lunes, septiembre 27, 2010

Asociación Justicia y Concordia - Viaje a Resistencia-Corrientes

 Visita a Resistencia y Corrientes

Estimados amigos de Justicia y Concordia:

            Fuimos, nomás. Costó unificar las fechas por los problemas de cada uno y la necesidad de coincidir con el juicio a nuestros militares, pero finalmente se pudo hacer.

Los viajeros “aéreos” fueron: Alberto Solanet, Mariano Gradín, Eduardo Bieule, Hugo Esteva, Jorge López, Jorge Milano, Oscar Vigliani y Carlos Bosch, mientras que en ómnibus llegaron Diana Neuman, Emilio Hardoy y Rodolfo Milano.

Cumplimos con creces los objetivos del viaje. No por nuestras habilidades sino gracias a la formidable organización de nuestros anfitriones: Juan Demarchi, Cnl. Benjamín de la Vega, Tcnl. Raúl D. Fernández y Comandante My. Ramón A. Ferro, convocados –desde Buenos Aires- por el Cnl. Horacio Guglielmone, cuya eficiencia y entrega destacamos. Gracias a la planificación y al apoyo logístico de todas estas personas, que previeron nuestra división en grupos diferentes, pudimos visitar cárceles, jueces, camaristas, Obispo, audiencia judicial, Colegio de Abogados, y estar presentes en entrevistas radiales y televisivas.

Impresionante demostración de cómo debe organizarse un viaje.

La base de operaciones fue el hotel “Covadonga” (Resistencia),  muy agradable, adonde nos buscaban y llevaban los cuatro hombres que dedicaron todas sus horas de los dos días a esta tarea.

            En una audiencia del juicio denominado “Margarita Belén” (TOF Resistencia), tomamos contacto con los procesados: Cnl Athos Gustavo Renes; Cnl. Jorge Carnero Sabol; Cnl. Horacio Losito; Cnl. Ricardo Reyes; Tte. Cnl. Aldo Martinez Segón, Tte. Cnl. Germán Riquelme; My. Jorge Simoni y Tte. Primero Luis Patetta.

            A uno de los jueces, un Dr. González, lo habíamos visitado previamente tres de nosotros. Nos recibió con amabilidad, lo que no obstó para que nuestro presidente le pusiera de resalto con toda claridad, desde el comienzo, la prevaricación en la que está incurriendo la justicia en general en esta materia, desde los jueces de la Corte hasta ese tribunal. Escuchó silencioso e incómodo, pero sin abandonar la actitud de hombre bien educado.

            Ya en la audiencia, integrado el tribunal por este juez que no abrió la boca, la presidenta, una mujer manifiestamente volcada a favor de la acusación pese a sus grandilocuentes y poco convincentes frases relativas a su objetividad, dirigidas manifiestamente a nosotros, que ocupábamos notoriamente los lugares más visibles de la sala.

            La “masacre” de Margarita Belén fue una emboscada de las fuerzas guerrilleras a un camión del ejército, combate que terminó con 12 guerrilleros muertos. La acusación quiere probar que no murieron en combate y que hubo otros desaparecidos.

             Presenciamos dos declaraciones: una de un individuo que en el 2006 había manifestado una cantidad de detalles en contra de los militares y que ahora, para desesperación de la acusación y de la presidenta del tribunal,  se desdijo prácticamente de todo e incurrió en varias contradicciones groseras, con lo cual es obvio que su testimonio no sirve para nada. El otro testigo, un médico que fue llamado por la policía para revisar a los guerrilleros muertos, quien pese a los desesperados intentos de la querella por hacerlo caer en alguna contradicción, mantuvo su posición objetiva y científica, de la cual resultó que todos murieron en combate y que en aquella oportunidad inspeccionó los cuerpos con toda libertad sin que nadie intentara influir sobre él.

Antes y en el intermedio entre ambos testimonios nos acercamos a los detenidos para saludarlos y conversar con ellos. Nos recibieron con inmensa alegría. Dejaron en nuestro ánimo la misma impresión que cuando visitamos a nuestros presos de aquí. Hombres ejemplares de quienes emerge a raudales un temple ejemplar y contagioso, un coraje a toda prueba y la presencia de ánimo y hombría frente a la adversidad que uno desearía para los hijos.

También asistimos a una audiencia del TOF de Corrientes en la causa “Lucio Caballero” y  brindamos nuestro aliento a los prisioneros.


            La organización de nuestros anfitriones no falló en un solo detalle. Idas y vueltas de cada uno de los grupos entre Corrientes y Resistencia, entre hotel, tribunales, cárceles, Colegio, televisiones y radios y casas de amigos, todos llevados y traídos permanentemente sin abandonarnos nunca.

            Ya nomás al llegar el avión a Resistencia –esto gracias a un cliente, amigo de Bieule- tuvimos una entrevista televisiva en el aeropuerto mismo.

            E. Bieule, Solanet y  H. Esteva se esmeraron en las cinco  entrevistas radiales y televisivas. Fue muy importante la presencia de Hugo Esteva, quien como médico explicó la barbaridad de que estos hombres estén presos en cárceles, señalando que si el “príncipe consorte” hubiese estado en Marcos Paz cuando tuvo el reciente accidente vascular, no contaba hoy el cuento. En una de las entrevistas radiales Bieule y Esteva se trenzaron con el periodista, que era abogado  y predispuesto en contra de  los militares presos, lo que tornó la entrevista un tanto más áspera que las restantes, pese a lo cual pudo exponerse claramente la misión de la Asociación y la función de los médicos, que fue explicada por Esteva con precisión. 

La visita al Obispo de Corrientes, Monseñor Andrés Stanovnik, nos dejó una excelente impresión por su amabilidad y coincidencias, no  así la efectuada al presidente de la Cámara Federal de Resistencia, Dr. Aguilar,  otro respetuoso oyente de nuestros reclamos pero nada más.

Al atardecer del miércoles y luego de visitar al Rector de la Universidad de Corrientes y al amable pero prescindente presidente del Colegio de Abogados de esa Provincia, tuvo lugar la conferencia en el Colegio mencionado, a cargo de Alberto Solanet, cuyo texto se adjunta. Hablamos frente a unas sesenta personas. Diría que el público era en general gente nuestra. Faltaban más abogados del lugar.

La noche del miércoles fuimos recibidos en casa de la familia Demarchi. Allí estaban las mujeres, amigos y parientes de los valientes cautivos. Corrió el buen vino y la buena comida. Y al despedirnos Carlos Bosch comenzó, por las suyas, animado por don Hugo Esteva, a entonar, sin aviso ni preparación alguna, la marcha de San Lorenzo. Todos los presentes aunaron sus voces con entusiasmo y emoción, hombres y mujeres, terminando con un fuerte ¡viva la Patria! en manifiesto recuerdo de los soldados cautivos.

El jueves nos presentamos en la Sociedad de Rural de Corrientes: recibidos por su presidente, Sr. Meabe, afloraron claras coincidencias sobre valores comunes.

También visitamos a las autoridades  del Colegio de Magistrados de Corrientes que, sin abrir juicios, escucharon respetuosamente nuestra prédica.

La tarea culminó con una conferencia en un amplio salón del Hotel Covadonga en la que, luego de una introducción de Alberto Solanet, hablaron Oscar Vigliani -poniendo el acento en los fundamentos que demuestran la demolición del orden jurídico por el accionar político y judicial en perjuicio de los hombres de armas perseguidos- y Hugo Esteva, que sostuvo  que el régimen carcelario al que se encuentran sometidos los prisioneros no está diseñado para atender a una comunidad de presos cuya edad promedio supera los 65 años, destacando que, conforme bibliografía nacional y extranjera, el riesgo de accidentes cardiovasculares, neurológicos, infecciosos, etc., se incrementa notablemente en personas mayores de esa edad, a lo que se suma, en el caso, la gravísima imposibilidad de urgente evacuación y atención en centros médicos dotados de los medios necesarios, circunstancias susceptibles de provocar muertes u otras severas consecuencias evitables (desde la reapertura de los juicios han fallecido en cautiverio 116 prisioneros).

Los eventos tuvieron amplia difusión periodística local.

Fuimos despedidos el jueves a la noche con un regio asado en la casa del Cap. Angel Spada, en un fraternal clima propio de quiénes comparten el orgullo de haber asumido un noble compromiso con la Patria.

                                                 Mariano Gradín
                                                    Secretario