buena comida en Ávila
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Chuletón de Ávila en El Buen Yantar
A media tarde, si le gusta el dulce, no podrá dejar de probar las archiconocidas Yemas de Santa Teresa, que en Ávila prácticamente pueden encontrarse hasta debajo de las piedras. Elaboradas con yemas de huevo batidas en boles de cobre con una reducción de almíbar, suelen presentarse en barcaletas de papel. Y si a la hora de cenar todavía le queda algo de hueco en el estómago no deje de visitar el «Café Teatro Delicatessen», que aúna cocina rompedora con sabores tradicionales en un decorado que impresiona: toda una ciudad británica, con coches incluidos, dentro de un local que a partir de las doce de la noche se reinventa en una discoteca de moda. A destacar, de entre los pinchos, la hamburguesita de buey de kobe y las tartaletas de queso de cabra, y el menú degustación, que incluye una magnífica selección de carnes de la tierra.
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Aperitivos en «Delicatessen»