lunes, septiembre 27, 2010

Publicación artículo: Olviden celebrar los trescientos...

Domingo 26 de septiembre de 2010

Olviden celebrar los trescientos...

Miguel Sarni

Los tanques sin repuestos, las tropas sin transporte o munición, los barcos sin combustible, los aviones que
se caen, todo eso no alcanzaba. Ahora, el actual ministerio de Defensa (MinDef) insiste en eliminar el único
ámbito de formación de las reservas de oficiales las FF. AA., los liceos militares. Sumado al "vamos para atrás"
educativo y desaliento salarial de los oficiales y suboficiales, la falta de reservistas terminaría de perfeccionar un
estado de indefensión nacional: pasaría de agudo a crónico. El estado subsiguiente podría ser terminal.

Los liceos militares son institutos secundarios que funcionan en la órbita de las Fuerzas Armadas, donde se
cursan los estudios de dicho ciclo y, paralelamente, se recibe instrucción militar. Fueron creados a fines de los
años treinta, tomando como modelo institutos similares que existían (y existen) en los Estados Unidos y en
Europa. En los últimos años, desde mediados de los 90, han tenido un proceso de modernización que incluye la
incorporación de la mujer.

Estadísticamente, son pocos los egresados de los liceos que siguen, luego, la carrera militar. Lo importante
para el país es que son civiles con una alta calidad de educación secundaria general, equivalente a la de los
colegios civiles preuniversitarios. Pero, fundamentalmente, son reservas calificadas y rápidamente disponibles
en caso de guerra.

Las FF. AA. modernas están muy capacitadas y educadas a todo lo alto de la cadena de mando, desde el
soldado al comandante en jefe. Lo constatamos amargamente en Malvinas, donde nos derrotó un enemigo
numéricamente inferior, de armamento superior y coraje equivalente, pero muy, muy experto. Aquella guerra
perdida hizo reflexionar a unos cuantos.

Como primer paso de una reforma total, que aboliera el viejo ejército "de masas" y construyera en su lugar un
arma más profesional, más reducida, móvil, educada y de alto nivel técnico, en los 90, hubo cambios drásticos en
la educación de los oficiales y suboficiales. Llegaron el bilingüismo obligatorio, las tecnicaturas, los grados
universitarios. En fin, un esfuerzo impresionante para cambiar un siglo entero de "cultura cuartelera".

Increíblemente, esa iniciativa modernizadora el MinDef la discontinuó a partir de 2005/6. Se entendió (sin
decirlo jamás de frente) que, con tanta ingeniería, tantas relaciones internacionales, tanta administración, tanto
know how técnico, la educación de los oficiales se estaba volviendo, en fin, ¿demasiado civil? Fue el regreso
solapado del prusianismo, el triunfo de un conservadurismo estéril y (a la hora de la hora) perdedor.

Y, ahora, tras semejante (y oculta) demostración de militarismo mal entendido, ¿se quiere desmilitarizar
totalmente la educación en los liceos militares? ¡Qué contradicción total!

En 2006, por disposición del ministerio de Defensa, se decidió la eliminación gradual de los liceos militares,
que funcionan desde 1938, y su traslado a la órbita civil, como paso previo a su disolución. Las nueve escuelas
de educación secundaria con régimen de internado y adiestramiento castrense serían transformadas en colegios
normales, fuera de la órbita de las Fuerzas Armadas.

La medida constituía un atentado contra las libertades individuales, contra la elección vocacional de los
jóvenes y de sus familias, ya que los liceos son pagos y absolutamente voluntarios, sin mayores diferencias con
los establecimientos similares de países como Estados Unidos, Israel, Gran Bretaña o Francia. Los reclamos de
provincias y municipalidades, así como de exalumnos y de padres de actuales cadetes, atajaron la movida.

A principios del corriente año, el MinDef, a través de la subsecretaria de Formación Militar, Sabina Frederic,

A principios del corriente año, el MinDef, a través de la subsecretaria de Formación Militar, Sabina Frederic,
anunció los ejes centrales de la reforma, que tienden a quitar la "formación militar" de los liceos militares,
señalando que el Estado deberá resolver por otros carriles cómo formar las reservas", porque (sic) "la mayoría de
sus egresados no alimenta las filas militares, pero sí desarrollan un espíritu de cuerpo en el que se reconocen
más allá de cualquier actividad civil".

Bueno, debido a que han logrado conservar su calidad educativa a lo largo de casi un siglo, el espíritu de
cuerpo lo tienen también los egresados de muchas buenas universidades nacionales o de colegios
preuniversitarios. ¿Está mal? ¿Y para romper ese espíritu hay que incumplir la ley 19.101 (ley Personal Militar) y
cerrar los liceos? ¿No es mejor asegurarse el republicanismo y la modernidad de su currícula educativa? Para
cambiar el agua de la bañadera, ¿hay que tirar al bebé?

La licenciada Frederic abunda en que "los profesores empezarán a ser designados por concurso", cosa que
se cumple desde 1999, habiendo alcanzando la titularización el 70% del total de su cuerpo docente, algo que no
sucede en algunas nacionales, que ya pasan de la treintena de años de designaciones arbitrarias.

Dice, también la, licenciada que "se afianzará el vínculo con las universidades". La ley de Educación Superior
permite a las universidades e institutos superiores la posibilidad de mantener o crear centros educativos de
niveles inferiores al superior. Para el caso del Ejército, el Instituto de Enseñanza del Ejército (IESE) modificó su
estatuto, con el objeto de lograr la inserción de los liceos (resolución del ministerio de Educación Nº 986/95).
Asimismo, los requerimientos que para el ámbito universitario fija la CONEAU (Comisión Nacional de
Acreditación y de Autoevaluación) llevaron a los liceos a implementar procesos de mejora de la calidad
educativa.

"El objetivo de los liceos militares es formar civiles que luego integrarán la reserva, no militares. Se trata de
niños y adolescentes ", expresó la licenciada Frederic, para justificar una reducción drástica de la carga horaria
militar y del uso de armas. En un país donde el retroceso educativo cundió tanto, ¿no vale la pena que algunos
colegios secundarios sigan siendo de excelencia? Si no los conservamos, ¿cómo vamos a reconstruir los demás,
el día que haya un relanzamiento educativo en serio del país, digamos un Plan Sarmiento II?

Peor aun, el ministerio de Defensa sólo admite que los liceístas hagan uso de armas en el último semestre.
Inicialmente, iban a ser calibre .22. Ah, y además, neumáticas. Aquí había hasta un desconocimiento supino de
las armas sobre cuyo uso se dictaminó. Las armas de aire comprimido suelen fabricarse en los calibres 4,5 y 5,5
milímetros, son más juguetes para chicos grandes que medios de defensa y no preparan a nadie para el uso de
armamento de fuego; y menos, moderno. Las armas calibre .22 LR sí son de fuego, pero ir a la guerra con algo
de tan baja potencia es, por supuesto, suicida. Ahora, el MD lo modificó por cal. 7.62.

De todas maneras, será suicida para los soldados (acaso los hijos de quienes lean este artículo) que deban
ponerse al mando de un oficial de reserva cuyo único y somero entrenamiento y práctica de tiro se cumpla en el
último año del semestre final.

"Si vis pacem, para bellum" (si quieres la paz, prepárate para la guerra), decían los romanos, cuyo Estado
logró un récord importante de duración y estabilidad. La Argentina cumple 200 años como república, de los
cuales ya lleva casi una década en creciente indefensión, en un mundo cada vez más armado.

Lo dicho: no alcanzaba con helicópteros que no vuelan, cazas canibalizados como repuestos, fábricas de
fusiles y cañones cerradas, munición para pelear 24 horas. Ahora, hay que dejar al país sin oficiales de reserva.

Por esta vía, olvídese de celebrar los 300 años.

---

Miguel Sarni es general de división (RE), ingeniero militar y ex rector del IESE. Escribió el libro Educar para este
siglo.

© Copyright "Diario La Nueva Provincia S.R.L.". Prohibida su reproducción total o parcial sin expresa autorización.