lunes, abril 28, 2008

Gelman

Domingo 27 de abril de 2008



Gelman


Ser poeta no exige comprometerse con la verdad. No se es peor poeta por ceder a la mentira. Se es, claro está, peor persona.
Está muy bien, pues, que un jurado que le cree buen poeta haya distinguido a Juan Gelman con el premio Cervantes, y que un rey, el de España, haya esbozado su mejor pasmo admirativo al entregárselo. Pero, más allá del talento que tenga, Juan Gelman sintió que el homenaje que se le tributaba por tejer giros memorables en su idioma le facultaba a tejer también memorables mentiras. Y entonces él, que hace 35 años atizaba y propagaba --como miembro de la organización terrorista Montoneros-- el fuego de la guerrilla en la Argentina, les dijo a sus festejantes que "las heridas abiertas por la dictadura aún lo siguen estando".
Fue la mentira de un anciano que, rodeado de sus nietos, nos supone a todos desmemoriados. Ahora se hace pasar por un viejo bueno, pero cuando incitaba a matar, hace casi cuatro décadas, no hablaba de los derechos humanos.